La Asociación de Radios y Programas Participativos de El Salvador, ARPAS, celebra veinticinco años de hacer comunicación popular, caracterizada por tener como sujeto de la comunicación a la gente, promover procesos de comunicación participativa y por impulsar una agenda de cambios estructurales en favor de la mayoría de la población.
«Veinticinco años de promover los derechos humanos, la cultura democrática, la memoria histórica, la protección del medios ambiente, la equidad de género y las prácticas alternativas que marcan caminos hacia otros mundos posibles.», señala la red en una editorial conmemorativa.
Una historia de 25 años acompañando a las comunidades
La fecha fundacional fue el 26 de febrero de 1994. Con apoyo de la Asociación Latinoamericana de Educación y Comunicación Popular (ALER), varias radios comunitarias, algunas surgidas en comunidades repobladas, se juntaron para crear una coordinadora de medios que impulsara la lucha por el derecho a la comunicación y la construcción de un modelo mediático que garantizara pluralidad y diversidad de voces.
Se respiraba en el ambiente los aires democratizadores de los Acuerdos de Paz, que dos años antes pusieron fin a la cruenta guerra civil y plantearon la democratización del país y la reconciliación de la sociedad salvadoreña.
«Sin embargo, – continúa la nota editorial- el régimen heredero de la dictadura y la represión sacó de inmediato sus garras contra los medios comunitarios. Por presiones de ASDER, el gobierno arenero de Armando Calderón Sol mandó a cerrar una veintena de radios comunitarias en diciembre de 1995, calificándolas de piratas, ilegales, clandestinas y hasta “guerrilleras”.
Dos años después, en 1997, la Asamblea Legislativa aprobó un ley de telecomunicaciones que -en la práctica- legalizó el cierre de los medios comunitarios, pues los excluyó y estableció la subasta al mayor postor como único mecanismo de acceso al espectro radioeléctrico. Esa ley también estableció la prórroga automática de las concesiones y consolidó la concentración mediática en el país, dejando la mayoría de canales y frecuencias en pocos grupos empresariales.
Modificar esa ley nefasta sólo fue posible hasta hace un par de años. En mayo de 2016, como resultado de la lucha de ARPAS y las organizaciones aglutinadas en la Red por el Derecho a la Comunicación (ReDCo), la Asamblea aprobó una reforma que reconoce a los medios comunitarios, estableció mecanismos alternos a la subasta para otorgar frecuencias y eliminó las prórrogas automáticas de las concesiones de radio y televisión.
Así que, en el marco de la celebración del 25 Aniversario, ARPAS propone retomar este proceso de democratización aprobando nuevas reformas orientadas a la desconcentración, aprovechar la digitalización del espectro para propiciar mayor diversidad mediática e implementar acciones afirmativas para fortalecer a los medios comunitarios.
Saqueos, intentos de cierre y bloqueo a las frecuencias, así fue hacer radio comunitaria en El Salvador
En una producción adjunta, las comunicadoras Josseline Roca y Norma Ramírez refieren que la historia de las radios comunitarias inicia en la década de los noventa, cuando comunidades que tuvieron que refugiarse en Honduras a causa de la guerra civil vuelven al país para repoblar sus territorios, entre ellas la comunidad Santa Marta, Cabañas; Nuevo Gualcho, Usulután; Guarjila en Chalatenango y Segundo Montes en Morazán.
Estas emisoras, que en 1994 deciden integrar la Asociación de Radiodifusión Participativa de El Salvador (Arpas), se convirtieron en el principal instrumento de difusión de los temas de interés local para las comunidades y de agenda alternativa a nivel nacional, al crear su Red Informativa y Educativa.
Intentos de cierre, saqueos y bloqueos para acceder al espectro radioeléctrico, fue parte de lo que enfrentaron las radios comunitarias asociadas a Arpas.
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