El Al Baghdadi de nuestra casa se materializó este fin de semana en Verona, el Raqqa del Oeste, en el Congreso Mundial de las Familias. Su identidad aún no es cierta; por ahora ha hecho su aparición solo en forma de consenso – de popes, ministros, hombres frustrados y cazadores de brujas – pero pronto se revelará, porque su espíritu no contempla la colegialidad o la mediación.
Cada vez está más claro que lo que alimentó el fundamentalismo islámico que dio origen al ISIS, al Queda, los talibanes – pero que también mantiene vivo al régimen de Erdogan, al régimen saudí de Mohammed Bin Salman y al estragismo islamista en todo mundo – es un espíritu de venganza contra la amenaza de la emancipación o la liberación de la mujer y el intento de mantenerla o empujarla de nuevo a la condición de su sumisión «natural». Por esta razón, la autonomía y el espíritu de las iniciativas de las mujeres de Rojava, que dieron el experimento de democracia más avanzada del mundo, representa una amenaza mortal para todos los fundamentalismos. Y es por esto que Rojava tiene a todo el mundo en contra: desde la Turquía de Erdogan hasta la oficina del fiscal de Turín.
Pero para aquellos que creen que el Occidente «civilizado» se ha librado de estos fantasmas, el Congreso Mundial de las Familias vuelve a enfrentar la «dura realidad»: una reunión donde la manifestación más exacerbada de cultura y espíritu patriarcal, viejos como el mundo, pero verdadero punto de convergencia entre fundamentalismos opuestos, se casa abiertamente con el racismo a través del imperativo de «tener hijos»; de hecho, «hacer que tengan», por supuesto, a las mujeres, cerrándolas en casa. Más hijos: para preservar la raza blanca y cristiana de la contaminación e invasión de aquellos que no son blancos y cristianos, es decir, el migrante, a quien se le debe hacer la guerra por tierra y mar. Se necesita «salvar a los fetos» – bien representados por el pequeño monstruo de goma distribuido a los participantes – obligando a las mujeres a llevar a cabo todos sus embarazos, incluso si no son deseados y dejando que tantos refugiados mueran en el mar o en el desierto como sea posible para que no vengan a invadirnos y llenando nuestras escuelas con sus desagradables hijos.
Cuidado con considerar esta historia como un «episodio» de cualquier tipo. El espíritu que lo anima avanza con dos caras: el anti-feminismo y el racismo, a menudo no declarados o inconscientes (como lo son todas las principales manifestaciones del poder patriarcal). Donde uno vacila, el otro lo apoya y viceversa y hoy el temor y el rechazo de los migrantes, que avanzan por toda Europa como en los Estados Unidos sin encontrar grandes obstáculos, tienen la fuerza suficiente para reavivar los espíritus animales del patriarcado, no siempre lo suficientemente alerta. Por este motivo, la conferencia de Verona pretende reforzarse mutuamente.
Afortunadamente, la movilización promovida simultáneamente por Ni Una Menos ha superado y ridiculizado la reunión de enemigos de la vida y la humanidad, así como las manifestaciones de NoTav y aquellas para la protección del clima siempre han superado las reuniones lúgubres de pro Tav promovidas por las cinco desconocidas «madamines» de la antigua Turín. Pero basta con echar un vistazo a los periódicos o las noticias de televisión (el Corriere della Sera se destaca una vez más) para lo cuales «la noticia» es el congreso, no la marcha, para darse cuenta de las fuerzas en el campo. A partir del «recuento» de presencias y el tamaño de los títulos y fotos, pero sin descuidar el desprecio mal disimulado con el que son ignoradas,- o «pasadas por alto», o distorsionadas, o confundidas – las razones profundas y claras de los manifestantes, a los que nunca se les dio la oportunidad de dar a conocer su punto de vista.
De esa información, de esa cultura servil hacia los políticos que la implican, de aquellas instituciones donde se lleva a cabo el ajuste de cuentas entre camarillas opuestas que piensan de la misma manera por debajo, no sabemos qué hacer con ella. Hasta que, al menos, la fuerza de las movilizaciones populares no pueda doblarlas, deshacerlas, dejar primero una brecha y luego una falla, y luego otra vez un abismo para quienes, y hay muchos, que todavía tienen el deseo y el coraje, y ahora se necesita mucho, para poner en el centro de sus acciones el presente y el futuro de toda la humanidad, femenina y masculina, blanca y negra. De todos los seres vivos, animales y ecosistemas y de la Madre Tierra.
Traducción del italiano por Michelle Oviedo