OpenDemocracy/Democracia Abierta
Por el momento, Brasil está sufriendo una fuerte polarización exacerbada por la conmemoración del logro militar de 1964 y celebrada por el ejército, en conjunto con la extrema derecha y a su vez también promovida por el presidente Bolsonaro.
La dictadura militar brasileña tuvo lugar de 1964 hasta 1985, y dejó a su paso estremecedoras cifras tales como 20,000 víctimas de tortura y 434 víctimas de homicidios o desapariciones.
El 31 de marzo, los brasileños ocuparon las calles para quejarse a favor y en contra del gobierno dictatorial, una vez más Brasil se encontró a sí mismo envuelto en una polémica en torno al aniversario 55 desde que la dictadura comenzó.
Las perspectivas históricas con respecto a la dictadura están siendo sometidas a un revisionismo brutal. En 2017, el Instituto de Encuestas de Paraná encontró que el 43% de los brasileños estaban a favor de una posible intervención militar, frente a un 51% que alegó estar en contra, mientras que el 5% estaba inseguro.
Desde enero del 2019, Brasil ha estado manejado por simpatizantes de la dictadura, un sistema que reprimió a su propia ciudadanía y transgredió los derechos humanos. El presidente Bolsonaro ofendió profundamente a las víctimas y a las familias de las víctimas de la dictadura con sus convocatorias a celebrar el día en el que se llevó a cabo el golpe.
Circunstancias alternativas de Bolsonaro
El nuevo presidente brasileño no cree que el suceso histórico que concluyó la democracia brasileña en 1964 fuera un golpe militar. Muy por el contrario, Bolsonaro sostiene que fue un triunfo para las fuerzas armadas que habían salvado al país de la tiranía del comunismo.
Un representante del presidente reiteró que “la sociedad unificada y consciente de la amenaza que experimentaba el país en ese momento, civiles y soldados se reunieron” para “recuperar y volver a poner en el camino correcto” a Brasil.
Estas provocativas declaraciones son ofensivas para el exhaustivo trabajo que han llevado a cabo cientos de víctimas y organizaciones por los derechos humanos por crear un mundo de realidades alternativas que de momento envuelva al país y reescriba la historia.
Este panorama genera desconcierto y desinformación con la finalidad de deslegitimar la realidad y distorsionando así la postura popular para fines políticos.
El impacto final es el de seguir polarizando la sociedad en la que la verdad llega a ser una suposición ideológica, y el militarismo la nueva realidad.
Se han documentado 19 casos de bebés y niños que fueron secuestrados por fuerzas militares
La nostalgia de la dictadura militar del 31 de marzo fue neutralizada en las calles bajo la bandera de “Dictadura Nunca Más” (Ditadura Nunca Mais). Miles de brasileños de todo el país se reunieron para protestar en contra de la conmemoración por el golpe de estado de Bolsonaro.
Lo oscuro de una dictadura: secuestro de bebés
En medio de esta polémica, diversos diarios de prensa difundieron y recordaron a la sociedad sobre los nefastos delitos de la dictadura que muy pocos realmente conocían, como el secuestro de bebés y su posterior adopción ilícita.
Se han documentado 19 casos de bebés y niños que fueron secuestrados por fuerzas militares, de acuerdo con una investigación del periodista Eduardo Reina, quien, en su libro “Cautiverio sin fin”, puso en manifiesto información de este trágico suceso.
Casos como el de Lia Cecilia, quien fue secuestrada de su madre cuando era bebé y llevada a un orfanato militar, son un reflejo de esta sombría época en la historia brasileña.
Estas prácticas de terrorismo de estado como el secuestro plasman los atropellos contra los derechos humanos que se produjeron durante el régimen militar
Estas prácticas de terrorismo de estado como el secuestro plasman los atropellos contra los derechos humanos que se produjeron durante el régimen militar, y estas historias continúan siendo invisibilizadas por autoridades y por medios de comunicación oficiales.
El intento de Bolsonaro por conmemorar la dictadura no debería ser suficiente para perdonar los delitos que se cometieron.
La sociedad seguirá exigiendo justicia en las calles para que los crímenes de la dictadura y las violaciones de los derechos humanos sean finalmente sancionados y para que así el recuerdo histórico, sobre todo con respecto a las víctimas pueda ser recobrado.
Falsificar la historia es la afición preferida del fascismo. Bolsonaro y su grupo de simpatizantes militares y civiles están dispuestos a consolidar este mito de un victorioso pasado mientras que continúan desmintiendo las cuestiones más negativas del mismo. El propósito es el de construir una realidad alternativa que facilite crear un nuevo orden y detener el progreso.
Traducción del inglés por Sofía Guevara