Entre el 9 y el 10 de agosto de 2018, se realizó el Segundo Seminario de Reflexión sobre Genocidio Indígena en el Chaco Argentino, en Resistencia (Chaco) organizado por la Fundación Napalpí e investigadoras/es del CONICET. En la presentación del programa podía leerse: “Hay formas de violencia que no se visibilizan en masacres acotadas en tiempo y espacio, sino que silenciosamente emiten mensajes hacia ciertas víctimas, pero también hacia sus victimarios. Las poblaciones indígenas sufren esas formas de violencia que en la larga duración constituyen genocidios latentes, silenciosos e invisibles.”
Allí la encontré a Bashe Nuhem (Mónica Charole), entre otras/os referentes, líderes, docentes y activistas indígenas que participaron o se acercaron para escuchar los debates de las mesas temáticas que abarcaron una diversidad de problemáticas, entre ellas las violencias sexuales y de género contra niñas, jóvenes y mujeres indígenas en las provincias de Chaco, Salta y Jujuy.
Bashe es una conocida referente qom, oriunda del Impenetrable, activista en las redes de comunicadores indígenas, feminista, realizadora audiovisual y una de las organizadoras de los Festivales de Cine Indígena que se realiza en Resistencia desde hace varios años. Había pasado tan solo un día de la última masiva vigilia que esperaba la aprobación final del proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, que lamentablemente y debido a los posicionamientos retrógrados y patriarcales ya conocidos, no fue aprobado. Intrigada por si (y cómo) se había desarrollado el debate por el derecho al aborto en algunas comunidades indígenas del Chaco, tuvimos con Bashe la breve conversación que sigue.
–Bashe ¿de qué parte de la provincia del Chaco sos? ¿Nacida y criada dónde?
–Bueno, yo soy de la zona del Impenetrable. Nací ahí y ahí me crié. Pertenezco al pueblo qom, soy comunicadora social y tuve la suerte de poder estudiar la carrera, acá en Resistencia. Aparte de eso soy docente y actualmente estoy trabajando desde hace 8 años, en la coordinación general de una organización que se dedica a temas únicamente de comunicación indígena. Nosotros acompañamos todos los procesos que tienen que ver con la comunicación y ya van a hacer tres años que estamos dictando talleres direccionados a todo el tema de género. Nosotras –al menos quienes estamos dentro de la organización y nos reconocemos como mujeres–, celebramos que los compañeros, hermanos y hermanas, acepten que toquemos temas tan controvertidos y que muchas veces no se tocan.
–¿Como cuáles?
–El tema de la trata, el tema de las violaciones e inclusive el problema de los abusos que hay dentro de las familias, un tema bastante complejo. Estos días escuché a un senador decir que “no es tan violento cuando la mujer padece esa situación dentro de la familia” y ahora por suerte se le está pidiendo la renuncia, se estaban juntando firmas. Bueno, la cuestión es que nosotras venimos trabajando en poder romper esta estigmatización que pesa sobre las mujeres, pues nosotras también tenemos mucho que decir. La participación, si bien sigue siendo difícil, vemos que tiene avances importantes.
–¿Podemos decir que la provincia del Chaco es pionera es promover algunos espacios para que las mujeres indígenas comiencen a organizarse?
–Si, puede ser en parte, pero eso es más el producto de las propias luchas nuestras, como mujeres, porque a nosotras nunca nos facilitaron nada y eso las mujeres no indígenas también lo padecen. Partiendo desde el sufragio nos niegan de todo… Nosotras como organización de comunicadores indígenas también venimos llevando esta bandera de la despenalización del aborto, apoyando la despenalización, que lamentablemente no se dio. Pero esto no quiere decir que vamos a bajar nuestros brazos, porque así como han dicho muchas compañeras con las que venimos trabajando de manera conjunta en el escenario de la comunicación, a nosotras nunca nos regalaron nada, siempre hemos estado en la calle para conquistar nuestros derechos y esto para nosotras recién comienza. Recién empieza y esta marea verde no da ni un paso atrás.
