Por Tim Phillips.-
Lant Pritchett, economista y profesor en Harvard, propone una receta radical contra el suicidio demográfico de Occidente: inmigración en masa rotativa y regulada.
Provocando el debate migratorio
En CTXT llevamos 4 años informando y debatiendo sobre inmigración y la crisis social, ecológica, demográfica y alimentaria. Nos parece uno de los grandes temas de este tiempo, y una cuestión clave para frenar el auge y las ideas de la extrema derecha. Por eso hemos querido acabar 2018 publicando un texto provocador, que propone soluciones radicales y ha generado un amplio debate en el consejo editorial y en la redacción. Se trata de una entrevista radiofónica con Lant Pritchett, ex economista del Banco Mundial y profesor de Harvard, en la que el experto en migraciones, que asume que le definan como “un loco”, argumenta que las democracias avanzadas se dirigen hacia el suicidio demográfico y afirma que la inmigración es del todo insuficiente. Pritchett calcula que Europa necesitará unos 7 millones de inmigrantes anuales hasta 2050 y propone que esa llegada masiva sea regulada bajo criterios de productividad, mediante rotaciones, y sin proveer de derechos políticos a los migrantes, al estilo de las monarquías del Golfo Pérsico.
Varias redactoras de CTXT consideran que las tesis de Pritchett deshumanizan a los trabajadores y contienen elementos parafascistas. Otros coinciden en esa visión, pero matizan que son soluciones más realistas que las actuales, y en todo caso preferibles a la robotización. Todos, en fin, suscribimos las palabras de Yayo Herrero, que dice: “A mí me ha espantado el tufo productivista y el utilitarismo sobre trabajadores de usar y tirar. Tiene una moral que coincide poco con la mía. Pero no me opondría a publicarlo en aras a la pluralidad”.
Y aquí lo tienen, pues. Esperamos que les ayude a pensar sobre este problema tan complejo, y que se animen a escribir réplicas argumentadas y con datos.
Miguel Mora, director de CTXT.
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Una cosa que nunca oirás decir a un político en 2018: la inmigración en Europa es muy, pero que muy baja. Lant Pritchett, profesor de Práctica del Desarrollo Internacional en la Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard, ha calculado que el continente va a necesitar al menos 200 millones de nuevos trabajadores en los próximos 30 años.
En el mundo desarrollado nos hacemos más ricos, vivimos durante más tiempo y tenemos menos hijos para que nos mantengan cuando lleguemos a viejos. Al mismo tiempo, los países desarrollados gastan miles de millones en ayudas selectivas para aliviar la pobreza en forma de ayudas que son muy inferiores a lo que podrían ser si las personas pobres sencillamente ganaran un poco más de dinero. Lant Pritchett tiene una gran idea que cree que puede solucionar ambos problemas a la vez y puede que hayas oído hablar de ella, se llama inmigración en masa.
Sabrás que la postura que defiendes, Lant, es un punto de vista que no comparte casi ninguna otra persona en el mundo desarrollado. Tu razonamiento empieza reflexionando sobre la forma en que se lleva a cabo el desarrollo hoy en día y sobre los programas que intentan reducir la pobreza utilizando el resultado de experimentos de campo. Además, tus cálculos demuestran que los avances son mínimos en comparación con la inversión que estamos realizando. ¿Podrías darnos algunos ejemplos?
Lo que resulta difícil de admitir es que el mundo no está lleno de gente pobre, sino que está lleno de gente en sitios pobres. Por eso, si tomas a una persona que está atrapada en un lugar pobre y con poca productividad, e intentas hacer algo para aumentar su productividad, pero sin sacarlo de un lugar con baja productividad, las ganancias que se pueden esperar son moderadas, del orden de un 5% o 10 % de crecimiento con respecto a las tasas de rentabilidad que se obtienen con las intervenciones que intentan incrementar los ingresos de las personas pobres.
