Sus nombres son Jennifer, Dieudonne, Ojo, Isaac, Sekou, y muchos más. Son los aproximadamente cien jóvenes refugiados voluntarios de Misericordie d’Italia. Ayudan a los rescatistas en el transporte de personas discapacitadas y ancianas. Los acompañan a centros diurnos, hospitales, centros de rehabilitación. Y mientras los acompañan, los asisten, a veces los acarician, les hablan, para tratar de aliviar su sufrimiento. El martes por la mañana, una treintena de ellos se reunieron en Florencia para la reunión nacional anual de jóvenes en el servicio civil de los organismos miembros de TESC (Tavolo Ecclesiale sul Servizio Civile), que reúne a 18 organismos católicos, asociaciones y organismos involucrados en este campo, una iniciativa coordinada por Caritas.
Cada uno de estos jóvenes refugiados, de entre 19 y 29 años de edad, huéspedes en los centros de recepción del área, llevó a cabo el curso de rescate de 72 horas. Solo en la Toscana, hay unos 50 inmigrantes voluntarios. «Son muchachos muy dispuestos – explicó Claudia Barsanti, gerente de la administración pública de Misericordie – A menudo, su servicio voluntario va más allá de las horas establecidas. Esta actividad es importante para su integración, aproximadamente veinte de nuestros refugiados voluntarios han sido contratados, encontrando trabajo en el campo social y de la salud «. Pero no siempre es fácil: los migrantes voluntarios, aunque llevan el uniforme de Misericordie, a veces son víctimas de los prejuicios de las personas. «A veces sucede que los ciudadanos, al ver a un muchacho negro que baja de una de nuestras ambulancias, tienen algo que decir en contra».
Los migrantes activos en Misericordie han estado en Italia por menos de dos años. Todavía tienen dificultades con el idioma italiano, pero aprenden poco a poco. Muchos todavía no tienen una licencia de conducir, por lo que no pueden conducir los vehículos de emergencia. El trabajo, para todos ellos, es el objetivo principal, pero a menudo no es fácil encontrarlo. «Los operadores de Misericordie intentan ayudar a estos muchachos a encontrar trabajo, nosotros intentamos interceptar las ofertas de los territorios – dijo Barsanti – y algunos de estos chicos han encontrado empleo en viveros, como en Pistoia o en restaurantes, como en Versilia». A la reunión del martes por la mañana asistieron, entre otros, la asesora toscana de políticas sociales, Stefania Saccardi, la asesora florentina de políticas sociales Sara Funaro, la jefa del Departamento de Juventud y Servicio Nacional Civil, Valeria Vaccaro.
Traducido del italiano por Michelle Oviedo