Taiwán hizo historia el pasado 17 de mayo cuando su legislatura votó la implementación del matrimonio del mismo sexo, con lo que se convirtió en el primer país de Asia en hacerlo. Sin embargo, la nueva ley solo extiende limitados derechos de adopción a las parejas del mismo sexo.
La votación del 17 de mayo sobre el matrimonio del mismo sexo incluyó un punto particular sobre la adopción que se concede como derecho, pero solamente si el niño adoptado es hijo biológico de uno de los miembros de la pareja. Esto significa que no todos los niños que crecen en hogares con padres del mismo sexo se beneficiarán de la protección legal completa de ambos padres.
Las familias arcoíris salen lentamente de la clandestinidad y se diversifican
El término LGBTQIA+ es un concepto genérico que reúne a varios grupos con identidad e intereses propios, y que tienen visibilidades distintas dentro de la gran comunidad LGBT. Uno de estos grupos se reconoce como familias arcoíris y se refiere a parejas que tienen o se han planteado tener hijos. En muchos países, la oposición a las leyes del matrimonio del mismo sexo se origina, en gran parte, en las opiniones religiosas sobre el matrimonio/a que afirman que un niño necesita a un padre y una madre para la crianza.
Independientemente de las leyes existentes, la práctica religiosa o las costumbres sociales generales, las familias arcoíris existen de varias maneras en todo el mundo. Las cifras son difíciles de obtener dada la falta de protección jurídica en la mayoría de los casos y el deseo de ser protegido de la homofobia. Por ejemplo en el Reino Unido, hay mas de 10 000 familias arcoíris, mientras en Estados Unidos las cifras rodean los 200 000.
Global Voices ha entrevistado a Cindy Su, directora general de la Alianza Taiwanesa para los Derechos de la Comunidad LGBT, quien dijo que en Taiwán:
Una prueba anecdótica nos deja ver que antes la mayoría de padres del mismo sexo eran mujeres. Ahora, en cambio, los papás gays van emergiendo y equilibran las cifras.
Andrew (nos pidió utilizar un pseudónimo) es de Taiwán, se identifica como gay y, actualmente, está intentando en tener un hijo con su marido a través de un vientre de alquiler. Recientemente se unió a la Defensa de los Derechos de las Familias LGBT, creada en 2005 con la función de apoyar a los padres, actuales y futuros, del mismo sexo. Explica por qué los gays están considerando la paternidad, cada vez más:
En Taiwán, como en otros países, hay tres maneras para que parejas del mismo sexo tengan hijos: custodia de hijos biológicos de una relación heterosexual anterior, fecundación in vitro (FIV), y cada vez más, maternidad subrogada o vientre de alquiler. Hasta 2015, la mayoría de madres subrogadas procedía del suroeste de Asia, pero algunos países de la región han empezado a prohibir esa práctica.
A pesar de los signos alentadores de una creciente tolerancia hacia la paternidad LGBT, cada paso en el camino hacia la plena aceptación requiere valor y no todos están dispuestos a salir públicamente.
Según Cindy Su:
Andrew cree que todavía hay hombres que huyen del reconocimiento público:
«La verdadera pregunta es si los hombres empiezan sus propias familias mientras ocultan su orientación sexual o la dan a conocer. Paradójicamente en algunos casos, los hombres se convierten en padres sin revelarlo, o sin estar en pareja.»
Él mismo pide anonimato por su bajo perfil general en línea, aunque su familia, sus amigos y en el trabajo ya están informados. Explica:
«Cada hogar LGBT enfrenta diferentes niveles de riesgo cuando se dan a conocer y tiene diferentes preocupaciones por ser más visible en la sociedad actual. Esto puede estar relacionado con una salida parcial, o una aceptación familiar que depende de un acuerdo tácito de discreción.»
La batalla legal no ha terminado para las familias arcoiris
En 2000, Yeh Yung-Chih, de 11 años, fue asesinado dentro su escuela presuntamente por otros estudiantes que lo intimidaban. La conmoción por su brutal muerte llevó, cuatro años después, a la creación de la ley de educación para la igualdad de género (性別平等敎育法), que a lo largo de los años extendió sus disposiciones a la educación sobre LGBTQIA+ y la educación sexual inclusiva de género.
Este video cuenta la historia de Yeh Yung-Chih:
En noviembre 2018, en un referéndum se pidió a los ciudadanos taiwaneses su opinión sobre diez preguntas, una de las cuales era la aplicación del aspecto homosexual de la ley de educación sobre la igualdad de género en las escuelas primarias y secundarias. Dos tercios de los electores votaron en contra.
Pregunté a Cindy, que tiene hijos, y a Andrew, que está esperando uno, acerca de sus preocupaciones por un hijo con dos padres del mismo sexo que crece en una sociedad donde las familias heterosexuales siguen siendo la norma.
Según Cindy, la situación requerirá una larga lucha:
«En la escuela, el plan de estudios ha introducido diferentes sexualidades e identidades de género sin hacer hincapié en las familias arcoíris. Además, la oposición quiere eliminar este tipo de educación de las escuelas. Estamos muy preocupados y sabemos que es un desafío que tendremos que enfrentar.»
Andrew cree que un fuerte apoyo fuera de la escuela puede proteger a su futuro hijo:
«Nos damos cuenta de que nuestro hijo va a crecer como una “minoría”. Por lo tanto, haremos todo lo posible para ser totalmente abiertos sobre sus orígenes, nuestra homosexualidad y el impacto que puede tener en su vida. Nuestro círculo íntimo nos apoya totalmente y se compone de personas con diferentes puntos de vista sobre la sociedad. Esto creará una burbuja para el niño y le permitirá cuestionar o refutar los comentarios que podría enfrentar fuera.»
Con respecto a la educación sexual del mismo sexo en las escuelas, también hablé con Jay Lin, miembro fundador de la Coalición de Igualdad Matrimonial de Taiwán y padre de dos niños de tres años. Está de acuerdo en que se necesitan más esfuerzos:
«Los resultados del referéndum niegan a los niños educación del mismo sexo en primaria y secundaria. No existe una protección constitucional para este tipo de educación, por lo que tendremos que presionar y comunicarnos más con la población en general, incluyendo a muchos padres preocupados y mal informados, sobre por qué esta educación es necesaria. También podemos hacerlo a un nivel micro, hablar con padres y maestros, y persuadir al resto de la población de que esto es bueno para todos los niños para que sean más conscientes de ellos mismos y sus compañeros.»