La cuenca del Congo es uno de los mayores proveedores de madera del mundo. Un recurso sobre el cual se están lanzando todas las grandes potencias mundiales, como en un rito perverso que ve a África «hurtada» de las riquezas en beneficio de unos pocos que no tienen nada de escrúpulos para tomarlas pero también se ve la complicidad de los estados, es decir, de los dictadores, que piensan más en su propio bien (riqueza) que en el de sus países.
Gabón y la República del Congo representan aproximadamente el 60% del área de la cuenca del Congo, destinada a la deforestación, y exportan aproximadamente el 80% de toda la madera producida en el continente africano. Europa lo intentó; de hecho, la Comisión Europea se ha comprometido a reducir la deforestación tropical en un 50% para 2020 en comparación con los niveles de hace cinco años. Un mercado que se estima en 190 mil millones de euros al año; una gran fuente de riqueza, pero también de corrupción.
Por este motivo, se introdujo el EUTR (Reglamento de la Unión Europea sobre la madera, entrado en vigor en marzo de 2013 y adoptado por Italia en diciembre de 2014), cuyo objetivo es combatir el comercio ilegal de madera. El 64% de los países desde los cuales Europa importa madera tiene un «índice de corrupción percibida» (IPC) de menos de 50, lo que significa que el riesgo de importar madera cultivada, cosechada o comercializada de manera ilegal es extremadamente alto. Según las estimaciones, alrededor del 30% de la madera importada a la UE de países no europeos provendría de fuentes ilegales.
Para Italia este es un problema serio; de hecho, nuestro país es el mayor importador de productos EUTR y ocupa el tercer lugar después del Reino Unido (volumen de negocios de 5679 millones) y Alemania (3987 millones). El volumen de compras de Italia asciende a 2686 millones, lo que representa el 11.5% del total de las importaciones de países extra europeos y, por esta razón, está particularmente atento a la «diligencia debida». ¿Pero de dónde viene la madera que la UE importa?
China es el proveedor número uno (5025 millones de euros), seguido por los Estados Unidos (3910 millones), Brasil (2654 millones) y Rusia (2247 millones). Pero, ¿de dónde obtienen estos países la madera que exportan a Europa? A excepción de Brasil, los otros países consiguen la madera directamente de la cuenca del Congo. Sin embargo, Brasil está cada vez más interesado en los mercados africanos. Y he aquí que empieza el desastre, o mejor dicho, las empresas que cortan la madera de estos países logran eludir fácilmente las normas impuestas por la UE y también de los países productores. Las empresas italianas que operan en el sector de Gabón y de la República del Congo, no lo hacen, o lo hacen muy difícilmente.
Estas empresas se vieron obligadas a luchar con una competencia feroz y fraudulenta. Además de no respetar las reglas de EUTR, China, por ejemplo, corta los árboles indiscriminadamente y, sobre todo, importa madera en bruto, no productos semiacabados como dictan a las reglas. Todo esto, además de destruir millones de hectáreas de bosques, no trae ningún beneficio a la población, porque se omite un paso fundamental, el que crea trabajo ya que los productos semiacabados deben hacerse en los países productores.
Un informe reciente de la agencia ambientalista británica de investigación ambiental (EIA) – Comercio tóxico: Crimen forestal en Gabón y República del Congo y la contaminación del mercado estadounidense – destacó cómo la madera africana cortada ilegalmente se transforma en productos que se venden como «ecológicos» en los Estados Unidos. Durante los cuatro años de investigación encubierta, la EIA descubrió la operación de uno de los conglomerados de madera más influyentes en el continente africano: el Grupo Dejia, controlado por el magnate chino Xu Gong De.
El grupo chino logró obtener condiciones favorables para poder sobreexplotar las concesiones, exportar troncos y madera en bruto, por un valor de 80 millones de dólares en violando la ley nacional en un período de cuatro años y habría eludido impuestos de millones de dólares de actividad durante varios años.
Esos troncos, entonces, también podrían haber terminado en Europa, a través de productos procesados, dado que China es el mayor proveedor de madera de Europa. Dejia Group, según el informe, también exportó sus productos a países donde las importaciones ilegales de madera son un delito, entre ellos: Francia, Bélgica, Italia, España y Grecia.
La EIA ha descubierto este escenario después de años de investigaciones encubiertas, pero no es ningún misterio que las empresas italianas, en Gabón y la República del Congo, hayan tenido que luchar con esta competencia despiadada e injusta.
Lisa Handy, directora de la EIA Forest Campaign, explicó que Gabón recientemente comenzó a «procesar a actores ilegales, pero aún queda mucho por hacer. También instamos a la República del Congo a procesar a las empresas responsables y pedimos a ambos países que afronten la corrupción endémica que socava el desarrollo de la industria nacional y permite la destrucción desenfrenada de sus bosques.»
Basta con volar sobre la cuenca del Congo para darse cuenta de la destrucción en curso. Además, no es un misterio que el puerto de Pointe Noire, en la República del Congo, esté lleno de troncos listos para ser llevados a China. Hemos visto ambas cosas con nuestros propios ojos; para lo que puede servir.
Traducción del italiano por Michelle Oviedo