- 187 casos recogidos de deportaciones ilegales de la Unión Europea a Serbia y Bosnia en junio
- En junio están registrados los casos de 187 personas de diversas nacionalidades que fueron deportados de forma ilegal desde un país de la Unión Europea (Eslovenia o Croacia) hacia Serbia o Bosnia. En muchas ocasiones son familias enteras con menores. En algunos de los casos hay violencia y robo de pertenencias.
- En uno de los casos, una niña de Iraq acabó con el codo dañado y escayolado (un doctor en Bosnia, tras la deportación dijo, sin realizarle Rayos X, que podría tener el hueso fracturado) a causa de que su padre cayó sobre ella tras un fuerte empujón de un agente croata en una deportación, según el relato de la familia.
Como la No Name Kitchen hace cada mes, ha publicado su Reporte mensual de violencia policial fronteriza contra personas refugiadas y migrantes. Esta actividad la realiza ahora de la mano de sus socios Border Violence Monitoring. El informe recoge los diversos casos conocidos de violencia que los voluntarios y voluntarias van conociendo en su día a día de vida en la frontera.
Concretamente, hay 187 casos de personas de todas las edades y grupos diferentes: desde familias hasta hombres solteros y menores no acompañados. Los encuestados llegan de una amplia variedad de países como Irak, Siria, Palestina, Afganistán, Irán, Pakistán y Argelia, por nombrar algunos, como explican voluntarios de la No Name Kitchen y Border Violence Monitoring.
Aquí el relato de uno de los casos recogido por la No Name Kitchen y Border Violence Monitoring: Pegados a la frontera de Bosnia, en la montaña como es lo común y durante la noche, el grupo de policías que ejecutó la deportación desde la frontera con Eslovenia, dividió al grupo de 8 hombres de Iraq y de Siria. Un hombre del grupo se cayó al suelo. El encuestado pudo escuchar a su amigo gritando, pero dijo que no podía hacer nada para ayudarlo. Durante dos minutos, los cuatro oficiales golpearon al hombre que se cayó con porras y varas de descargas eléctricas. Finalmente lo dejaron ir y se unió al resto de su grupo en el lado bosnio de la frontera.
Como se puede observar en la extensa recopilación de relatos que la No Name Kitchen recoge desde otoño de 2017 y comparte con otras grandes organizaciones que defienden los Derechos Humanos, esta es una práctica común. Hay que recordar que estas deportaciones son ilegales. Se les deniega a las personas la oportunidad de pedir asilo. Y en ocasiones viene acompañada de violencia y del robo de las pertenencias de la persona deportada.
Primero, la No Name Kitchen quiere recordar que cuando las personas cruzan la frontera de Bosnia a Croacia, con el objetivo de seguir a algún país de Europa Occidental, es porque esta supone la única alternativa que se les da a las personas refugiadas, desde los Balcanes para poder hacer una petición de asilo formal: llegar a un país de Europa Occidental y allí hacer la petición in situ. No existen vías legales ni seguras para ello.
En diversas ocasiones, autoridades de Croacia han afirmado que los moratones y fracturas de huesos que las personas presentan en sus cuerpos, cuando vuelven deportadas a Bosnia, son probablemente producidas por las propias personas refugiadas. Indicando que entre ellas se pelean o que se autolesionan para acusar a las autoridades croatas.
La No Name Kitchen, como organización presente en Bosnia desde Mayo de 2018 y en Serbia desde Febrero de 2017, y siendo testigos día tras día, de los cuerpos dañados de las personas tras deportaciones ilegales, sabe que no es así.
Pero en este mes de junio hubo un testigo, externo a las asociaciones humanitarias, que presenció una deportación e hizo público lo que vio. Como indica el informe de la No Name Kitchen junto con Border Violence Monitoring, “The incident took place in the mountains of Risnjak, in the forested region in between Rijeka and Karlovac. The text provides a unique, first hand account of Croatian police using the mountain range as a base for «hunting» groups attempting to transit through Croatia. Furthermore, the letter offers a valuable insight into the methodology of Specijalna Policija patrolling this region, corroborating the many testimonies of such violence gathered in BiH”.
En un artículo publicado por uno de los testigos , un grupo de personas refugiadas se aproximó a unos montañistas a pedir agua porque tenían mucha sed. En ese proceso, aparecieron dos policías armados en escena. “Llegaron (los agentes) con porras y gritando, ‘acostaos en el suelo’ en inglés y comenzaron a golpearles (a los migrantes). Los migrantes comenzaron a correr y los agentes comenzaron a disparar con pistolas por encima de sus cabezas”. Para la No Name Kitchen, ese relato se ajusta a muchos tantos otros que llevamos tiempo escuchando de la boca de refugiados y migrantes, tras ser deportados a Bosnia y a Serbia.
Sobre No Name Kitchen
La No Name Kitchen es una organización conformada íntegramente por personas voluntarias que desde febrero de 2017 está presente en los Balcanes cubriendo las necesidades de primera necesidad de miles de personas refugiadas y migrantes abandonadas en un limbo legal a las puertas de la Unión Europea, tras haber escapado de sus países en guerra.
Además, una de las tareas más importantes es la de denunciar públicamente las irregularidades que se ejercen contra las personas en tránsito, a las que se les despoja de derechos. A diario somos testigos de violencia contra personas refugiados y de atentados varios a sus derechos y lo hacemos público para que nadie olvide lo que sucede frente a la frontera de la Unión Europea.