Una disertación personal sobre el sentido de lo existente en los límites del pensamiento de la Física Clásica.

¿Qué es real?

La realidad es generativa. Cuando estás en una determinada configuración existencial y mental de la realidad –por ejemplo, fuertemente influida por el mito de nuestro tiempo: el dinero– vives inmerso en esa realidad.

Esta realidad, te atrapa en su mundo. Si en algún momento sales de esa “configuración”. Por ejemplo, porque imaginas que vas a morir en breve, entonces se desvanece.

Cuando esto ocurre ¿en qué realidad estas? ¿en la del confort?, ¿en la de los deseos no realizados?, ¿en la de la frustración?… Son sólo otras moradas igualmente irreales.

Definitivamente la realidad es cambiante para nuestro voluble personaje vital (el yo).

“Cada momento histórico cuenta con creencias básicas fuertes, con una estructura mítica colectiva, sacralizada o no, que sirven a la cohesión de los conjuntos humanos. Cuando alguna de esas creencias cae, sobreviene una profunda crisis en la que nos sentimos como hojas arrastradas por el viento”. [1]

La realidad, en cuanto a los orígenes del Universo, no se presenta tampoco muy consistente. Desde miles de años atrás, pensadores han coincidido en la manera de explicarla al llegar a un punto de máxima concentración e inspiración: Upanishads, Buda, Dogen, Hermes, Plotino, Silo, etc.

Son explicaciones difíciles de entender; imposibles de entender si estamos inmersos en alguna situación vital muy superficial. Pero aun estando un poco despiertos y muy concentrados son difíciles de entender las explicaciones sobre qué es la realidad, qué significa existir y si todo eso tiene algún sentido.

La física actual ha llegado a la conclusión de que no sabía prácticamente nada del mundo, más allá de un 4 o 5% –muy significativo, sí– pero ¿qué hay del 95% restante?: la materia oscura y la energía oscura. Es decir, sí que sabía; siempre y cuando acotes el campo de lo que entiendes por “mundo”. Entonces funciona la gravedad, el electromagnetismo y todas esas leyes.

Pero hoy llegamos a los límites de la Física Clásica y eso está produciendo un shock en la ciencia y en la filosofía.

La búsqueda de la teoría unificada

Newton unificó fenómenos universales del cosmos con la física terrestre al –supuestamente– describir la caída de la manzana con la misma fuerza que opera en el Sistema Solar para mantener las órbitas de los astros.

Maxwel también unificó la luz, la electricidad y el magnetismo. A comienzos del siglo XIX eran considerados tres fenómenos independientes. [2]

Einstein con el planteamiento de las 4 dimensiones planteó el concepto espacio-tiempo como una sola cosa, no dos separadas. Y lo mismo hizo con la geometría. La fuerza gravitatoria supone una cierta ilusión a la hora de concebirla, ya que la fuerza gravitacional altera la forma del espacio tiempo produciendo valles donde se mueven los objetos.

Theodor Kaluza expuso una teoría que unificara el electromagnetismo y la relatividad. Supuso que el espacio tiempo de Einstein era de 5 dimensiones, no solo de 4. Encontró más lugar para albergar más teorías. Y Oskar Klein formuló una explicación estructural de carácter fractal para unificar teorías totalizadoras.

Hoy la ciencia busca también la teoría unificada. La teoría de cuerdas podría servir.

La idea fundamental de la teoría de cuerdas plantea que hay que abandonar las partículas puntuales, para ver cuerdas que según su vibración reproducen diferentes tipos de partículas, tal como haría un piano. Patrones de vibración de las cuerdas fundamentales que producen las notas musicales.

La teoría de cuerdas necesita 10 dimensiones. Pero nosotros vivimos en un mundo de 4. La solución está buscándose especulando cómo integrar nuestras 4 dimensiones, incluso la 5ª de Kaluza-Klein en la teoría de cuerdas.

Por lo tanto, según esto, todo el contenido de materia está determinado por la forma de las dimensiones, por su estructura.

Existencialismo

Más que nunca la humanidad se enfrenta a un abismo: un ateísmo más profundo que el superficial ateísmo confesional en el que la razón se refugió (tal vez un refugio heroico frente a las tiranías religiosas, pero refugio, al fin y a la postre).

Ahora se trataría de la claudicación total al sinsentido. O bien, de lo opuesto.

En el siglo XXI hemos cambiado las épicas cosmogonías del pasado por el Big Bang, un acontecimiento completamente irracional. No es posible dibujarlo como se dibujaron los antiguos modelos, porque es un acontecimiento en la dimensión del espacio-tiempo.

Tendemos a representar la línea del tiempo como la línea del espacio. Pero algo que sucedió no está ni atrás ni adelante. Estaría en todo caso en lo profundo, aunque es igualmente una alegoría, pues el espacio-tiempo no es ni bidimensional, ni tridimensional.

Dependiendo de los años luz que fijemos el punto de referencia del observador esta singularidad del nacimiento de todo cambia. ¿Dónde representas algo que te envuelve?

Además, la física actual más avanzada dice: “el universo se creó a partir de una fluctuación quántica del vacío”.

«Imaginemos que ponemos paredes de plomo a una habitación para que no entre ninguna radiación del exterior, ponemos un sistema de refrigeración hasta alcanzar -273º K, imaginamos una bomba de vacío que sea capaz de extraer todo el aire… Logramos estar plenamente oscuros, fríos y sin ninguna radiación. Aun así, ese vacío tiene una estructura o un cierto nivel de energía latente». [3]

El propósito humano

Lo opuesto al sinsentido es el sentido. En el futuro está lo no realizado.

En el Renacimiento se buscó la inspiración a través de «los cálsicos» porque se había llegado al callejón sin salida del alma desilusionada.

Ahora no podemos eludir aproximarnos al futuro como respuesta. Ya no nos vale el refugio de la razón, ni los pseudorefugios de las creencias en general.

Lo que está en el futuro es aquello nuevo que no se realizó en el pasado y que está pendiente de realización. Es posible concebirnos dependientes del futuro.

Hay algunas de estas cosas en el terreno político y social, pero especialmente hay propuestas no realizadas en campo de meditación trascendental, o como se le llame según el canon de la época.

Una cosa sería lograr un estilo de vida más o menos correcto, solidario, compasivo, altruista, armónico y feliz como un gran logro de la humanidad, y otra, afrontar con valentía la necesidad de ser iluminados por el propósito creativo del Universo. Posiblemente lo uno no se podrá sin lo otro, así que sería más bien un proceso simultáneo.

Con un planteamiento algebraico simple podemos barajar la hipótesis: a+b=z o a+b no=z, una de las dos es correcta. [4] La fe consciente no es muy distinta, en cuanto que hay que apostar por una formulación y realizarla. Nos dará z o no z. ¿Hay una intención evolutiva en el Universo? ¿Es el ser humano susceptible de ser iluminado? Esto necesita ser planteado y experimentado.

Posiblemente será algo más evidente para las nuevas generaciones que para los humanos actuales, que parecen avergonzarse de mentar en estas cuestiones.

[1] El Gran Mito del Dinero: conferencia de presentación del libro Mitos Raíces Universales de Silo, 1991 en Buenos Aires, Argentina

[2] La unificación de luz, electricidad y magnetismo: la “síntesis electromagnética” de Maxwell

[3] Extracto de una charla de Benjamin Montesinos, Investigador del Centro de Astrobiología del CSIC 

[4] https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%81lgebra