Aunque traer de vuelta a Libia a las 53 personas a bordo del Sea-Watch, como ordenó el gobierno italiano, constituye una violación de las normas internacionales que imponen su traslado a un refugio seguro (y Trípoli no lo es, al igual que Libia, desgarrada por la guerra civil, no es un país seguro), Salvini ha descrito el rescate de migrantes como un «acto de piratería por parte de una organización ilegal».
Sin embargo, la propia portavoz de la Comisión Europea, Natasha Bertaud, quien afirmó que «todos los buques con bandera europea deben seguir las normas internacionales y las normas sobre búsqueda y rescate en el mar, lo que significa que deben llevar a las personas a un puerto seguro. La Comisión siempre ha dicho que estas condiciones no existen actualmente en Libia».
El barco de la ONG se encuentra actualmente a unas 16 millas de la isla de Lampedusa, definida como el refugio seguro más cercano.
A la espera de que la situación se desbloquee, como ha ocurrido siempre en los últimos meses, una oferta de ayuda viene de Alemania: «Si es necesario, estoy dispuesto a enviar autobuses para recoger a estas personas», dijo el alcalde de Rottenburgs, anunciando junto con otras ciudades alemanas, entre ellas Berlín, su voluntad de acoger a las 53 personas rescatadas por la Sea-Watch.
Traducción: Ana Gabriela Velásquez Proaño