Contundentes resultados electorales frente a los ensueños delirantes del neofascismo.
La participación en las elecciones generales del 28 de abril ha superado el 75% en toda España, casi 9 puntos más que en las elecciones del 2016. El incremento ha sido aún más destacado en Catalunya, por encima del 76%.
El PSOE gana las elecciones generales. El partido de Pedro Sánchez obtiene el 29% de los votos y 123 diputados. Con ese resultado, los socialistas tienen al alcance de su mano mantenerse en el Gobierno con un pacto que sume a Unidas Podemos y a los nacionalistas catalanes y vascos.
El Partido Popular se hunde con su candidato Pablo Casado, patrocinado por el expresidente Aznar. Son los peores resultados de PP desde que existe ese partido. Respecto a 2016 deja de ser el partido más votado, y pasa de tener 137 escaños a cosechar solo 66.
Los resultados arrojan una fragmentación total en la derecha. Ciudadanos sube hasta los 57 diputados frente a los 32 que tenía hasta ahora y Vox logra 24. Vox, la ultraderecha populista y franquista, irrumpe, pero sin opciones para formar una coalición de derechas que pudiera gobernar.
Los discursos crispados, violentos, xenófobos y machistas han sido persistentes en la campaña electoral por parte de la derecha. Ya lo venían siendo antes de la campaña, en un enfrentamiento especialmente ácido contra Catalunya. Pero no es posible afirmar un claro rechazo a este discurso, pues el partido C’s de Albert Ribera ha crecido, logrando ser tercera fuerza.
La formación de Pablo Iglesias, junto a las confluencias, ha obtenido 42 escaños frente a los 71 -con la suma de Compromís- que consiguió en 2016.
En cuanto a los independentistas catalanes, ERC cosecha 15 diputados y Junts per Catalunya 7. El PNV consigue 6 escaños y EH Bildu se lleva 5.
En referencia a los pactos para lograr la mayoría absoluta y conformar el gobierno muchos temen que pudiera producirse un pacto entre PSOE y C’s, pacto que ha sido llamado “el pacto del IBEX 35”, por su clara connotación pragmática en favor del neoliberalismo. Este pacto daría la espalda a Podemos y a los independentistas, cuyos resultados han sido espectaculares en Catalunya y el País Vasco.
«Con Ribera NO!» aclaman cientos de personas frente a la sede del PSOE, en medio del discurso del ganador Pedro Sánchez, para la sorpresa del mismo, que se ha visto obligado a decir que no pactará con C’s.
La pregunta subyacente de fondo es si la vieja España persistirá en su visión ficticia y delirante del norte de la península, donde los partidos españolistas obtienen resultados residuales cada vez más acusados.