Como ReCrear, Red de Educadores Creativos y Rebeldes, estamos en la permanente reflexión de lo que consideramos que debería enfrentar hoy la educación. Coincidimos en que estamos en un momento de gran crisis, no sabemos el para qué educamos, hacia dónde va hoy la necesidad de formación de niñas, niños y adolescentes porque tampoco imaginamos cómo será nuestro futuro en términos de oficios y profesiones.
Hoy, en Chile, se abre el debate porque el Ministerio de Educación quiere eliminar las asignaturas de Historia y Educación Física de los dos últimos años de escuela y dejarlas como optativas, sumando “Ciencias para la Ciudadanía” y “Educación Ciudadana”, entonces inmediatamente se levantan las voces de que no se pueden sacar, que deben ser obligatorias.
Pero, nos preguntamos: ¿es este realmente el problema? ¿Se ha profundizado en la crisis real? ¿Se ha pensado si las asignaturas por separado son la forma de que los niños tengan aprendizajes significativos? ¿Por qué no se revisa un currículum transversal, que considere al aprendizaje por interés y no por disciplina por separado?…
Es más, si profundizamos en las disciplinas por separado, también están en crisis en sí mismas. Es decir, la historia es fascinante, comprender los procesos, los aportes y avances que ha hecho el ser humano, aprender de los errores, analizar por qué llegamos a donde estamos, descubrir seres humanos ejemplares para tenerlos como referentes, en fin. Sin embargo, a muchos adolescentes les matan las ganas de aprender historia por que se entregan sólo datos. Sería maravilloso que ellos mismos investigaran, compararan, relacionaran, se identificaran con personajes, imaginaran el futuro tomando los elementos humanizadores de la historia, en fin.
Con respecto a la Educación Física, si bien, hay profesores que hacen un aporte a sus estudiantes, la enseñanza que se entrega tanto en la formación profesional como la escolar, está ligada a la tradición prusiana que siempre ha modelado nuestra educación.
El modelo educativo de la Educación Física actual, es arcaico, con lineamientos de antaño que ofrecen un movimiento motriz mecánico, militarizado, que obedece a una ejecución preestablecida, en donde el aprendiz debe copiar un modelo de movimiento, independiente a sus posibilidades, a las emociones, sentimientos y sensaciones, que se generan al explorar el propio cuerpo. La clase de educación física es el único espacio para conectarse con el movimiento, es una oportunidad. Es por esto que nos planteamos ¿Qué es lo realmente importante en el conocimiento y aprendizaje del movimiento humano? ¿Como vemos el cuerpo en la escuela?
Estas preguntas nos llevan a confirmar que lo que recibimos como educación del cuerpo, no es suficiente, más bien deficiente.
Más que dejar educación física como optativa, en lo que debería estar el Ministerio de Educación es en que esta asignatura debe transitar hacia una «Educación Corporal», que una el desarrollo de las habilidades motrices junto con la conciencia del propio cuerpo en un espacio y tiempo, que interactúa constantemente con los estímulos externos que movilizan las sensaciones y emociones que habitan nuestro ser. Por eso es tan importante que cada individuo tenga la posibilidad de conocerse y apropiarse de su propio cuerpo, para luego, desde esa plenitud y seguridad, desarrollar y aprender movimientos más complejos.
Desde una conciencia corporal nace una conciencia de existencia, de aprendizaje, de valorar al ser humano, en donde el amor, cuidado y respeto por el propio cuerpo, se refleja en la relación con otros cuerpos diversos.
Si pensamos en que la mayoría del tiempo se está sentado, con un cuerpo inmóvil frente a una pizarra, sin la posibilidad de aprender cómodamente ¿Cómo podemos permitir que la educación y el movimiento no se relacionen?
Sin historia, no tenemos memoria, registro, ni conciencia de los hechos históricos relevantes que ha creado la sociedad que tenemos y que vendrá. Sin artes ni movimiento, perdemos el contacto con nuestra sensibilidad, con nuestra expresión, con nuestra creatividad y, sobre todo, con la interacción social entre pares, ya que el juego, por ejemplo, es una herramienta tremendamente efectiva, para potenciar a los futuros ciudadanos y su aprendizaje.
Sin juego, sin arte, sin historia, vamos hacia la omisión del pensamiento y opinión, al sedentarismo del alma, a la deshumanización… Todo lo contrario de lo que nosotros como red planteamos en nuestro quehacer educativo.
En realidad, nuestra reflexión va más allá de las asignaturas como se conciben hoy, tiene relación con la crisis desde dónde se enseña, las creencias que operan atrás, porque la historia, las artes y la educación física son disciplinas tremendamente importantes para el desarrollo integral, pero ese no es el tema, sino que cuál es el propósito de la educación hoy, cuál es su dirección, cuáles son los seres humanos del futuro y qué necesitan aprender, incluso dónde necesitan aprender: ¿en las escuelas? ¿Con tecnología? ¿En grupos de estudio? ¿En educación en casa? ¿En pequeñas escuelas libres?… ¿Se va a aprender cada disciplina por separado? ¿Se asumirán las disciplinas desde la profundidad que cada una aporta? ¿Se va a trabajar en base a proyectos que integran diversas disciplinas? ¿Todo será obligatorio? ¿Todo será optativo y los estudiantes eligen por interés?
No sabemos y no lo sabremos hasta que no comprendamos que el paradigma de hoy no pone al centro al ser humano, sino que a los resultados y, por ende, al dinero. Este es un paradigma que debe quedar en el pasado y debemos construir, tomando lo mejor de nuestra historia y mirando hacia el futuro, un paradigma que le de sentido humano a la educación, que entregue herramientas para que las y los alumnos descubran su vocación y puedan realizarse en un mundo que considere que cada ser viene a la Tierra, con una misión irrepetible e intransferible.
Hoy más que nunca, tenemos al servicio de la educación estudios que nos orientan hacia diversas posibilidades de enseñar, aprendizajes desde la experiencia y la importancia del otro en esta bella dinámica de construcción. En el actual escenario, simplemente estamos ante un gran desafío, pues tenemos a los seres humanos encerrados y sentados horas frene a un pizarrón, mientras se van durmiendo los sueños y perdiendo las vocaciones por falta de oportunidades.
Somos muchas y muchos los que queremos un cambio de paradigma en educación, para ello se hace inevitable reorientar nuestro quehacer hacia lo que necesita realmente la humanidad, un cambio que debe irse generando dentro de las mismas aulas, con docentes que se atrevan a mostrar sus ideas y compartir las experiencias. Los grandes cambios sociales siempre han nacido en las crisis, cuando se despiertan las necesidades profundas y se encuentran en la convergencia de la diversidad.
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