Por Jorge Molina Araneda
El Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz sostiene en su El precio de la desigualdad que el 90% de los niños que nacen pobres mueren pobres, por más esfuerzo o mérito que hagan. Como contrapartida, el 90% de los niños que nacen ricos mueren ricos, independientemente de que hagan mérito o no para ello.
Siguiendo a Stiglitz, la desigualdad se perpetúa desde la guardería hasta la universidad debido a que una cantidad ingente de personas no ha estudiado en institutos secundarios que les prepare para ingresar a universidades de élite, y no han concurrido a dichos centros porque antes no fueron a los colegios adecuados; de la misma manera, no fueron a esos colegios porque antes no acudieron a una enseñanza preescolar idónea y tampoco a las guarderías necesarias. Lo anterior está relacionado con la segregación geográfica y con la cada vez más creciente desigualdad económica. Luego surge la interrogante respecto de cómo la mayoría de los estudiantes podrá adquirir las competencias académicas, metodológicas, sociales y técnicas para desempeñarse correctamente en una sociedad basada en el principio meritocrático.
De acuerdo a la economista Andrea Repetto (2012), en Chile el apellido tiene un poder predictivo relevante en los ingresos, amén la estratificación social es persistente. En otras palabras, hay una cierta movilidad social pero con techo.
El estudio Desigualdad, segregación y resultados educacionales (2014) del Centro de Estudios Públicos (CEP), realizó un cruce entre los datos de remuneraciones promedio de los trabajadores y los puntajes Simce según la estación del metro en que se viva, encontrando estrechas correlaciones entre el lugar donde se vive, el grupo socioeconómico de pertenencia y los resultados académicos.
La meritocracia que no considera el contexto social como condicionante del esfuerzo de cada persona para alcanzar sus objetivos, logra en definitiva la consolidación del statu quo, paralizando, de esa forma, la movilidad social.
De acuerdo a la socióloga francesa y docente de la Universidad de Chile, Emmanuelle Barozet, con el golpe militar de 1973 y la posterior dictadura, el neoliberalismo consagró el ideal del esfuerzo individual como forma de conseguir privilegios. No obstante, según esta académica, “la meritocracia es una ilusión en muchas partes del mundo. Si uno ve a la gente de la parte baja de la escala social, esa gente puede esforzarse lo que quiera, y no siempre conseguirá lo mismo que a los que les ha ido bien”.
El doctor en sociología Matías Cociña señala que:
-Un sistema meritocrático tiene el problema de que tiende a generar escenarios en que los ganadores se llevan todos los premios.
-Una sociedad organizada en torno a la idea de meritocracia corre el riesgo de erosionar las bases democráticas de la convivencia. En The Rise of Meritocracy, el protagonista expresa “hoy francamente reconocemos que la democracia no puede ser nada más que un anhelo, y tenemos un gobierno no tanto del pueblo, sino de las personas más inteligentes”.
Por otra parte, Christopher Hayes resume la Ley de hierro de la meritocracia: La desigualdad generada por un sistema meritocrático crecerá lo suficiente como para trastocar los mecanismos de movilidad. La desigualdad de resultados hace imposible la igualdad de oportunidades.
Para finalizar, y pensando que la educación formal puede generar cierta movilidad social ascendente, ¿cuánto cuesta estudiar en algún colegio de élite, vedado por su altísimo costo económico a la gran mayoría de los estudiantes chilenos, que obtiene destacados puntajes en la PSU? (cifras publicadas en Publimetro el año 2017)
Cambridge: el costo de la matrícula del estudiante que ingresa a kinder es de $281.000 y la cuota de incorporación es de $616.258.
Cordillera y Tabancura: matrícula de $401.920. La cuota de incorporación para un estudiante de kinder es de $2.441.522. La mensualidad se eleva a los $314.569.
Itahue de Chiguayante: matrícula cercana a los $289.000. La cuota de incorporación de un niño que ingresa a kinder es de $509.083. La mensualidad por diez meses tiene un costo de $289.373.
Albamar: la colegiatura mensual es de $241.444, al igual que la matrícula. La cuota de incorporación se elevaría a $1.205.172.
Grange School: la cuota de incorporación asciende a los $4.823.044, a lo que hay que sumar $133.900 más por concepto de gasto administrativo de admisiones. La matrícula es de $321.536 y la mensualidad alcanza los $626.995. En total, el gasto por incorporar a un niño en kinder es de $11.414.156.
Colegio Alemán de Concepción: el valor de la matrícula y la mensualidad es de $290.000, mientras que la cuota de incorporación asciende a $1.330.000.
La Girouette: cuota de incorporación de $1.607.681 y matrícula de $203.000. La mensualidad para quienes ingresan en prekinder es de $302.100, mientras que la colegiatura en 3º y 4º año de enseñanza media alcanzaría los $445.400 mensuales.
Lincoln Internacional Academy: cuota de incorporación de $3.215.528 y matrícula cercana a los $322.000. En tanto, la colegiatura asciende a un poco más de $396.000 mensuales.
Más que meritocracia, nuestro sistema depende completamente del poder del dinero.