Tras una dolorosa enfermedad, dejó de estar con nosotros uno de los amigos rusos que pusieron en marcha junto con Silo, en la década de los noventa, el Club de Intenciones Humanistas de Moscú. Fue parte del mismo equipo en el que trabajó Serguei Semionov y Boris Koval, entre otros.
Akop era psiocólogo, antropólogo, miembro de la Asociación Mundial de Historia, de la Academia de las Ciencias Naturales de Rusia y de la Academia de Cosmonáutica. Académico destacado, era Profesor de la Universidad Internacional “Dubna” en Rusia, investigador del Instituto del Oriente de la ACR y director del Centro de Megahistória y Pronosticación Sistémica. También fue jefe de redacción de la revista “Psicología y Sociología históricas”, autor de diez libros entre los que destacan “Intelecto en el Universo: orígenes, desarrollo y perspectivas” (1991), “Crisis civilizatorias en el contexto de la historia universal” (2001,2004), “Psicología del comportamiento espontáneo de las masas” (2001,2005), “Antropología de la violencia y cultura de la auto-organización. Ensayos sobre psicología evolutiva” (2007, 2008, 2012, 2014), y de más de 350 trabajos científicos publicados en Rusia y numerosos países de Europa, Asia y Latinoamérica.
En su última obra, “Futuro No-Lineal” (2014), analiza las visiones más recientes de la Física y la Cosmología, la Geología y la Biología Evolutiva, la Antropología Cultural, la Sociología y la Psicología Histórica, la Sinergética y las Matemáticas para llevarnos a una conclusión impactante: exactamente en este siglo se completa un ciclo de cuatro mil millones de años en la evolución de nuestro planeta y la humanidad se enfrenta a una singularidad histórica sin precedentes. Para Akop Nazaretián la magnitud del salto evolutivo en que estamos involucrados podría compararse nada menos que al surgimiento de la vida en la Tierra. Pero la resolución favorable de semejante encrucijada depende de que los humanos seamos suficientemente inteligentes como para no autodestruirnos con las propias armas: atómicas, químicas, biológicas, nanotecnológicas o de información. Estas ideas las desarrolló también en una entrevista con Pressenza.
Nazaretián siempre nos incitó a reflexionar en profundidad sobre las preguntas cruciales de nuestro tiempo: ¿sobrevivirá la civilización humana al siglo XXI? ¿está hoy la conciencia en condiciones de encontrar nuevos significados, sentidos y valores que permitan al ser humano superar toda forma de violencia y discriminación, para proyectarse a un nuevo estadio evolutivo, tal vez de alcance cósmico?
Nos harán falta sus preguntas, el acicateo constante hacia nuevas formulaciones, el estímulo de su pensamiento, esa aguda capacidad de relacionar tantos datos para otear el horizonte del futuro.
Deseamos a todos quienes le tuvieron afecto, encontrar en estas horas “Paz en el corazón, Luz en el entendimiento!”