El 17 de mayo es el Día Internacional contra la Homofobia, la Bifobia y la Transfobia. Turquía es un país donde la libertad de expresión y de asociación, así como la seguridad de los activistas, corren peligro. Los crímenes de odio contra las personas LGBT son casi diarios en Turquía. De hecho, el 16 de mayo, la mujer trans-Gokce Saygi, de la ciudad de Antalya, fue encontrada en su casa, apuñalada y asesinada.
Entrevisté a Janset con el objetivo de conocer mejor la situación en Turquía.
Janset vive en la capital del país, Ankara. Tiene 32 años, es originaria de la ciudad de Adana y se define como una mujer transgénero que trabaja en la industria del sexo desde 2015.
La vida de Janset está llena de luchas y batallas. Todo comenzó cuando tenía 16 años cuando se trasladó a Estambul en 2003 para estudiar Ciencias Políticas en la Universidad de Mármara. «En ese momento, me definí como un hombre homosexual porque tenía ventajas en la vida social. Sin embargo, debo admitir que tenía poco conocimiento de algunas cuestiones como la identidad de género o la orientación sexual. Esto fue un buen comienzo para Janset. Por un lado, tuvo que enfrentarse a varios episodios de discriminación en su vida cotidiana y, por otro, profundizó sus conocimientos sobre el tema.
«En 2004 preparé un trabajo de investigación sobre los efectos del aburguesamiento en la vida de las personas trans en Estambul, particularmente en Via Ulker, y sobre la lucha que estructuraron para no abandonar los lugares de su vida cotidiana, de los que se vieron obligados a salir. Luego hubo varias manifestaciones y el Orgullo 2005. Puedo decir que este fue el comienzo de mi activismo. Janset vino a Forlì en 2006 para seguir el programa universitario europeo Erasmus y aquí conoció a ArciGay. Durante un año descubrió la historia y las actividades de esta realidad que le parecía interesante e importante.
En el 2008, la Prefectura de Estambul decidió lanzar una campaña mediática y legal para cerrar una de las asociaciones LGBT más antiguas del país, Lambda Istanbul. Las razones eran «actividades contra la moral pública y la familia tradicional». En ese momento, participó activamente en la defensa de esta asociación y al final la asociación resistió y se salvó.
En 2010 Janset se fue a vivir un año a Belgrado, Serbia, para escribir su tesis relacionada con su maestría en Italia, sobre el mundo LGBT en esta ciudad. «Aquí tuve la oportunidad de aprender más sobre el pasado y el presente del activismo LGBT en Serbia y Yugoslavia, el mundo de las asociaciones, las manifestaciones y el mundo de los activistas.
El regreso no fue nada fácil para esta joven transexual. En su ciudad natal de Adana, tuvo que lidiar con la depresión y el desempleo. «Sin embargo, no me detuve, con otras personas hemos revivido una asociación LGBT ya presente en la ciudad. Desde el 2012 hasta el 2013 hemos organizado numerosos eventos culturales y políticos. Con todo lo que hemos aprendido de la experiencia de Gezi, decidimos fundar una nueva asociación más inclusiva: Queer Adana«.
En ese momento recibió una oferta de trabajo de una asociación de Ankara. Se trataba de encargarse de las relaciones internacionales y de la recaudación de fondos para esta importante realidad. Janset trabajó intensamente hasta el año 2018 dentro de esta realidad fundada por personas trans, sobre todo las que trabajan en la industria del sexo.
En 2017 la prefectura de Ankara decidió, por tiempo indefinido, prohibir todo tipo de eventos, manifestaciones, cuarteles, reuniones y actividades culturales relacionadas con el mundo LGBT. Por lo tanto, todo el mundo del activismo entra en una fuerte crisis y casi todas las personas trans que estaban empleadas en este sector se encuentran sin trabajo.
Mientras tanto, Janset comienza a definirse como una «mujer transgénero» y en 2015 comienza a tomar hormonas. Este comienzo no ocurre como un período simple y sereno. Además de los efectos secundarios de un viaje por su cuenta, Janset también sufre la violencia sistemática de su ex-novio.
«La discriminación, la violencia, los actos de humillación en la calle y en los espacios públicos son los retos para una mujer trans en la primera fase. Si tuviera que comparar, entre cuando me definí como hombre homosexual y lo que soy ahora, la fase más complicada es la fase inicial del segundo período. Depilación, maquillaje, ropa: cuanto más femenino se vuelve todo, más te acepta la sociedad».
Según Janset, esto está vinculado a una actitud generalizada en Turquía. «Estamos hablando de una sociedad basada en las preferencias de hombres y mujeres. A la gente le gusta verte actuar y vestirte o bien como un hombre o como una mujer. El camino del medio es inaceptable. Las personas trans en general, pero especialmente en sus primeras etapas, confunden a esa parte de la sociedad que no acepta otros matices.
Janset señala que la sociedad turca está envenenada por el miedo a perder el poder y está cada vez más polarizada. Así pues, todas las personas que cuestionan algunos mecanismos arraigados sufren las reacciones, la marginación y la exclusión de la sociedad.
Según Janset, cuando una persona sufre un acto de violencia, le resulta muy difícil encontrar instituciones que estén de su lado. Especialmente cuando la víctima pertenece a la industria del sexo. «Desde que me convertí en trabajadora sexual, he sufrido actos de violencia muy notables. Fui a la comisaría y me hicieron darme cuenta de que, en su opinión, debido a mi trabajo, lo que sucede es «normal». Tenía el número de móvil de mi atacante y otra información, pero la policía no intentó averiguar quién era. Exactamente como me sucedió en el 2014, cuando fui golpeado por ocho muchachos, en Adana, en un parque, por la noche y había varias familias presentes. La policía nunca encontró a los autores. Así que decidí no presentar cargos.
Janset señala que las vías legales tardan demasiado tiempo en identificar o castigar a los atacantes en Turquía. En este punto, el mundo asociado, para Janset, es a veces una salida tanto para no sentirse solo como para tener una red de solidaridad, pero no ignora el hecho de que estar en medio de muchos casos de violencia y suicidio se convierte a veces en una carga muy pesada que llevar sobre sus hombros.
La joven transgénero dice que nunca pensó en dejar Turquía. » Con frecuencia me lo preguntan, pero esta es mi casa y mientras no me vea obligada a abandonarla, seguiré viviendo aquí, con mis gatos, Gunsel y Muarrem.
Traducción del italiano por Nicole Salas