–Te quería pedir si me podes volver a contar que pasó con esa marcha que generó ciertos conflictos en una comunidad del Impenetrable.
Sucedió en la zona del Impenetrable, en un paraje que se llama Palo Santo. Ahí se hizo una pequeña marcha en favor de las dos vidas… Bueno, a nosotros nos sorprendió esta posición repentina por parte de algunas compañeras porque en su momento, cuando nosotros hablamos del tema en la radio comunitaria, muchas compañeras comenzaron a hablarlo también y eso es un avance, pero una colega periodista, Alejandra (no voy a dar el apellido), ella anduvo recorriendo la zona y diciendo a las comunidades, especialmente a las mujeres, que si apoyaban la despenalización del aborto, ni bien se aprobase –si llegase el caso de aprobarse–, todas las mujeres que estaban a favor de la despenalización, mujeres indígenas, iban a ser “arrestadas” al día siguiente. A mí me parece una estupidez y una irresponsabilidad por parte de la compañera, colega, difundir este tipo de comentarios que no son así: las que estudiamos la materia, que sabemos también en profundidad el proyecto, sabemos que esto no es así y sabemos que, por parte de los que defienden las dos vidas, tratan de intimidar a las comunidades y lamentablemente, además existe la intimidación por parte de las iglesias.
–¿Crees que esta compañera pudo estar influenciada por alguna iglesia?
Si, ella es católica, pero no solamente recorrió esta zona, sino que también fue para Miraflores, donde viven mayoritariamente comunidades wichi. No tuvo éxito, porque hay posicionamientos distintos en este tema por la despenalización del aborto, pero me parece perfecto que haya dos líneas distintas de pensamiento, enriquece el debate. Yo invito a que las compañeras que están en contra de la despenalización debatan con nosotras, nos expliquen cómo van a salvar las dos vidas ahora que se ha negado la ley propuesta por el movimiento feminista, que empiecen a estudiar y a proponer –que es lo faltó durante todo este debate. Hemos escuchado cualquier estupidez estos meses de campaña donde estuvimos apoyando la despenalización del aborto, hemos escuchado solamente agresiones y no propuestas concretas.
–Bashe, en este sentido ¿qué podemos hacer el resto de las compañeras que venimos siguiendo, comprendiendo los procesos organizativos y las problemáticas que vienen discutiendo las mujeres originarias de distintos puntos del país, para darle visibilidad a esto que está ocurriendo? Pues, por lo que estás contando, algunas mujeres originarias también están discutiendo la despenalización del aborto, hay debates y posicionamientos dentro de las comunidades; a pesar de la presión de las iglesias las mujeres toman posicionamientos aunque muchas veces no se pueden pronunciar en los espacios públicos.
–A mi me parece también que es tiempo de seguir organizándonos y romper esta barrera del miedo. A mi me costó mucho hablar de mi situación personal, porque he padecido violencia sexual, me ha llevado muchos años poder contarlo pero ahora no me da pudor de decir “yo fui víctima” y a mi no me la contó nadie, yo la viví…
–¿A qué edad?
Yo tenía 18 años cuando me violaron 5 personas, lo que me dejó un año sin poder levantarme de la cama. Fue una situación bastante compleja, pero acá estoy y trabajando mucho en el tema del empoderamiento con las hermanas, con las compañeras de los espacios, donde siempre estamos trabajando desde las comunidades indígenas. Por eso siempre es importante contar con medios propios y que también los comunicadores y las comunicadoras empiecen a tratar estos temas. Si bien siguen siendo muy tabú dentro de las comunidades, acá en el norte de este país que es Argentina, lo estamos tratando el tema y si bien es difícil, eso no quita que nosotras siempre vamos a estar ahí, al pie del cañón, defendiendo esto, lo que nosotras y nosotros hemos construido, la lucha y la conquista del derecho.