Por Estefanía Cendón
APU: ¿Cree que a partir del autodenominación de Juan Guaidó como «presidente a cargo» de Venezuela y la movilización masiva de ciudadanos se profundizó la división social en ese país?
Raúl Dellatorre: La manifestación masiva es la expresión de un quiebre preexistente; se da una confrontación muy grande entre dos sectores de la sociedad: unos que apoyan al gobierno y otros que detrás de un cambio de gobierno no tienen muy en claro quién lo podría implementar. En este caso, cuentan con el apoyo de Estados Unidos.
APU: Tanto desde el oficialismo como desde la oposición recurren a diversos artículos de la Constitución para avalar su accionar. ¿Considera legal la autodenominación de Guaidó como «presidente a cargo»?
R.D: No me parece que sea legal desde diferentes puntos de vista. Desde el gobierno aclararon que ninguno de los artículos mencionados de la Constitución son aplicables a esta situación. Por otra parte, de la manera que se planteó y se resolvió este golpe tiene una ilegitimidad absoluta: alguien se autoproclama y lo hace en un acto público… Aparece claro el respaldo de Estados Unidos en las horas previas con el mensaje que dio el vicepresidente norteamericano casi convocando a que esto suceda. Lo que se está haciendo se encuentra viciado política y legalmente. Es muy difícil para la comunidad internacional, más allá de los países que están absolutamente alineados con Estados Unidos, darle legitimidad a esto.
APU: El secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, instó a la OEA a reconocer a Guaidó como presidente interno. La embajada de USA en Venezuela recomendó a los ciudadanos estadounidenses que abandonen el país. ¿Cómo impacta esta postura injerencista de Estados Unidos en el contexto internacional y en América Latina en específico?
R.D: De parte de Estados Unidos no sorprende, la novedad quizás sea la torpeza de la postura política de Trump. Lo que importa analizar es que estamos ante un hecho extremadamente delicado porque este tipo de conductas para desplazar a un gobierno directamente, instrumentado desde afuera, es preocupante. Esto no lo vimos ni siquiera en Brasil con el desplazamiento de Dilma que fue arbitrario e ilegal, pero operado desde las instituciones brasileñas. El antecedente cercano de lo que intentan hacer en Venezuela fue el caso de Manuel Zelaya en Honduras, quien fue detenido y llevado al exterior en una operación relámpago. Lo sucedido en Venezuela tiene algo en el mismo sentido, pero ha fracasado. Primero hubo un intento militar con el alzamiento de la Guardia Nacional que no generó repercusión entre las Fuerzas Armadas. Después, está lo acontecido con Guaidó y en las últimas horas la dificultades que señalamos con respecto a que tenga algún tipo de reconocimiento esta autodenominación. Lo grave es que a través de una maniobra se intentó desplazar a un gobierno. Muchos gobiernos se apresuraron en mostrar su respaldo, entre ellos Argentina.
APU: ¿Existe riesgo de que se desate una guerra civil en Venezuela?
R.D: Si, realmente existe el riesgo porque como planteé al principio la sociedad está dividida. Hay una confrontación muy fuerte con las posturas que sostienen, no hay una dirigencia desde la oposición para operar una salida negociada, una transición que te lleve a elecciones en donde todo el mundo reconozca los resultados. No tenés una dirigencia de oposición en Venezuela en esos términos. Estados Unidos presiona desde afuera para que haya una solución salvaje, porque no tiene esa dirigencia política interna para operar otro tipo de solución. Por otra parte, hay un núcleo fuerte del chavismo dispuesto a defender hasta las últimas instancias al gobierno y esto te llevaría a una solución armada. Uno teme eso.
APU: Teniendo en cuenta cómo se desarolla el panorama, ¿desestima como posibilidad la convocatoria a elecciones anticipadas como pidió la Unión Europea?
R.D: No lo descarto, pero no resolvería la situación. En las elecciones anteriores cuando participó la oposición unificada el resultado fue con estrecho margen a favor de uno u otro. A favor del chavismo cuando fueron elecciones presidenciales y en las últimas elecciones legislativas ganó la oposición. Hubo resultados en donde el chavismo reconoció la derrota. La oposición dividida lo que pretende es que no se presente el chavismo, unificada parecería que no puede ir. Es difícil que se dé la unificación de la oposición porque hay sectores claramente golpistas y otros sectores democráticos que son minoritarios. La oposición tiene un poder de fuego muy grande para provocar este boicot y ahogamiento en el que cayó la economía venezolana. El gobierno de Maduro no está encontrando una solución a este problema. La salida intermedia es difícil de encontrarla, no creo que se resuelva mediante la convocatoria a elecciones. Si vuelve a ganar Maduro la oposición no lo reconocería.
APU: Maduro expresó que estaba dispuesto a dialogar con la oposición. ¿Se puede llegar a encontrar por esa vía una solución que contemple la autodeterminación en Venezuela?
R.D: Ojalá sea así. El gobierno se está mostrando dispuesto al diálogo, hay que ver qué sector de la oposición está dispuesto a dialogar. Yo creo que sería positivo que al menos un sector se siente a hablar y, en todo caso, se pueden pedir algún tipo de garantías para seguir trabajando, desarrollando sus políticas para ganar algún tipo de representación. Es imprescindible para eso que reconozcan que el presidente es Maduro, uno no le puede pedir al gobierno que negocie una transición.
APU: El desabastecimiento fue uno de los elementos clave que contribuyeron al malestar social actual. ¿Están funcionando las políticas del chavismo para paliar ese problema?
