Uno de los aspectos más llamativos sobre la historia del oficial Skripal es la forma en la que sus aspectos más improbables han sido revelados a los medios de comunicación durante un periodo prolongado, con el fin de gestionar su impacto. Así, por ejemplo, el reconocimiento policial de que el envase de perfume que Charlie Rowley halló se encontraba sellado y que no podía haber sido el envase utilizado en los Skripals es relativamente reciente. Nos tomó nueve meses entender que, por una coincidencia verdaderamente maravillosa, la primera persona en descubrir los Skripals enfermos en el banquillo fue la jefa de las enfermeras del ejército británico. He tratado estas cuestiones íntegramente en mi artículo sobre los diez aspectos que no creo de la historia oficial -un artículo que nadie ha intentado refutar, aparte de gritar “teoría de conspiración”, como si se tratara de un argumento. Sin embargo, hoy hemos descubierto a través de The guardian que Donald Trump fue solamente persuadido de respaldar la línea del gobierno británico después de que la directora de la CIA, Gina Haspel, exhibiera fotografías de patos muertos y niños hospitalizados.

El problema es que no había niños hospitalizados. No se ha informado que ningún niño se haya enfermado después de haber comido patos con los Skripales. Nos hemos enterado por uno de los padres que la policía les mostró imágenes del circuito cerrado de televisión sumamente claras que mostraban la alimentación de los patos y que nunca antes se habían hecho públicas. Si el niño hubiera estado hospitalizado, ¿se lo habrían mencionado al padre?

La carta del Dr. Stephen Davis del Hospital del distrito de Salisbury del 16 de marzo de 2018 al Times ha sido mencionada como mal redactada o editada, en relación con la causa de la enfermedad de Skripalls. Pero sea como fuere, una cosa que la carta del doctor hace sin lugar a duda, es descartar la posibilidad de que existan niños hospitalizados.

No hubo niños hospitalizados.

También sabemos que la alimentación de los patos se dio en el período en el que “Boshirov y Petrov” se encontraban físicamente más cerca de los skripales. Pero esta es la primera vez que se hace referencia hacia algún daño a los patos. Los patos muertos habrían sido notados por el público.

Posiblemente The Guardian y el New York Times están inventando tonterías, como la historia del encuentro de Manafort con Assange. Eso sería en si mismo preocupante. La otra posibilidad es que los servicios de seguridad hayan producido fotografías falsas de niños hospitalizados y sacrificado algunos patos, con la finalidad de convencer a Donald Trump. Si la última explicación es verdadera, entonces toda la historia de Skripal parece cada vez más montada.


Traducción del inglés por Sofía Guevara

El artículo original se puede leer aquí