Por Howard Richards*
Dos de los problemas del mundo que son obstáculos que impiden las soluciones de muchos de los otros son el desempleo masivo (al que se puede agregar el empleo precario y mal pagado) y el deterioro de los delicados equilibrios de la biosfera.
Nadie sabe realmente cómo resolverlos, ni mucho menos cómo resolverlos sin perder instituciones que ya están funcionando razonablemente bien y sin causar otros problemas tan malos o peores. Pero hay dos principios que creo que (en conjunción) es probable que su aplicacion los resuelvan, resumidos por Gavin Andersson como organización ilimitada. www.unboundedorganization.org También pueden llamarse buena voluntad y comprensión estructural.
Buena voluntad simplemente significa que la gente quiere resolver los problemas. Tienen actitudes prosociales. Significa que la intención colectiva de la sociedad, y la intención de las personas que la componen, es acabar con el desempleo y vivir verde y por lo tanto en forma sostenible. Más genéricamente, la meta es satisfacer las necesidades humanas en armonía con la naturaleza. Expresado en términos de respetar los derechos humanos que ya se acordaron en papel, pero no se implementaron en la práctica (como vivienda, agua potable, empleo, etc.), significa un comportamiento más impulsado por vocación y misión. Significa vidas con propósito e instituciones socialmente responsables, a diferencia de solo buscar el propio interés personal. Significa que todos tenemos el deber de hacer realidad los derechos humanos, no solamente el gobierno.
Una hipótesis que estoy considerando es que tener una actitud prosocial debe ser parte de la definición de salud mental. Y debe ser parte de la definición de una buena educación. Aristóteles ya definía la educación como esencialmente ética: una persona bien educada encuentra placer en la virtud. Una persona mal educada encuentra placer en el vicio.
Sugiero que nuestros problemas principales están a medio camino de resolverse, si podemos identificar e implementar metodologías para aprender valores pro-sociales. Estas metodologías podrían incluir la promoción de la salud mental, la práctica de la religión en sus versiones prosociales y la phronesis (sabiduría) de Aristóteles. Si todos, o casi todos, tienen una personalidad cariñosa y están comprometidos a respetar los derechos humanos, entonces estamos en el buen camino. Hemos fijado como meta social incluir a los excluidos. Queremos ajustar nuestros estilos de vida personales a lo que la física, la química y la biología nos dicen que debemos hacer para que la vida en este planeta (que puede ser el único planeta en el cosmos que tiene vida) continúe.
Históricamente, muchas, la mayoría o quizás casi todas las metodologías de formación de buena voluntad han sido prácticas espirituales. El biólogo David Wilson define la espiritualidad como prácticas que crean virtud. En el presente y en el futuro, posiblemente la psicología y la educación van a poder lograr la educación moral mediante la formación de la virtud (es decir, la formación de buenos hábitos) con métodos que no se etiquetarían como «espirituales».
La segunda mitad del camino hacia soluciones para el desempleo masivo, la pérdida de un entorno capaz de sustentar la vida y otros problemas cruciales (como los problemas de la tierra y la raza en Sudáfrica) es la comprensión estructural. Si la gente entiende por qué persiste el desempleo masivo, y por qué el crecimiento incompatible con la sostenibilidad se ha convertido en un imperativo económico, y si hay suficiente buena voluntad, es probable que las personas desarmen las causas de estos problemas. Las respuestas a las preguntas «por qué» generalmente se refieren a estructuras (moléculas, células, etc. en las ciencias naturales; reglas y roles en las ciencias sociales). Un enfoque estructural también podría llamarse post-colonial e histórico. Es poscolonial porque reconoce que los humanos han creado muchas culturas con muchas estructuras sociales diferentes. No hay nada eterno o inherentemente superior en las estructuras occidentales modernas que fueron impuestas al resto del mundo por el colonialismo. La organización ilimitada es histórica porque entiende que las instituciones disfuncionales (es decir, las estructuras disfuncionales) así como las instituciones funcionales son productos de la historia. En su mayor parte no fueron creados por nadie que ahora vive.