Por ejemplo, el programa contra la pobreza que más veces se ha reproducido, basándose en pruebas rigurosas, se llama el enfoque gradual. Una ONG de Bangladesh lo ha utilizado ampliamente y hace poco realizó un ensayo aleatorio de control en siete países diferentes para evaluarlo. Las tasas de rentabilidad que se obtuvieron fueron positivas, pero deja que te explique lo que son tasas de rentabilidad positivas: gastaron 4.500 dólares por hogar para obtener 334 dólares de renta en el tercer año. Ahora bien, si extrapolamos que esos 334 dólares se mantienen durante 20 años, es verdad que se obtienen tasas de rentabilidad positivas, pero hay que reconocer que 334 dólares al año es una cantidad muy baja. La gente está atrapada en lugares con baja productividad, pero eso no significa que sean personas con baja productividad; únicamente se encuentran atrapadas en lugares con baja productividad. Por eso, las ayudas individuales son una forma muy complicada de lograr progreso.
Tu argumento también se basa en el tipo de rentabilidad que esta gente conseguiría si la economía del lugar donde se encuentran pudiera crecer a mayor velocidad. ¿Podías darnos un ejemplo también de eso?
Claro, pero los economistas utilizamos un concepto de la productividad económica que, a menudo, en nuestras ecuaciones denominamos A. Se trata únicamente de lo que hace que mis esfuerzos se multipliquen para llegar al total de la producción. Y lo que hemos aprendido es que en la mayoría de las variables que determinan por qué yo soy rico y alguien de un país pobre es pobre, una pequeña parte depende de mi idiosincrasia, pero una gran parte depende del valor de A en el lugar donde me encuentro. Si se dinamiza A, se pueden generar ganancias muy elevadas. Por ejemplo, si observamos las ganancias que ha producido la aceleración del crecimiento en India, una aceleración que comenzó a principios de los noventa, vemos que el resultado acumulativo ha sido de billones de dólares de ganancias. Es decir, ganancias impresionantes para todos los ciudadanos indios. En ese sentido, intervenciones realizadas sobre el conjunto de la economía que estimulen una dinámica que haga crecer la economía en general, que haga que todos los elementos sean más productivos y que haga que la gente invierta más, pueden conseguir que los resultados se multipliquen una barbaridad. Por otra parte, este tipo de condiciones son muy difíciles de crear. En realidad, no existe una ciencia exacta para generar y mantener un crecimiento acelerado en un país cualquiera, y tampoco en los países pobres. India y China han destacado por conseguir prolongados períodos de crecimiento y eso es fantástico, pero carecemos de una ciencia fiable y reproducible que nos permita repetir el crecimiento económico en un ámbito concreto. En definitiva, sí, las ganancias que se obtienen en esos casos son enormes, pero también es cierto que las condiciones son muy difíciles de replicar.
Uno de los argumentos que la gente emplea para defender esas ayudas es que no existen porque la gente las quiera, sino porque se ha intentado crecer, pero el crecimiento no ha sido lo suficientemente bueno, así que aunque las ganancias sean pequeñas, siempre es mejor que nada.
Bueno, mi intención no es atacar a ninguna organización filantrópica en concreto o a cualquier otra organización que esté realizando intervenciones eficaces que ayuden a la gente. No tengo ninguna objeción al respecto, pero el eslogan, o lo que me gustaría que se convirtiera en un eslogan es: lo mejor que puedes hacer es peor que lo mínimo que puedes hacer. ¿A qué me refiero con esto? Lo mejor que puedes hacer en relación con una intervención selectiva que funciona con gente pobre en Etiopía para aumentar sus ingresos, produce una mejora de la renta menor que si simplemente permites que esa persona venga y trabaje en empleos poco cualificados en Reino Unido, Alemania o Estados Unidos. En ese sentido, las ganancias de permitir que venga mano de obra no cualificada a Estados Unidos, donde hemos llevado a cabo un riguroso estudio económico y estamos bastante seguros de la cifra, son del orden de 17.000 dólares al año.
