Revista Norte
Cada año en la Argentina 3.000 niñas y adolescentes se convierten en madres. En las menores de 13 años, los embarazos casi siempre son producto de violaciones intrafamiliares. Los números son tremendos. Los revela un artículo de Inés Hayes en el portal Canal Abierto. Hayes reacciona con estos datos a un editorial del diario La Nación que hace unos días recibió el repudio generalizado de la prensa y especialistas.
Por Inés Hayes | Canal Abierto
Mientras La Nación relata un bucólico cuento medieval en el que las mujeres no tienen más derecho que “el instinto”, en la Argentina cada año 3.000 niñas y adolescentes se convierten en madres. En las menores de 13 años, los embarazos casi siempre son producto de violaciones intrafamiliares.
Cada tres horas, en Argentina, una nena de entre 10 y 15 años entra a una sala de parto. Son un promedio de ocho bebés los que nacen de sus vientres por día; casi 3000 al año. Tanto el Ministerio de Salud, como los organismos internacionales alertan sobre los riesgos físicos y mentales de las niñas y adolescentes con embarazos forzados.
“En nuestro país, anualmente, cerca de 3.000 niñas y adolescentes menores de 15 años se convierten en madres, situación que requiere una mirada especial, no sólo por el riesgo de mayores complicaciones físicas que representa el embarazo a tan temprana edad, sino porque a menor edad mayor es la probabilidad de que el embarazo sea producto de abuso sexual”, dice el informe sobre embarazo de niñas y adolescentes del Ministerio de Salud de la Nación.
Según la Federación Latinoamericana de Sociedades de Obstetricia y Ginecología, el embarazo en niñas o adolescentes menores de 15 años expresa una multiplicidad de vulneraciones y carencias en el respeto de los derechos humanos y en la vigencia de políticas públicas –en especial de salud y equidad de género- e implica una conjunción de serios riesgos bio-psico-sociales: “puede considerarse uno de los problemas de salud pública más complejos y dramáticos que reciben nula o mínima atención”.
El mismo día en que se están organizando acciones en todo el país contra la violencia ejercida hacia las niñas, las mujeres y las disidencias, La Nación, el principal diario argentino, amaneció con un editorial titulado “Niñas madres con mayúsculas”, que omite ex profeso mencionar a las niñas como víctimas de violación (según el Código Penal) y en abierta apología del embarazo forzado.
“Muchos embarazos que ocurren en adolescentes menores de 15 años, y en particular antes de los 13, son producto de violencia sexual ejercida por integrantes de la familia o del entorno cercano bajo distintas formas de coerción que abarcan desde la imposición forzada hasta las amenazas, abuso de poder y otras formas de presión”, se destaca en el informe del Ministerio de Salud. Y el riesgo de muerte materna en menores de 15 años en países de ingresos bajos y medios es dos veces mayor al de las mujeres mayores.
Los investigadores Conde-Agudelo, Belizán y Lammers analizaron los datos del Sistema Informático Perinatal de América Latina y encontraron que las niñas de 15 años o menos tenían una probabilidad cuatro veces mayor de mortalidad materna al compararlas con el grupo etario de 20 a 24 años. También tenían una probabilidad cuatro veces mayor de endometritis puerperal, 60% más probabilidad de eclampsia y de hemorragia posparto, y 40% más probabilidad de anemia. El estudio arrojó que al compararlos con los hijos de madres de 20–24 años, aquellos nacidos de madres de 15 años de edad o menos tenían una probabilidad 60% mayor de tener bajo peso al nacer o de ser prematuros; y una probabilidad 50% mayor de nacer pequeños para su edad gestacional, así como de muerte neonatal temprana. Y en el área de la salud mental se observaron altas tasas de síntomas de depresión y ansiedad en las adolescentes durante el embarazo y el posparto, que en general son más altas que las de la población adulta.
El estudio, coordinado por Planned Parenthood Global, identificó también situaciones de estrés post-traumático en las niñas/ adolescentes que habían sido abusadas sexualmente, e ideación suicida durante el embarazo. Es que cuando una adolescente menor de 15 años queda embarazada, su presente y futuro cambian radicalmente: termina abruptamente su ciclo educativo, enfrenta serios riesgos para su salud y su vida, se alteran sus relaciones sociales, se reducen sus perspectivas de inserción laboral, multiplicándose su vulnerabilidad frente a la pobreza, la exclusión, la violencia y la dependencia.
En 2015, hubo 2.787 nacimientos de madres menores de 15 años. Las tasas más altas se encuentran en las provincias del Noreste: 5,2 x 1000 en Chaco; 4,7 x 1000 en Formosa; y 3,7 x 1000 en Misiones. Y las más bajas en la región Centro y Patagonia: 0,7 x 1000 Buenos Aires; 1,1 x 1000 en Chubut; y 1,3 x 1000 en Córdoba.
En los términos de la Convención de la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes y del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, obligar a una niña/adolescente que no ha terminado de crecer a llevar a término un embarazo forzado o no deseado es una violación de sus derechos humanos equivalente a tortura o trato cruel, inhumano y degradante.