¿Cómo se conforma una idea? La materialidad se articula en abstracciones que se vuelven perceptibles a la sensibilidad posible de lo humano. La humanidad de lo objetual se detecta y se redimensiona en su funcionalidad lógica que permite identificar y diferenciar el momento particular de su desarrollo.
La realidad, como momento pensado y material a la vez, se deconstruye en intervalos particulares que permiten delimitar el decursar de la simple abstracción a la generalización conceptual.
La idea deviene del movimiento, de la negación y asimilación, del positivo y negativo que polariza la formulación abstracta de la conformación cognoscitiva de una idea.
La idea se particulariza en el momento especifico en el que se define, se universaliza en su propio movimiento. La universalización de la misma la redimensiona y la transforma su propia esencia o en un producto intrínseco de sí misma.
La idea distorsionada y sublimada en su momento ideal, como producto de la falseación de lo real, como construcción coherente con necesidades ajenas a su propia esencialidad, se ideologiza; y comienza a divorciarse de sí misma, para ser su otro, su espejo, el momento del reflejo inconsciente captado por la cámara obscura.
La ideología como derivación indirecta y en ocasiones forzada de la idea manipula la consciencia, la condiciona hacia una realidad indirecta, ajena y perteneciente al propio tiempo. De ahí entonces que lo material se vuelva expresión del momento ideológico y la idea se convierta solo en la base por la que se nos expresa bajo la falsa forma de la objetividad la conformación universal de una idea.
Cada abstracción de la idea se presenta en la dimensión de lo real, esto a su vez se expresa en la construcción ideológica de realidad que, bajo la falacia de la libertad, de la posibilidad de conocer, de elegir, expone la idea como una producción individual, particular, sin tener en cuenta el sentido real de la idea como expresión de la verdad.