En resumidas cuentas, la intervención directa en el lugar: unos 330 dólares al año; un año de movilidad: 17.000 dólares. Es el día y la noche. ¿Y por qué digo que es lo mínimo que puedes hacer? Porque les estás pagando 17.000 dólares, que es exactamente lo que producen. Pueden proporcionar servicios por valor de 17.000 dólares porque están en un lugar de elevada productividad. Por ese motivo, permitir que personas de un lugar con poca productividad se desplacen a lugares con mucha productividad tiene muchísimas más ventajas potenciales y aseguradas que cualquier tipo de intervención, ya sean pequeños programas individuales, o de crecimiento, que son enormes, pero realmente inciertas.
Sí pero, ¿es seguro? Porque si observamos lo que está pasando, muchos de los inmigrantes poco cualificados que llegan actualmente al mundo desarrollado no viven bien. Independientemente del entorno político.
Esta es la parte complicada. Es muy difícil para la gente de los países ricos imaginarse una realidad opuesta. Puede que parezca que lo están pasando fatal si lo comparas con lo que tú o yo pensamos que está bien, pero también están muchísimo mejor aquí que lo que habrían estado si se hubieran quedado en sus casas. En nuestro estudio, que utilizaba datos del censo de EE.UU., el sueldo medio de las personas con trabajos poco cualificados en Estados Unidos era de aproximadamente 10 dólares por hora. Si tú o yo trabajáramos por 10 $/h, no estaríamos muy contentos y el estilo de vida que llevaríamos sería muy modesto. Ahora bien, el sueldo medio del lugar del que provienen es de 2,20 $/h, así que aunque nosotros miremos y digamos, vaya, estos inmigrantes no viven bien, la realidad es que puede que no vivan como nosotros, pero también hay que pensar en la realidad opuesta y no cabe duda de que es una apuesta bastante segura.
Y además, con las condiciones que yo propongo, que implican una inmigración rotativa regulada, lo que tendríamos es un proceso que nos permitiría cerciorarnos de que la gente que viene dispone de una oportunidad laboral antes de venir, así que las posibilidades de que vengan y se sumen a la lista de desempleados también se verían reducidas.
Tu argumento, que se utiliza muy pocas veces, es que necesitamos una inmigración en masa en el mundo desarrollado, porque la transición demográfica en las economías desarrolladas indica que nos estamos haciendo viejos y que esto no es económicamente viable.
Bueno, yo no lo llamo una transición demográfica, lo llamo un suicidio demográfico. La transición demográfica que imaginaban los demógrafos suponía que la tasa de fertilidad se mantendría en unos niveles elevados y se estancaría en 2 o 2,1 hijos, que es prácticamente la tasa de reemplazo. Lo que ha sucedido, sobre todo en Europa, es que la tasa se ha precipitado y ha pasado a ser de 1,1 o 1,2. Con estos niveles, las poblaciones menguan como nunca antes lo habían hecho. Cuando las poblaciones se contraen porque la fertilidad disminuye, se invierte lo que se denomina la pirámide demográfica. Ahora mismo está apoyada sobre su vértice. Realicé un cálculo en el cual resultó que en 2050 habrá cuatro veces más gente en Japón con más de 80 años que con menos de 15. Imagina qué tipo de sociedad será y cuáles serán las consecuencias de tener el cuádruple de personas con más de 80 años que de gente joven, y también lo que eso conlleva, que habrá casi la misma cantidad de personas no solo en edad de jubilación, sino con una edad muy avanzada, en relación con la población total. Eso es impracticable por dos razones: en primer lugar, quién va a cuidar de las personas mayores es un gran problema. El cuidado de los ancianos, la asistencia médica domiciliaria y las necesidades de la vejez requieren mano de obra. En segundo lugar, quién va a pagar todo esto, porque Europa cuenta con un maravilloso y generoso sistema asistencial que ampara a las personas a lo largo de su ciclo vital y que incluye pensiones de jubilación. Ahora mismo estas pensiones son insostenibles. Si hay dos jubilados por trabajador, aunque este último contribuyera con un 100% de impuestos no podría mantener el nivel de las pensiones y la edad de jubilación. Al menos no como lo que existe en Europa. Y creo que preocuparse por un pequeño margen no sirve de nada, si lo comparamos con la magnitud de la transición demográfica.