R.D: Por la información que tengo todas las vías de abastecimiento, distribución y racionamiento que está aplicando el gobierno son insuficientes para resolver el problema. Indudablemente, hay una situación de desabastecimiento, inclusive en artículos de primera necesidad. Esto también tiene que ver con la historia de Venezuela, que no pudo salir de la altísima dependencia del petróleo como único producto de exportación y un consumo que todavía sigue muy dependiente de la importación. Esto responde a una cuestión estructural que tiene Venezuela y que la Revolución Bolivariana, pese a que se lo propuso, no logró resolver. Hay un boicot tremendo del poder económico en Venezuela con el apoyo de sectores empresarios de Estados Unidos y Colombia para que esto siga sucediendo. El gobierno no ha logrado regular este boicot que se expresa al esconder la producción, bajar la producción, contrabandearla a Colombia para que no vaya al mercado interno y llega hasta hacer desviaciones de los fondos en un sistema cambiario supuestamente controlado en absoluto por el gobierno. En cuanto le dan los dólares al importador resulta que el exportador termina pasando los dólares al mercado negro y no importando el producto. Esto no tiene ningún tipo de control o tiene controles ineficientes por parte del gobierno. Es todo un problema mientras no haya un acuerdo para que quienes boicotean dejen de hacerlo o el gobierno ponga los instrumentos para combatirlo. Claramente es una acción política y la resolución debería ser política. Hoy está planteado así. Coincido con el gobierno de Venezuela en cuanto al diagnóstico del desabastecimiento, no coincido tanto con el tipo de soluciones que están planteando. Es muy fuerte el desabastecimiento.
APU: ¿Cuáles serían posibles salidas a esta situación?
R.D: Hay quienes sostienen que el gobierno se debería endurecer y empezar a nacionalizar las vías de distribución, el sector financiero y las grandes empresas que están boicoteando para romper con ese boicot. Otros dicen que si el gobierno aflojara con tantos controles lograría que se empiece a regularizar de a poco. Yo no creo en esto último, sí en la primera postura pero hay que tener mucha fuerza y espaldas para poder sostener una política tan dura en este momento.
APU: El desabastecimiento, entonces, no sólo responde a cuestiones estructurales sino que existe una injerencia externa que lo agrava. Tampoco cuenta hoy con la estabilidad suficiente para nacionalizar todo lo vinculado al circuito que afecta al abastecimiento.
R.D: Totalmente. Salvo que tuviese la capacidad de avanzar hacia una nacionalización. Cuando habla de nacionalización me refiero a la nacionalización del comercio exterior. Venezuela ya tiene nacionalizada las exportaciones porque exporta únicamente petróleo, PDVSA. Si uno lo mira desde ese punto de vista piensa que tiene resuelto la mitad del problema. El tema es que PDVSA tampoco está reaccionando bien, a PDVSA le ingresan dólares y sin embargo no resuelve eso porque los dólares se desvían, inclusive, vía la corrupción y no se destina al abastecimiento. Ahí tenés el comercio exterior pero… ¿qué hacés con la importación? ¿La dejás libre, en manos privadas o metés mano para que el Estado la maneje? ¿Qué pasa con la producción interna y la distribución? ¿La dejás en manos de los grandes monopolios como la empresa Polar, el gran monopolio de la alimentación en Venezuela? Uno de los productos más importante de esta empresa es la cerveza Polar, pero tiene tres vías de negocios: bebidas, toda la gama de alimentos (desde fideos hasta mermeladas, pasando por la representación que tiene de PEPSICO en Venezuela) y artículos de limpieza. Estas tres vías o sectores dominan la producción interna y la importación. El abastecimiento está en manos de ellos, este poder no ha logrado ser ni siquiera compartido con el gobierno, no pudieron avanzar en ese plano. Este es un factor importante para reconocer esta realidad económica venezolana. El monopolio tiene nombre y apellido.
APU: ¿Cómo es la composición de la empresa POLAR y cuál es su origen?
R.D: Es absolutamente privada. El gobierno venezolano ni siquiera logró una participación importante dentro de los sectores que domina Polar en lo que es alimentación, bebidas y artículos de limpieza. El origen de la empresa es venezolano, pero hoy ya está asociada a capitales estadounidenses por un lado, por lo que es concesionaria de la licencia de PEPSI e inclusive participa en México, y también tiene vínculos societarios y de negocios con el poder económico de Colombia. Ahí hay una alianza con el sector de Uribe, se juega una pata económica y política con esta doble alianza que tiene Polar con Estados Unidos y Colombia.
APU: El ministro de defensa venezolano Vladimir Padrino López definió lo acontecido el 23 de enero como un intento golpe de estado. ¿Cómo ve el rol de las fuerzas armadas ante esta realidad?
R.D: Hay que reconocer que es un factor central en este ajedrez que se ha dado en Venezuela. Que las fuerzas armadas bolivarianas estén alineadas con el gobierno es lo que lo sostiene en el poder. Por otro lado, el gobierno cuenta con una masa importante de población que lo sostiene, pero si no estuviese el apoyo de las fuerzas armadas sería muy difícil soportar estas presiones e intentos de golpes. Más allá del amor por Chávez, surgieron en principio ciertas divisiones en distintas facciones de las fuerzas armadas. Esta situación ha ido unificando la postura política y hoy tenés al frente de las fuerzas bolivarianas una casta de generales que, además de ser profesionales formados dentro de este período de gobierno chavista, son cuadros políticos. El ministro de Defensa Padrino López es un cuadro político de primer nivel.