La gente compartirá su excedente (como lo han prescrito las grandes religiones durante siglos) para financiar soluciones dignas para los desempleados cuando entienden las estructuras. Específicamente: cuando entienden que es estructuralmente imposible que los ingresos de las ventas de productos financien el empleo de todos quienes necesitan un buen trabajo. Quienes son redundantes en el mercado de trabajo son muchos. En el futuro van a ser más.
Hay una gran diferencia entre quienes creen que el desempleo es pasajero, que afecta a poca gente y que es culpa de los mismos desempleados, por un lado; y por otro lado quienes comprenden que es una consecuencia de las estructuras sociales vigentes, y que en el futuro va a ser más y no menos.
El compartir será una consecuencia de la comprensión estructural y la buena voluntad, si existen suficiente de ambos. Este es el caso del comportamiento voluntario impulsado por un sentido de vocación y misión en la vida, y también el caso de ser obediente a las leyes como las leyes que requieren el pago de impuestos como buen ciudadano que sepa cumplir su deber. En ambos casos –el caso voluntario y el caso obligatorio—la comprensión estructural y la buena voluntad conducen a conductas que hacen económicamente posible la inclusión de quienes el mercado excluye.
En forma semejante, el crecimiento ecológicamente insostenible dejará de ser un imperativo económico. ¿Por qué? Porque la acumulación sin fin de cada vez más capital dejará de ser la condición previa necesaria para que funcione la maquina económica que produce el pan diario del pueblo. La combinación de buena voluntad y comprensión estructural tiende a hacer visible la multitud de opciones que hay: Una economía plural puede (y ya lo hace en cierta medida) movilizar una variedad de motivaciones e instituciones para realizar el trabajo del mundo. En un futuro mejor, más que ahora, las actividades constructivas que proporcionan a la gente ingresos y dignidad (como plantar árboles, música, arte, deportes y ciencia …) se financiarán con transferencias de excedentes. Esto es especialmente cierto teniendo en cuenta los enormes excedentes generados por las tecnologías de Microsoft y Facebook (las fortunas de Gates y Zuckerberg) y otras fortunas que serán generadas por otras tecnologías de avanzada, muchas de las cuales ya están en vías de desarrollo. En fin, la economía puede ser, como debe ser, para servir a las personas. No al revés.
También se debe tener en cuenta, como observo en Chile y como J.L. Coraggio ha observado en Argentina, que hay partes del mundo donde muchas personas de escasos recursos normalmente necesitan pagos de transferencia provenientes de los excedentes sociales relativamente modestos. Satisfacen la mayoría de sus necesidades de maneras ya a su alcance (como cuidarse mutuamente cuando están enfermos, empleo precario de varios miembros de una unidad doméstica estable, construcción de sus propias casas y las de los vecinos, jardinería, mini negocios …) Una comunidad unida y bien organizada puede solventar mucho, dejando al apoyo de afuera el papel de ser garantía del bienestar sin dañar la dignidad. De hecho, para satisfacer las necesidades de identidad, amor, seguridad física contra violencia y autoestima, los recursos que los pobres ya tienen suelen ser más relevantes que las inversiones de capital a gran escala que suelen ser de gran peso cuando se calcula tanto la huella ecológica como el crecimiento del PIB.
La comprensión estructural también muestra cómo salir de un círculo vicioso. El círculo vicioso es que cada vez que la economía se estanca (y para los pobres siempre se estanca); o sea, siempre cuando la economía crea pocos buenos empleos y deje a muchas personas varadas sin ingresos, la respuesta de la política oficial es proporcionar más incentivos para los inversionistas que financian las empresas con fines de lucro. El resultado es que las vidas de las personas se vuelven aún más dependientes físicamente de las decisiones de los inversionistas a gran escala de lo que ya eran; requiriendo una dosis aún mayor de incentivos aún más antisociales la próxima vez.