Así que retomando el cálculo con el que comenzamos, ¿cuántos trabajadores necesitaríamos para que se mantenga constante en los niveles actuales el índice de población activa envejecida en relación con la población jubilada? La respuesta sería unos 250 millones más de personas. Esos son muchos millones más de los que cualquier país europeo está acogiendo en la actualidad. Jack Goldstone, de la Universidad George Mason, lo explica con las siguientes palabras: “Europa no tiene un problema de inmigración, tiene un problema de integración”, y si no puede encontrar la manera de integrar a los trabajadores que necesita en su sociedad y economía, se van a ver en una situación extrema en relación con las consecuencias del suicidio demográfico que se avecina.
Lant Pritchett
Aun así, si nos fijamos en los problemas sociales que ha provocado la reciente inmigración, y esta inmigración es de menos de un quinto de lo que propones, ¿qué se puede hacer para solucionar ese problema de integración y hacer que el proceso sea menos doloroso?
Bueno, creo que para solucionar ese problema de integración, los trabajadores van a tener que ser integrados en la economía sin que necesariamente sean integrados en la sociedad política. Deja que te explique por qué nadie más comparte mi visión. En Europa, durante cien años, se han fusionado dos cuestiones. Una es quién es un ciudadano de nuestra sociedad política que ayuda a decidir cómo se gobierna nuestra soberanía, y otra quién puede trabajar de forma legal en nuestros países. Esas dos cuestiones se han vuelto complementarias a la fuerza, y esa fue la revolución fundamental de la política migratoria de principios del siglo XX, que se dedicó a cerrar fronteras y a unir esos dos conceptos. No solemos buscar ejemplo en los países del Golfo, pero en Kuwait no tienen ningún problema en establecer esa separación. Allí dicen: estas personas pueden vivir y trabajar en nuestro país de acuerdo a las siguientes condiciones, pagando los siguientes impuestos, pueden recibir las siguientes prestaciones, etc., pero no están en camino de obtener la ciudadanía.
Se me ocurren un montón de motivaciones morales perfectamente legítimas que hagan que la gente no se sienta cómoda, pero creo que existe una manera de crear una movilidad rotativa que favorezca el desarrollo y respete los derechos. Esto significa que seguramente a la gente le rechine pensar que alguien pueda vivir 35 años en un país y no adquirir nunca la ciudadanía. Por otra parte, una movilidad rotativa en la cual la gente viene por períodos fijos de tres o cinco años y luego regresa a sus países natales enriquecida, con inmensos ahorros y recursos que poder utilizar en sus países de origen, puede permitirnos lograr un equilibrio para decir, mira, esta gente puede trabajar en nuestro país. Quieren trabajar en nuestro país. Podemos acordar unos términos y condiciones según los cuales estamos dispuestos a dejarles trabajar en nuestro país, pero no les vamos a integrar social o políticamente en el sentido de que no contamos con que se queden para siempre. Esto no es algo que la gente pueda aceptar con facilidad, pero en un mundo de opciones imposibles, creo que la gente no está siendo realista sobre lo imposibles que son las alternativas.
Cuando hablas de los trabajadores inmigrantes en los países del Golfo, por ejemplo, esos programas reciben muchas críticas, incluidas las de no respetar los derechos de esos trabajadores. ¿Estás convencido de que es posible lograr un equilibrio en ese sentido? ¿Es solo que no lo estamos haciendo lo suficientemente bien?
