La radiación emitida por los agujeros negros podría crear moléculas orgánicas y alimentar la fotosíntesis, posibilitando la vida, según creen algunos investigadores.
En la búsqueda de las zonas de habitabilidad —regiones en las que el flujo de partículas desde estrellas es suficiente para mantener el agua en el estado líquido, requisito necesario para la vida—, un grupo de astrónomos puso la vista en los llamados ‘núcleos galácticos activos (NGA), discos de materia que giran alrededor de los agujeros negros supermasivos (SMBH, por sus siglas en inglés), siendo unos de los objetos más brillantes del universo.
Previamente, se consideraba que el área alrededor de los NGA es totalmente inhabitable porque la enorme radiación emitida por los NGA despojaría a los planetas de sus atmósferas en un breve plazo.
“Se hablaba mayormente sobre los efectos perjudiciales [de los agujeros negros]. Queríamos reexaminar cuán negativa es la radiación”, indicó Manasvi Lingam, principal autor del estudio realizado en la Universidad de Hardvard (EE.UU.) y publicado recientemente en la revista Astrophysical Journal.
Se hablaba mayormente sobre los efectos perjudiciales [de los agujeros negros]. Queríamos reexaminar cuán negativa es la radiación”, indicó Manasvi Lingam, principal autor del estudio de la Universidad de Hardvard (EE.UU.).
Los modelos hechos con computadora indicaron que las zonas de habitabilidad galácticas deben extenderse a unas distancias considerables.
¿Hay vida en otros planetas?
Así, Sagitario A, agujero negro en el centro de nuestra Vía Láctea, es capaz de crear compuestos orgánicos en los cuerpos celestes a 140 años luz y alimentar la fotosíntesis a 1109 años luz. Por su parte, la distancia mínima necesaria para que en un planeta pudiera aparecer vida es de unos 100 años luz.
Aparte de eso, es probable que la vida activada por los agujeros negros en los planetas que se mueven cerca del centro de nuestra galaxia haya podido ya desarrollarse hasta la forma bacterial.
“Si se supone que las tasas de evolución molecular y especiación son similares en otros mundos, las fases activas de algunos SMBH pueden durar el tiempo suficiente para permitir el desarrollo de al menos la fotosíntesis anoxigénica”, reza el estudio.
“Al observar lo que sabemos sobre la Tierra, se sugiere que tal vez los efectos positivos parecen extenderse sobre una región más grande que los negativos. Eso fue sorprendente”, comentó Lingam.
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