El 208º aniversario de la Declaración de Independencia de Venezuela y la presencia en Nápoles de representaciones diplomáticas acreditadas ante la República Italiana, la Santa Sede y la FAO, representan una valiosa oportunidad para dar fe, en el contexto de las relaciones internacionales, de que las autoridades bolivarianas y socialistas promueven el multilateralismo, la primacía de las Naciones Unidas y la «diplomacia de paz», el papel que desempeña el sistema de derechos humanos en la promoción de un entorno internacional acorde con el progreso económico, social y cultural de las naciones y capaz de crear espacios cada vez más eficaces para dar forma concreta a los principios de paz, justicia y autodeterminación.
Con la presentación del Concierto de la «Orquesta Sinfónica de los Barrios Españoles de Nápoles«, inspirado a su vez en «El Sistema» creado en Venezuela por el maestro José Antonio Abreu y conocido por la breve inscripción «System Abreu», se conmemoran ya 208 años de la proclamación de la Declaración de Independencia Venezolana de la República Bolivariana de Venezuela, lo que es, además, un espacio ideal para reconectar la experiencia revolucionaria, ya que siendo a la vez bolivariana y socialista, una de sus inspiraciones más marcadas es la unidad inextricable de los derechos civiles y políticos y de los derechos económicos y culturales, bajo el lema de «todos los derechos humanos para todos y para todas». Desde este punto de vista, la misma experiencia histórica y cultural del «Sistema Abreu» es un testimonio apasionante.
El «Sistema Abreu» es de hecho un modelo pedagógico musical y una de las experiencias de formación musical más importantes del mundo. Consiste en la introducción a la música de niños y niñas, desde la infancia, en ensambles colectivos, partiendo de tres principios: la participación libre y gratuita, que permite el surgimiento de talentos y la emancipación de los más pobres; la inclusión, especialmente en el sentido de promover la participación, el diálogo intercultural y el desarrollo de las diferentes habilidades; la libertad expresiva que, frente al apoyo de las autoridades bolivarianas, permite al sistema sacar a relucir el talento y la creatividad. El sistema fue también una base de la formación de grandes músicos, desde Gustavo Dudamel, ahora director de la Filarmónica de Los Angeles, hasta Diego Matheuz, que, a su vez, es también el director de orquesta. Casi un millón de niños y niñas han participado en las actividades del programa desde el comienzo de su historia.
Este es uno de los muchos objetivos que veinte años de experiencia, de gobierno y de movilización popular, representados por el proyecto bolivariano y socialista, han logrado alcanzar. Las bases de datos de los organismos internacionales (esencialmente los organismos especializados de las Naciones Unidas y el PNUD) ofrecen una representación clara de la evolución del sistema de derechos humanos en el contexto del proceso bolivariano: A partir de 1999, la esperanza de vida al nacer ha aumentado de 72 a 75 años, la tasa de escolarización, en relación con la escuela primaria, ha aumentado al 97%, la tasa de alfabetización en general ha superado el 97%; la tasa de trabajadores pobres está por debajo del 16% y la tasa de desempleo se sitúa en torno al 8%; el índice de desarrollo humano, que se situaba en torno al valor de 0.68 en 1999 se sitúa en torno al valor de 0,76, situando a la Venezuela bolivariana en el puesto 78 de los 190 países del mundo. Aunque la guerra económica, el bloqueo económico y financiero, la continua amenaza de violencia y descontento, avivada por las fuerzas del imperialismo, para desestabilizar y empobrecer a Venezuela, no dejan de hacer sentir sus efectos, la política de protección social sigue siendo una de las «estrellas polares» de la estrategia bolivariana, y la Venezuela bolivariana se confirma al mismo tiempo, desde 2005-2006, como un país libre de analfabetismo y libre de hambre (FAO).
La columna vertebral del sistema bolivariano de protección social sigue estando representada, hoy en día, por una de las más brillantes intuiciones chavistas, el sistema de misiones socialistas: los programas gubernamentales, gestionados conjuntamente con las autoridades locales y las articulaciones sociales y comunitarias, de inclusión social y protección social (bienestar). La Misión Robinson y la Misión Sucre se encargan, respectivamente, de la alfabetización y la formación de adultos. Misión Mercal proporciona subsidios alimentarios en el marco de las políticas de soberanía alimentaria del país. La Misión Barrio Adentro construye el sistema de salud local y comunitario. La Gran Misión Vivienda Venezuela está a punto de entregar tres millones de viviendas de calidad y a precios accesibles para los más pobres. La Misión Zamora es la misión de redistribución agrícola (reforma agraria y redistribución de la tierra). La Misión Cultura Corazón Adentro promueve programas culturales en defensa de la cultura de las comunidades locales. Las Misiones dan así contenido a la justicia social, a la lucha contra la pobreza y a la educación.
208 años después de la Declaración de Independencia de Venezuela, estamos hablando de un experimento, que ahora está tomando forma en el proceso bolivariano y socialista, en el que se hace eco del viejo lema de José Martí, «con todos y para el bien de todos»: en nombre de los derechos humanos y de la participación popular, no por casualidad, hoy más que nunca, bajo el ataque de aquellos que quieren, con intentos de golpe de Estado y una verdadera guerra económica, revertir los resultados.
Traducción del italiano por Nicole Salas