El 4 de enero de 1998, hace 21 años, en el Palacio de Deportes de «Obras Sanitarias» de la ciudad de Buenos Aires, Argentina, Silo concluyó su informe final a la primera Asamblea Pública de la Estructura del Movimiento Humanista con estas pocas palabras:
…» ¿ Qué es hoy el Movimiento Humanista? ¿Acaso un refugio frente a esta crisis general del sistema en que vivimos? ¿Será, tal vez, una crítica sostenida a un mundo que se deshumaniza día a día? ¿Será un nuevo lenguaje y un nuevo paradigma, una nueva interpretación del mundo y un nuevo paisaje? ¿Representará una corriente ideológica o política; una nueva estética, una nueva escala de valores? ¿Consistirá en una nueva espiritualidad, en una acción destinada a rescatar lo subjetivo y lo diverso en la acción concreta? ¿El Movimiento será la expresión de una lucha a favor de los desposeídos, de los abandonados y los perseguidos, será la manifestación de los que sienten la monstruosidad de que los seres humanos no tengan los mismos derechos ni las mismas oportunidades?
El Movimiento es todo eso y mucho más. Es la expresión práctica del ideal de Humanizar la Tierra y es la aspiración de dirigirse hacia una Nación Humana Universal. Es el germen de una nueva cultura en esta civilización que se hace planetaria y que tendrá que cambiar su rumbo, admitiendo y valorando las diversidades y dando a todo ser humano, por la dignidad que se merece, por el simple hecho de nacer, iguales derechos e idénticas oportunidades.
El Movimiento Humanista es la manifestación externa de los profundos cambios que se están operando en el interior del ser humano y que son la historia misma: trágica, desconcertante, pero siempre en crecimiento. Es una débil voz adelantada que anuncia los tiempos que están más allá del ser humano que hemos conocido. Es una poesía y un arco de colores diversos. Es un David frente a un insolente Goliat. Es la suavidad del agua frente a la dureza de la roca. Es la fuerza de lo débil: una paradoja y un Destino.
Amigos míos, aun cuando no logremos inmediatamente los resultados que esperamos, esta semilla ya existe y espera la llegada de los tiempos venideros.
Para todos, de corazón a corazón, el deseo fervoroso del cambio social que se avecina y la esperanza del silencioso cambio que más allá de toda compulsión, más allá de toda impaciencia, más allá de toda aspiración violenta, más allá de toda culpa y de todo sentimiento de fracaso, ya anida en la íntima profundidad de muchos humanistas «.
Este discurso (el vídeo y otras explicaciones se encuentran en la página oficial del Movimiento Humanista) curiosamente no aparece en las obras completas ni en el sitio donde el propio autor ha dejado toda su obra escrita, grabada en audio o vídeo.
Personalmente estuve allí, en la cabina de traducción simultánea donde traduje toda la reunión, el trabajo voluntario de servicio que me tocó hacer en estas reuniones y traducir ese texto al final de una larga jornada de trabajo fue una experiencia que todavía recuerdo con gran intensidad.
Quizás sea por esta anécdota que recuerdo bien aquel pequeño discurso en el que Silo logra no sólo sintetizar algunas cosas importantes para los humanistas, sino también expresarlas con un poema extraordinario: «la dulzura del agua frente a la dureza de la roca, la fuerza de los débiles».
Pero el tema de lo que es hoy el Movimiento Humanista sigue siendo un tema abierto. Una vez dijimos: el Movimiento es un instrumento para lograr un mundo mejor y dejará de existir cuando ese mundo se realice. Si eso es así y se mira al mundo, está claro que el Movimiento Humanista es algo absolutamente necesario en ese mundo donde aparecen signos inesperados de una creciente deshumanización.
Alguien ha confundido durante demasiado tiempo al Movimiento con las diversas formas de organización que ha tomado según el momento histórico; también ha querido identificar al Movimiento Humanista con ese Movimiento Humanista que el propio Silo define más precisamente como Humanismo Universalista y que es la variante del humanismo que él formó, pero no la única que existe.
Por ejemplo, el nombre Nuevo Humanismo se encuentra actualmente en campos ideológicos, espirituales y académicos muy diversos y a veces incluso con puntos de vista opuestos: esto simplemente pone de relieve el hecho de que la preocupación por el Ser Humano es muy sentida por vastas capas de la sociedad, lo que no puede complacer a todos los humanistas.
La definición sintética y poética que Silo propone en ese discurso es, en mi opinión, extremadamente actual en este momento en que los peores silogismos sirven para justificar intelectualmente la peor inmundicia de ese bandolerismo semántico que bien recuerda Noam Chomsky; hoy más que nunca, necesitamos lanzar nuestro corazón más allá del obstáculo y afirmar la batalla de «David contra el Goliat insolente», la batalla de los valores contra el pragmatismo, de lo humano contra la ley de los números estadísticos, la fuerza de la utopía contra el realismo imperante, la posibilidad respecto a la resignación.
Pero, sobre todo, para hacer todo esto debemos recordar y aplicar el Documento del Movimiento Humanista cuando dice: «Pero entre las aspiraciones de los humanistas y la realidad del mundo de hoy se ha levantado un muro. Ahora es el momento de derribar este muro. Para ello es necesaria la unión de todos los humanistas del mundo».
Traducido del italiano por María Cristina Sánchez