Totalmente. Creo que se critica a esos países y en ocasiones de forma legítima. También es cierto que el beneficio que obtienen los trabajadores a los que permiten entrar no recibe el debido reconocimiento. Hace poco se realizó un cálculo que indicaba que la mejora de la pobreza que se consigue con la apertura de los países del Golfo a estos trabajadores supera con creces el total de lo que envían los países ricos en forma de ayuda exterior. Por eso, sí, se les critica por el tratamiento de los derechos y, sí, un programa de inmigración rotativa tendría que prestar especial atención a ese asunto, pero aun así creo que si los países ricos ponen buena voluntad en las posibilidades que tienen para implementar este programa, no creo que sea tan difícil crear un sistema rotativo que evite que los trabajadores inmigrantes terminen siendo víctimas de abusos o que no se respeten sus derechos. En cuanto se reconoce cuál es la realidad política, está claro lo que uno tiene que hacer. Por ejemplo, existía un programa en Nueva Zelanda que creó una migración temporera deliberadamente favorable al desarrollo y respetuosa con los derechos, para inmigrantes provenientes de las islas del Pacífico que trabajaran en el campo neozelandés. Realizaron una rigurosa evaluación del programa y como era de esperar, las ganancias salariales fueron descomunales y, más aún, midieron casi todo lo relacionado con el bienestar, tanto de la gente que se desplazó, como de los lugares de los que vinieron, de las familias, etc. y, en líneas generales, la conclusión fue que todos salían ganando. Los lugares de los que venían se beneficiaron de las remesas que enviaban, los trabajadores tenían sueldos más altos, Nueva Zelanda necesitaba sin duda la mano de obra porque, de lo contrario, habrían tenido que abandonar esas industrias, puesto que les habría resultado difícil atraer a trabajadores neozelandeses para cubrir esos puestos. Sin embargo, soy el primero en admitir que no es fácil conseguir que esto sea políticamente aceptable porque la gente tiene que sacarse de la cabeza la fusión de quién puede ser un futuro ciudadano y quién puede trabajar aquí. Este concepto no ha existido durante muchos miles de años de la historia de la humanidad y el período en el que esta amalgama ha sido ampliamente aceptada como cierta es realmente muy corto y, en mi opinión, está a punto de llegar a su fin.
Fotograma de Metropolis (Fritz Lang, 1927).
¿No supone un problema para los países de los que vienen estos inmigrantes que los que tienen más talento, los más trabajadores, los que tienen más posibilidades de poder ayudar a esos países a desarrollarse sean los que tienen más posibilidades de irse?
Totalmente, por eso mi eslogan es: movilidad laboral rotativa favorable al desarrollo y respetuosa con los derechos. Favorable al desarrollo significa precisamente que quiero que vengan los menos cualificados, no los que poseen más cualificaciones. Lo que está sucediendo actualmente es que contratan a las personas de esos países con más talento, cuando en realidad no es eso lo que necesitan el Reino Unido, Europa o Estados Unidos. Lo que necesitan de verdad es ocupar un montón de posiciones que requieren mano de obra intensiva y relativa baja cualificación, que no están siendo cubiertas y que seguirán suponiendo gran parte de la población activa. Realizamos un cálculo para los EE.UU. en el que dividíamos el trabajo entre poco cualificados y lo que podría deslocalizarse. El resultado fue que, según las propias previsiones del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos, el aumento en los próximos 10 años del empleo poco cualificado, que no se puede deslocalizar, equivalía a todo el aumento de la población nativa.
Pero estamos hablando de cosas como limpiar edificios, servicios alimentarios, jardinería… Nadie en Estados Unidos aspira a que su hijo termine trabajando en el sector alimentario. No todos los ciudadanos nativos quieren realizar esos trabajos, pero los trabajos están ahí, esos trabajos tienen que ocuparse. Pero si dices que vas a seguir vinculando ciudadanía con derecho a trabajar, entonces todo el mundo quiere contratar médicos de Ghana y eso, lógicamente, tiene consecuencias para Ghana. Al contrario, si Ghana pudiera mandar jardineros, trabajadores del sector alimentario y trabajadores poco cualificados, entonces ganamos todos. Gana Ghana porque consigue comprimir su mercado laboral de personal poco cualificado y eso probablemente haga que suban los sueldos, y evita precisamente que se seleccione lo más rentable de los países ricos; por ese motivo quiero desarrollar una idea de la movilidad rotativa que sea favorable al desarrollo: porque permite de verdad que las personas poco cualificadas tengan la oportunidad de desplazarse, no solo las altamente cualificadas.
Escuchamos con frecuencia a los economistas hablar del auge de los robots y de que pronto se producirá un desempleo en masa en las sociedades desarrolladas. Se podría decir que este es el peor momento de la historia para recibir a cientos de millones de trabajadores inmigrantes.