Realizar acciones positivas a la luz de la comprensión estructural puede, en principio, iniciar un círculo virtuoso. La creación de valor compartido a nivel de grandes organizaciones, combinada con una mayor confianza en sí misma y mayor resiliencia a nivel de barrios pobres, puede significar que la próxima vez que se produzcan una crisis se pueda abordarla con más imaginación y sabiduría, con más transferencias de excedentes de parte de aquellos que tenemos más de lo que necesitamos a aquellos que tienen menos de lo que necesitan. Con la construcción de cohesión social y costumbres de apoyo mutuo, habrá menos necesidad de otorgar aun mas privilegios a inversionistas para conseguir inyecciones urgentes de inversión de capital privado a gran escala. Habrá menos necesidad de préstamos, y menos tentación de tomar medidas monetarias que producen excesos de inflación. Habrá menos presión para subir las ganancias y bajar los sueldos para conseguir inversiones indispensables. Subir los privilegios del capital para ‘impulsar la economía’ en cualquier caso, suele no cumplir con la entrega de los beneficios sociales que promete la teoría económica ortodoxa (positivista, no estructural). Las causas estructurales negativas suelen superar las intenciones buenas de las políticas públicas. Aquellas causas estructurales negativas que los gobiernos suelen no poder derrotar incluyen la fuga de capitales, la amenaza de fuga de capitales, la reubicación de la industria en busca de salarios más bajos (la revolución ubicacional estudiada por Jeffrey Winters), la insuficiencia crónica de la demanda efectiva y la crisis fiscal del estado. Esta última, la crisis fiscal del estado (bien analizado por Jürgen Habermas) se debe a las enormes y costosas responsabilidades de los estados actuales –tienen que gastar en infraestructura y mucho más para atraer inversiones, y a la vez están obligados a tratar de cumplir con los DDHH sociales– mientras sus ingresos son limitados principalmente a los impuestos. El peor de los males del fisco es que los impuestos están limitados por la competencia fiscal para atraer inversiones. El estado no tiene mas remedio que cobrar IVA y libreta a los pobres porque no se atreve a cobrar a quienes tienen el poder de retirar sus inversiones y paralizar el país. A estas alturas aproximadamente la mitad de los estados del mundo ya tienen deudas a todas luces impagables. La palabra ‘estructural’ cobra mayor significado aquí porque no se tratan de problemas que los parlamentos o los ciudadanos votantes pueden resolver por legislar.
Un enfoque moderado estructuralmente informado, que a la vez hace lo posible al interior de las estructuras que hay y toma medidas para cambiar las estructuras (notablemente educar para fomentar las actitudes pro sociales y la comprensión estructural) no significa renunciar a la igualdad como ideal. No significa conformarse con la extrema desigualdad de hoy. Significa aprovechar de la viabilidad estructural de asegurarnos de que todos puedan vivir con dignidad y comodidad en armonía con la naturaleza, tomando medidas con esta finalidad factibles y relativamente poco controvertidas.
Además, los pasos factibles que organizan y empoderan a los vecindarios, las cooperativas, los trabajadores y mini emprendedores aumentan (no disminuyen) las perspectivas de avanzar en ideales más generales y abstractos, como la igualdad de oportunidades. Son pasos hacia, no alejándose de, la reducción de la desigualdad a niveles defendidos por filósofos como Philippe Van Parijis y John Rawls (es decir, hacia solo aquellas desigualdades que incentivan el comportamiento que beneficia a los más pobres y a todos).
Otro punto que el realismo debe tener en cuenta es que algunos de nosotros creemos que la población humana de la tierra tiene que estabilizarse o disminuirse. No tenemos pruebas sólidas de que los optimistas ecológicos estén equivocados. Quizás, aunque no lo creamos, el crecimiento de la población puede seguir para siempre sin límite. Sin embargo, sí tenemos una respuesta para quienes dicen que debemos seguir aumentando la población humana porque el crecimiento de la población es necesario para el crecimiento económico. La respuesta es que cuando la ecología choca con la economía, es la economía la que debe cambiar.
