Por el Dr. Hakim*

Queridos amigos,

“¡Salam (paz)!” es como se saludan los afganos los unos a los otros, algunos de ellos poniéndose una mano en el corazón al mismo tiempo.

Pero mientras todos, incluyendo a los afganos, desean paz, los Voluntarios Afganos de Paz y yo hemos observado que la especie humana parece estar estancada en la violencia. Creemos que esto se debe a que la mayoría de nosotros fuimos criados como palomas armadas, como la dibujada por Wifred Hildonen para Cartoon Stock.

¡Hay un nuevo Pacificador en la ciudad!

Usando la analogía de la caricatura de Wilfred, los Voluntarios Afganos de Paz y yo estamos diferenciando entre la paz no violenta y la paz violenta basándonos en si es que una sociedad incluye o excluye el uso de armas y ejércitos como un recurso para asegurar la paz.

Hasta la fecha, la tierra ha alojado violencia. Los seres humanos son palomas armadas que habitan el planeta bajo la amenaza de armas letales, incluyendo 14.575 ojivas nucleares. Aún los países de pequeñas islas como Singapur están gastando más y más dinero en adquirir armamento superior del complejo industrial militar.

No estamos diferenciando entre la paz violenta y la paz no violenta para juzgar a nadie, ya que solo nos estaríamos juzgando a nosotros mismos. No hemos intentado con nada que no sea paz violenta en Afganistán, para pérdida de todos. Ha llegado el momento de buscar la paz sin armas o ejércitos, para que todos podamos gozar el tipo de paz con la que todos los humanos soñamos.

Asi que, por favor confíen en su humanidad, y confíen en que nosotros compartimos esa humanidad también. Como ustedes, nosotros deseamos proteger y defender a nuestros seres queridos, por lo que no hacemos este llamado a la gente del mundo a la ligera: «No se conformen con pausar. ¡Deténganse! Consideren la paz no violenta. No les hará daño. ¡Es el amor que siempre hemos querido!»

Realmente queremos sociedades que estén altamente organizadas sobre la base del amor. Esto ya está ocurriendo en muchos lugares a través del establecimiento local de prácticas igualitarias y no violentas. Joan Baez dijo: «Eso es todo lo que es la no-violencia – amor organizado».

Está sucediendo entre los voluntarios de paz afganos, como con el estudiante afgano de 11vo grado Rashid, cuya historia había empezado a contar en un post anterior.

El padre de Rashid murió en un atentado suicida con una bomba en una mezquita de Kabul, del que se hizo responsable un grupo militante pakistaní, Lashkar-e-Jhangvi. El padre de Rashi vendía naranjas en la mezquita. Rashid estaba tan devastado por esta pérdida que se deprimió inconsolablemente y no pudo asistir a la escuela durante tres meses.

 

Una vez, durante una sesión de asesoramiento, escuché a Rashid describir la opresión y el dolor que siente en el pecho cuando recuerda la escuela religiosa en la que se inscribió por la fuerza. Rashid recordó los incesantes castigos en clase, y la soledad…. Las lágrimas comenzaron a derramarse por sus mejillas, no el tipo de lágrimas que buscaban atención, sino lágrimas fluidas y tiernas.

«¿Crees que puedes curarte de la guerra que llevas dentro?» Le pregunté a Rashid recientemente.

«Sí, cambiando mi forma de pensar. Puedo hacer preguntas y buscar pruebas antes de creer cualquier afirmación sobre la guerra u otros asuntos», respondió.

Le pregunté qué diría si su madre pedía vengarse, contra los «terroristas» pakistaníes, o contra los extremistas afganos que, a través de un traumático adoctrinamiento en la escuela religiosa, intentaban lavarle el cerebro para que se uniera a ellos y librara la «guerra santa».

“Le diría: Si tomo venganza, sabes que ellos tomarán represalias con una venganza aún más feroz. Podrías salir herida. Podría perderlo todo», dijo Rashid.

Profundicé más, ya que mi viaje personal hacia la comprensión de la guerra y la paz implicaba una liberación de mis suposiciones básicas: «Después de todo por lo que ha pasado tu madre, ¿no crees que tiene derecho a defenderse?