Creo que el entusiasmo que existe sobre el auge de los robots es quizá uno de los fenómenos más perversos del mundo actual. Hay mil millones de personas en el planeta que estarían encantadas de mudarse a los países ricos y dejarse la piel en trabajos poco cualificados. Que tengamos a las personas con más talento, ingenieros tecnológicos y emprendedores, desarrollando robots para evitar que esa gente tenga la oportunidad de trabajar en nuestros países ricos es sencillamente escandaloso. Tenemos al recurso más escaso del mundo economizando y reduciendo la necesidad del recurso más abundante del mundo: la mano de obra no cualificada. Eso es sencillamente escandaloso.
¿Por qué no hay nadie más que defienda tu argumento, Lant?
Porque al hacerlo suenas como un loco. Tus ojos se han abierto de par en par en varias ocasiones durante la entrevista porque parece políticamente imposible, y por eso uno parece un loco por decirlo. En ocasiones enseño a mis estudiantes esta visión y luego les muestro la imagen de un personaje histórico de Estados Unidos llamado John Brown, que fue un abolicionista que intentó promover una rebelión de esclavos y que fue ejecutado por ser un loco de remate. En esa época, el abolicionismo como movimiento era una locura. Y luego les explico que la Guerra Civil estadounidense comenzó en 1860 y que adivinen en qué año se ejecutó a John Brown. Ellos suponen que sucedería unos 20 o 30 años antes del inicio de la Guerra Civil y antes de que estas ideas fueran aceptadas. La respuesta es 1859. John Brown estaba loco y siguió estando loco y siguió estando loco y luego terminó siendo un héroe porque las ideas cambian muy rápido. Por eso, en unos pocos años, mi visión será la corriente más popular.
¿Hay tiempo de poner en práctica estos programas de movilidad laboral controlada? Suele llevar tiempo implementarlos mientras se decide en el ámbito político.
Quizá, pero creo que pueden asimilarse muy rápido una vez que la gente se acostumbre a la idea. Creo que pueden desarrollarse muy rápido. Y, por cierto, una vez que lleguen, la gente se dará cuenta de las ventajas que conllevan. Los inmigrantes que están en los países ricos están ahí porque los ciudadanos de los países ricos los quieren, alguien quiere contratarlos. A menudo Italia muestra sentimientos antiinmigratorios, incluso gente en el actual Gobierno, pero cuando intentaron actuar contra los inmigrantes, resultó que los inmigrantes estaban en las casas de las personas cuidando a las personas mayores. La retórica habitual es: expulsemos a los extranjeros. Eso logra una cierta repercusión, pero cuando vienen a decirte, no, mira, nos referimos a la persona que cuida a tu abuela, la gente dice, eh, no, no, no, ni de coña. Por eso creo que una vez que pongamos la rueda en marcha la gente se percatará de las ventajas que conlleva, se volverá muy popular y quedará rápidamente arraigado, y una vez que se active el suicidio demográfico y se vean de verdad cuáles son las consecuencias, creo que se producirá una segunda y total aceptación. En parte porque creo que podemos ajustar algunos de estos programas para cubrir unas posiciones concretas y decir, mira, necesitamos tanta gente para asistencia geriátrica; y la gente verá que todos salimos ganando con el cuidado de los ancianos y empezarán a decir, ¡coño!, ¿por qué no lo hemos hecho antes? Y luego pasaremos a otras cosas, como por ejemplo para qué diantres estamos inventando robots para cosechar el campo, cuando hay mil millones de personas en el planeta que no tienen ningún problema en venir durante la temporada de cosecha, hacer el trabajo y regresar a sus casas. Creo que se puede escalar muy rápido y creo que se popularizará también muy rápido.
Todo esto siendo consciente de que sé que estoy loco, pero loco sobre algo que será de sentido común en el futuro.
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Este texto es la transcripción de la entrevista radiofónica de Vox Talks del CEPR Policy Portal.
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Traducción de Álvaro Sanjosé.