La comprensión estructural nos salva de culpar a las personas por nuestros problemas. La principal causa de la extrema desigualdad y el desempleo masivo no es la codicia. Son las reglas del juego económico que a veces se resumen como ‘el mercado’. El imperativo del crecimiento que condena al medio ambiente es también el resultado de la evolución histórica de las estructuras sociales. No es el resultado del plan deliberado de nadie para destruir la vida en el planeta tierra. La economía funciona como funciona porque la historia le dio la estructura que tiene.
El propio Marx señala que las estructuras dominan y anulan las intenciones humanas. En el prefacio de la primera edición de Capital, escribe que no sirve para nada que los capitalistas como su amigo Friedrich Engels tengan buenas intenciones. Las estructuras (Verhältnisse) obligan a los capitalistas a hacer lo que tienen que hacer para competir en los mercados. Lo que tienen que hacer es explotar a los trabajadores.
La observación de Marx no lleva necesariamente a conclusiones drásticas. Su observación también sugiere un principio general para una política pública moderada. De hecho, es una política que es seguido por el actual gobierno chileno de centro-derecha y fue seguido por su antecesor socialista de centro-izquierda. La política es la cooperación público-privada. De varias maneras los gobiernos y también las ONG están trabajando con capitalistas y poseedores de riqueza que voluntariamente contribuyen a resolver problemas sociales y ecológicos. El entendimiento estructural puede entrar en las mentes tanto de ricos como de pobres. En ambos casos se ve la necesidad (y por lo tanto el deber ético) de compartir la riqueza. Deja abiertas diferentes formas de lograr la transferencia de recursos desde donde sobran hasta donde faltan. Una forma de lograrlo es a través de políticas públicas que compensen el fenómeno observado por Marx: a saber, los capitalistas con buena voluntad que comparten la riqueza, por ejemplo, subiendo salarios o financiando hospitales, siendo castigados por sus virtudes. Son castigados por las estructuras sociales. (Por supuesto, como Platón fue uno de los primeros en ver, no hay manera de ver dentro de las almas de las personas para aprender si la buena voluntad profesada es sincera; pero, por otro lado, como lo enseña la psicología moderna, no hay nada que ganar y mucho para perderse suponiendo a priori que la naturaleza humana es tal que toda buena voluntad es una farsa.)
Un enfoque que ve las causas fundamentales en las estructuras, más que en personas o clases de personas, y por eso busca consensos por educación, no significa abandonar ideas como las de Thomas Piketty para aumentar los impuestos sobre las herencias, la riqueza y los altos ingresos, a fin de financiar la dignidad de los excluidos. No significa abandonar la promoción de cooperativas, el desarrollo de las economías de los territorios, ni el del sector público. Por otro lado, tampoco significa ignorar la investigación que favorece las políticas liberales, como los hallazgos de Gary Becker de que los funcionarios públicos que supuestamente están sirviendo al interés público a menudo sirven a sus propios intereses privados. Significa complementar acciones de cambio de estructura relativamente moderadas con acciones de cambio de estructura relativamente drásticas en alguna combinación apropiada. Significa hacerlo con cautela, pluralismo, creatividad, educación, e investigación científica. Significa aprender de prototipos y pilotos antes de lanzar cambios masivos, etc.
En fin, mi segundo punto general (siendo el primero educación prosocial, y el segundo comprensión estructural) observa que las bibliotecas llenas de investigaciones positivistas no están mostrando a la humanidad cómo resolver sus problemas. Muestran regularidades cuantitativas observadas que requieren explicaciones. No las explican. Para explicar la sociedad hay que partir de las reglas y los roles que la organizan.
No es una excusa para dejar de pensar e imaginar y luchar que el socialismo realmente existente, ya sea en sus versiones planificadas centralmente o en sus versiones socialdemócratas, no funcionó. Tampoco podemos concluir del hecho que el neoliberalismo tampoco funciona, que el veredicto de la ciencia es que nada funciona. Un enfoque más constructivo recomienda utilizar una ciencia realista para analizar los poderes causales de las estructuras naturales y sociales que producen los problemas fundamentales, y trabajar con todas las partes interesadas en el diseño de soluciones.
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