«Maestro», me explicó Rashid, «Hay un dicho afgano que dice: «La sangre no puede lavar la sangre». Vengarse no funciona».

«Pero, Rashid, ¿cómo podrás disipar los temores de tu madre, o incluso los tuyos propios, si no hay fuerzas militares que te defiendan a ti y a tu madre? ¿Quién te protegerá?»

«Mi padre fue asesinado incluso cuando el ejército afgano y las fuerzas de EE.UU. y la OTAN estaban aquí defendiéndonos en Kabul. Lo que necesitamos es una defensa popular, en la que el pueblo traiga seguridad conversando con los grupos en conflicto. No debemos usar armas, porque si lo hacemos, otros también usarán armas contra nosotros. Veamos las actuales negociaciones de paz en Afganistán. ¡Mientras negocian, las partes en conflicto están aumentando sus luchas y asesinatos! ¿Cómo va a llegar la paz?» Rashid lo explicó.

Rashid declaró lo que incluso el Jefe del Estado Mayor Conjunto de los Estados Unidos, el General del Cuerpo de Marines Joe Dunford y el Secretario General de las Naciones Unidas Antonio Guterres habían dicho en diferentes ocasiones: «No hay solución militar en Afganistán».

«Solía admirar a los que parecían fuertes que sostenían armas peligrosas como ésta o aquella…», dijo Rashid, cambiando la postura de su brazo como si tuviera un arma en la mano. «Solía pensar que Afganistán debía tener un ejército para defender el país. Era admirador de los generales del ejército».

En la mayoría de los países del mundo de hoy, decir algo así se convertirá en una seria censura: «Rashid es antipatriótico. Es un traidor, ¡tal vez un Talibán!» Como palomas armadas, consideramos a los militares casi sagrados.

«Ahora, aunque respeto a los generales del ejército e incluso a los militantes como seres humanos, no me gusta lo que hacen. Solía pensar que pelear demuestra lo valiente que soy. Era como un teléfono inteligente programado por un sistema del gobierno», dijo Rashid.

 

Recordé que estaba hablando con un joven que pertenece a la era digital y a la generación de los teléfonos inteligentes. Son los jóvenes como Rashid y la activista sueca del clima Greta Thurnberg quienes se están levantando para cambiar nuestros obsoletos e insensibles sistemas. Greta había dicho: «No podemos salvar el mundo siguiendo las reglas porque las reglas tienen que cambiar».

Pude ver a Rashid aplicando lo que pensaba, como lo hace en la escuela, consiguiendo el año pasado el primer puesto en su clase de 10º grado, «después de que el compañero que pagó sobornos por sus notas dejara la escuela».

«¿Es posible reprogramar el teléfono inteligente humano?» Pregunté, aunque he estado pensando que con las repetitivas negociaciones de guerra entre actores plenamente armados en el conflicto afgano, ni los seres humanos adultos ni nuestros sistemas de comunicación son muy inteligentes.

«¡Por supuesto, una vez que entendamos los sistemas que hicieron la programación, podemos desinstalar el programa, o formatearlo!» Rashid bromeó.

Rashid cree que podemos reprogramarnos para una paz no violenta.

Rashid se está convirtiendo en la otra paloma que está dentro de él, la paloma no violenta que ofrece una rama de olivo, sin ningún arma atada a su ala.

¡Baa mihr (Con amor)!

Hakim

 

*El Dr. Hakim, («Dr. Teck Young, Wee») es un médico de Singapur que ha trabajado en empresas humanitarias y sociales en Afganistán durante más de 10 años, entre otras cosas como mentor de los Voluntarios de Paz afganos, un grupo interétnico de jóvenes afganos dedicados a construir alternativas no violentas a la guerra. Ha recibido el Premio Internacional Pfeffer de la Paz en 2012 y el Premio al Mérito de la Asociación Médica de Singapur en 2017 por sus contribuciones al servicio social de las comunidades.


Traducción del inglés de: Antonella Ayala