Esta comunicación ha sido recibida por nuestro personal de redacción, la publicamos tal como fue escrita por Lorena Fornasir, una operadora independiente.
«Rechazado por la policía croata y despojado de sus ropas “cálidas”, zapatos y calcetines, se vio obligado a regresar a Kladusa a pie atravesando un terreno de nieve. Sus dedos se congelan, cuando llega al campamento BIRA BIHAC estos son de color negro, están necrosados. Es sábado, después llega el domingo. Él no recibe ayuda. Le dicen que espere hasta el lunes para la admisión. Ahora la gangrena avanza y le deben apuntar los pies. No se reconoce a sí mismo, es despojado de su propia imagen. Se había ido en un viaje de esperanza que fue aplastado por la necrosis que ahora lo está devorando. Él rechaza el tratamiento, tal vez quiera morir. Quizás no pueda soportar el dolor que le daría a su madre y el fin de toda ilusión. Tal vez él realmente no quiere morir, pero lo hicieron no humano, le quitaron su dignidad, la imagen de todo su cuerpo. Reducido a «una no-persona» a un ser «no digno de vida», se aferró a la única opción de entregarse a la muerte».
Este es el texto del mensaje que llegó por la noche por parte de Lorena. Luego, yendo a leer en el sitio de Melting Pot, encontramos toda la historia reciente de este joven llamado Alí, que fue reportada en un artículo / apelación por Lorena Fornasir y Gian Andrea Franchi, ambos operadores independientes:
«Historias de violencia ordinaria desde la frontera entre Bosnia y Croacia»
«Queremos señalarles un caso muy serio y, al mismo tiempo, ejemplificar la situación del cantón Una-Sana en la frontera con Croacia. Y ahora se conoce que convergen en esa frontera, por parte de Croacia, rechazos continuos, no sólo ilegales con respecto a la legislación internacional y europea, pero que se caracteriza por la violencia sistemática con el objetivo de disuadir a los migrantes, humillarlos con verdaderos abusos. En tal sentido, es preciso ejemplificar este caso. Es uno de los muchos niños que salieron de Bosnia para Europa y fueron capturados en los bosques de Croacia. La policía le despojó de su ropa cálida y le quitó los zapatos y los calcetines; luego lo obligó a volver descalzo. El niño se llama Alí. El viernes 7 de febrero llegó a Velika Kladusa con los pies congelados, luego llegó al campamento BIRA de BIHAC y fue gestionado por la OIM. Durante dos días, sábado y domingo, no recibió ninguna ayuda.
El lunes 11 de febrero fue finalmente ingresado en el hospital. Mientras tanto, la gangrena estaba en un estado avanzado. La amputación es la única oportunidad de salvarle la vida.
El 13 de febrero recibimos la noticia de que Ali rechazó el tratamiento y firmó una declaración para ser dado de alta. Regresó al campamento de BIRA antes de quedarse en una tienda (sucia) y luego en un contenedor.
El viernes 15 de febrero, su situación debió empeorar porque llegó la ambulancia, pero él rechazó la admisión nuevamente. De las fotos en nuestro poder, asumimos que se encuentra en un estado traumático en el que su realidad tiende a empeorar.
Sabemos que la OIM (Organización Internacional de Migración) ha solicitado la intervención de una psicóloga, pero Ali no quiere hablar con ella.
Nos parece claro que al principio no hubo respuesta al trauma reciente que ciertamente se incrustó en los traumas anteriores que vivió Ali. Tal vez no sea demasiado tarde para intervenir, pero necesitará habilidades y tratamientos específicos.
Esto no es más que un caso, aunque particularmente grave, del que hemos llegado a conocer. Otro, ocurrido el 4 de febrero, concierne a Abdelhamid Zebboudj, argelino, anfitrión del campamento Miral, cerca de Kladuša, atropellado por un automóvil y agonizante por más de una hora hasta la llegada de la policía que lo trajo, ahora inútilmente, en el hospital, donde murió.
Seguramente hay muchos otros casos. Lo que es necesario subrayar es el carácter fríamente burocrático de la gestión de la OIM, que pasa por alto el hecho elemental de que la masa es un conjunto de singularidad y sufrimientos singulares. Sin embargo, esto depende del hecho de que el propósito de estos campamentos no es la ayuda concreta para las personas en peligro, sino simplemente su restricción en las puertas de Europa. Es este hecho que debe ser denunciado por todos los medios».
Esto sucede en el año «Dominios» 2019 en la Europa civil, todavía llamado en nuestro Parlamento Europeo «Europa del respeto de los derechos».
Traducción: Ana Gabriela Velásquez Proaño