Gemma Witcomb, Universidad Loughborough para The Conversation
Barbie Milicent Roberts, de Wisconsin, Estados Unidos está celebrando su cumpleaños número 60. Ella es un juguete. Una muñeca. Aun así se ha convertido en todo un fenómeno. Una figura icónica, reconocida por millones de niños y adultos alrededor del mundo, se ha mantenido como la elección popular por más de seis décadas – un logro sin precedentes para una muñeca en la industria de los juguetes.
Ella es también, posiblemente, la «influencer» original de las chicas jóvenes, empujando una imagen y un estilo de vida que puede dar forma a lo que ellas aspiran a ser. Así que, a los 60 años, ¿cómo es que la icónica Barbie está dando un paso adelante para apoyar a sus compañeras mujeres y niñas?
Cuando Barbie nació muchos juguetes para las niñas eran de la variedad de muñecas bebé, alentando la crianza y la maternidad y perpetuando la idea de que el papel futuro de una niña sería el de ama de casa y madre. Por lo tanto, Barbie nació de un deseo de dar a las niñas algo más. Barbie era una modelo de moda con su propia carrera. La idea de que las niñas pudieran jugar con ella e imaginar su futuro, sea cual sea, era fundamental para la marca Barbie.
Sin embargo, el «algo más» que se le dio no fue suficiente para empoderar a las niñas, según los estándares actuales. Y Barbie ha sido descrita como «un agente de la opresión femenina«. El enfoque en el juego que imaginaba ser adulto, con el pelo perfecto, un cuerpo perfecto, una plétora de trajes, un físico sexualizado y un primer amor perfecto (en el igualmente perfecto Ken) ha sido criticado a lo largo de los años por perpetuar un tipo diferente de ideal -uno centrado en la imagen corporal, con consecuencias peligrosas para la salud mental y física de las niñas.
Imagen corporal
Los juguetes tienen una gran influencia en el desarrollo de los niños, mucho más allá de un juego nocente. A través del juego, los niños imitan las normas sociales y mensajes sutiles acerca de los roles de género y los estereotipos pueden ser transmitidos por juguetes aparentemente omnipresentes. Estudios realizados en la década de 1930 por Kenneth y Mamie Clark mostraron como las niñas negras jóvenes a menudo prefieren jugar con una muñeca blanca que con una negra, ya que la muñeca blanca era considerada más hermosa – una reflexión de los sentimientos internalizados causados por el racismo.
La misma suposición – que las niñas jugando con una Barbie pueden internalizar el físico irrealista que ella inocentemente promueve – ha sido sujeto de investigación y lo que está claro es que los padres a menudo ignoran los potenciales efectos en la imagen corporal cuando aprueban juguetes para sus niños.
Un grupo de investigadores del Reino Unido en 2006 encontró que las niñas de entre cinco años y medio y siete años y medio de edad que fueron expuestas a un libro de cuentos con imágenes de la muñeca Barbie tenían mayor insatisfacción corporal y menor estima corporal al final del estudio en comparación con las niñas jóvenes a las que se les mostró la misma historia con una muñeca Emme (una muñeca de moda con una forma corporal más promedio) o una historia sin imágenes.
Lo que es más preocupante, no hay diferencias entre los grupos de niñas de cinco años y medio y ocho años y medio de edad, y todas las niñas muestran una mayor insatisfacción corporal. Otro estudio diez años más tarde encontró que la exposición a las muñecas Barbie condujo a una mayor interiorización de delgado ideal, lo que apoya los hallazgos de que las niñas expuestas a las muñecas delgadas comen menos en las pruebas posteriores.
La exposición a imágenes corporales poco saludables, poco realistas e inalcanzables está asociada con el riesgo de trastornos alimentarios. De hecho, la creciente prevalencia de los síntomas de los trastornos alimentarios en las culturas no occidentales se ha relacionado con la exposición a los ideales occidentales de belleza. Las proporciones originales de Barbie le dieron un índice de masa corporal (IMC) tan bajo que es poco probable que menstrúe y la probabilidad de esta forma corporal es de menos de una de cada 100.000 mujeres.
Cambio de forma
Con la creciente conciencia de las alteraciones de la imagen corporal y las presiones culturales sobre las niñas, muchos padres han comenzado a buscar juguetes más capacitadores para sus hijas. El fabricante de Barbie, Mattel, ha estado escuchando, posiblemente impulsado por la caída de las ventas, y en 2016 se lanzó una nueva gama de Barbies que celebró diferentes formas de cuerpo, tamaños, tipos de pelo y tonos de piel.
Estas no han estado exentas de críticas; el nombre de las muñecas basado en su parte significativa del cuerpo (curvatura, altura, petite) es cuestionable y de nuevo llama la atención sobre el cuerpo, mientras que la Barbie «curvilínea», con sus caderas más anchas y muslos más grandes, sigue siendo muy delgada. A pesar de esto, estas adiciones son un paso bienvenido en la dirección correcta para permitir que las niñas jueguen con las muñecas Barbie que proporcionan más diversidad.
Más que un cuerpo
Si Barbie se trataba de empoderar a las niñas para que sean lo que quieran ser, entonces la marca Barbie ha tratado de moverse con los tiempos proporcionando herramientas poderosas de juego de roles para las niñas. Ya no se representa a Barbie en papeles como el de azafata de avión o, cuando es promovida a piloto, sigue vestida con una versión femenina y rosa del uniforme. El piloto moderno de Barbie se viste más apropiadamente, con un auxiliar de vuelo masculino como compañero.
Estos cambios pueden tener un impacto notable en la manera en que las niñas imaginan sus posibilidades profesionales, su futuro potencial y los papeles que se espera que desempeñen. La iniciativa de Mattel de honrar con su propia muñeca a 20 modelos de rol femeninos, incluyendo a la tenista haitiana japonesa Naomi Osaka -actualmente la número uno del mundo-, es un paso positivo para llevar a la conciencia de las niñas los modelos a seguir empoderando a las jóvenes.
Los niños que son menos estereotipados en su género y en el juego tienen menos probabilidades de ser estereotipados en sus ocupaciones y son más creativos. Pero, por supuesto, la sociedad necesita reflejar esto. En la semana en que Virgin Atlantic eliminó el requisito de llevar maquillaje para la tripulación de cabina femenina, el arduo viaje para alejarse de la limitación del cuerpo femenino y de los ideales de belleza podría estar despegando lentamente. Pero en una cultura en la que el envejecimiento femenino es ahora una presión estética sentida por muchos, tal vez Mattel nos muestre la diversidad en edad y feminidad? Feliz 60 cumpleaños a la Barbie que todavía tiene 20 años. The Conversation
Gemma Witcomb, profesora de psicología, Universidad de Loughborough
Este artículo ha sido reeditado de The Conversation bajo una licencia Creative Commons. Lea el artículo original.
Traducción del inglés de: Antonella Ayala