… según, Caddy Adzuba, congoleña y Príncipe de Asturias de la Concordia 2014.
También dieron testimonio en la misma línea, dentro de ACAMPA Coruña 2019, la colombiana y superviviente a violencia sexual Jineth Bedoya y la somalí de Kenia, Asha Ismail, que lucha por la erradicación de la mutilación genital femenina, de la que fue víctima.
Para Adzuba, las necesidades consumistas del primer mundo (teléfonos móviles, ordenadores, coches eléctricos…) son la raíz de todos los problemas de su país, el Congo. Su riqueza es la razón de que ella, con 37 años, no haya conocido la paz en su tierra. “Es una guerra económica; en el Congo hay una planificación para exterminar a las mujeres, nuestro cuerpo es el campo de batalla, porque entorno a las mujeres giraba toda la economía del país, la agricultura y la educación estaba en sus manos, el comercio…”. “Hay que matar a las mujeres para hacerse con esa economía”. “Vuestro placer– refiriéndose a las necesidades de consumo del cobalto por parte de los países desarrollados- es nuestra desgracia”. “Nos violan, introducen granadas, botellas de plástico ardiendo y cuchillos en nuestras vaginas, usan a nuestros niños como esclavos, matan a los hombres… todo por hacerse con ese mercado”.
La periodista colombiana, Jineth Bedoya, superviviente de violencia sexual, amenazada desde hace 19 años, explicó cómo hubo de transformar su tragedia en fuerza para ayudar a otras mujeres víctimas del uso de la violencia sexual como arma de guerra. La puesta en marcha de su iniciativa No es hora de callar ha permitido que 7.000 mujeres estuvieran acompañadas en el proceso de denuncia de las violaciones ante la Justicia colombiana.
La somalí de Kenia, Asha Ismail lleva 30 años tratando de que Europa conozca la realidad de la mutilación genital femenina, que se practica cada día en muchos países del continente africano. Víctima de esta práctica a los cinco años, es la promotora de Save a girl, save a generation, la iniciativa con la que pretende salvar a las mujeres africanas de esta agresión que las marca de por vida. Es, insistió, una forma más de violencia contra la mujer y “hay que trabajar en Europa y también allí, que las propias mujeres africanas entiendan que es una agresión”. Ismail anunció que además de trabajar en la prevención, su organización está impulsando la apertura de una casa de acogida en Nairobi para estas víctimas. “Hay que conseguir romper con la idea de que la niña africana nace y crece para servir al hombre”.
Por último, la siria Maya Al-Rahabi destacó que las mujeres de su país son doblemente víctimas en la guerra que asola su tierra, tanto del régimen, como de los grupos musulmanes o el Isis. «En la actualidad, 8.000 mujeres están presas”, recordó.