Por Busani Bafana
África corre el riesgo de ser el lugar más contaminado del mundo por plásticos dentro de tres décadas, superando así a Asia, alertó una red continental que busca soluciones africanas para resolver el problema de los desperdicios plásticos en los océanos, una amenaza creciente para el planeta.
“La contaminación por plástico es real y preocupante”, subrayó Tony Ribbink, director general del Sustainable Seas Trust (SST), a cargo de la implementa la Red Africana de Desperdicios Marinos, concentrada en hacer frente a la contaminación marina en este continente.
“La contaminación por plástico es uno de los muchos tipos de contaminación marina, y África es el segundo continente más contaminado del mundo, después de Asia sudoriental, que está revirtiendo la situación”, explicó Ribbink a IPS.
“Los pronósticos indican que África será el continente más contaminado por plástico en 2050 si no se toman medidas ahora”, acotó.
La evidencia científica muestra un panorama nefasto para los océanos, que tendrán más plástico que peces en poco más de 30 años, según ONU Medio Ambiente.
Muchos países logran avances en sus esfuerzos de reducir el uso de productos plásticos.
Por ejemplo, Isabelle Berard, viceministra adjunta para Cambio Climático, Ambiente y Asuntos Internacionales de Canadá, señaló que las provincias decidieron adoptar una estrategia para reducir esa amenaza, en la Conferencia de Economía Azul Sostenible, que concluyó el 28 de noviembre en Nairobi.
Por su parte, el profesor Geoffrey Wahungu, director general de la Autoridad Nacional de Ambiente de Kenia, indicó que un año después de que su país prohibiera el uso de bolsas plásticas se notó un cambio significativo, con cursos de agua más limpios.
Las inundaciones que ocurrían porque los drenajes se tapaban, ya no ocurren, ejemplificó.
El Atlas de Océanos, publicado por la Fundación Alemana Heinrich Boll y el Grupo de Excelencia Océano Futuro, de la Universidad de Kiel, elaboró una lista con los 20 países con peor gestión de desperdicios plásticos del mundo, y cinco de ellos están en África.
China, Indonesia, Filipinas, Sri Lanka, Egipto, Sudáfrica, Nigeria, Marruecos, Tailandia, Malasia, Vietnam, Argelia, Turquía, India, Brasil, Pakistán, Corea del Norte, Estados Unidos, Myanmar (Birmania) y Bangladesh, son responsables de 83 por ciento de la mala gestión de la basura plástica en los océanos.
El Atlas de Océanos señala que 80 por ciento de la contaminación plástica procede de la tierra, principalmente de países que tienen una mala gestión de residuos o no tienen ninguna.
La Red Africana de Desperdicios Marinos, lanzada en 2016 para los 38 países costeros e insulares de África, es la primera plataforma de colaboración para compartir recursos y conocimientos, que busca soluciones diseñadas a escala local.
Erradicar la basura marina, y en especial la plástica, es la preocupación principal de la red, que aboga por el 14 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, que busca conservar y hacer un uso sostenible de los océanos, mares y recursos marinos.
Si no lo puedes medir, no lo puedes resolver.
Los océanos y los mares cubren más de 70 por ciento de la superficie de la Tierra y suministran alimento, regulan el clima y generan la mayoría del oxígeno que respiramos. Además, sostienen la economía global a través del turismo, la pesca, el transporte marino y el comercio.
Pero a pesar de su importancia, ONU Medio Ambiente señala que los océanos están frente a una amenaza sin precedentes, debido a las actividades humanas. Cada año, unas ocho millones de toneladas de plástico terminan en los océanos del mundo.
La conferencia, convocada en agosto de 2017, reunió a especialistas marinos de África y de todo el mundo e identificó numerosas áreas para gestionar la contaminación plástica y otros desperdicios en África.
“Identificamos la necesidad de medir la contaminación plástica, y desarrollamos sistemas para hacerlo que incluye satélites y vehículos aéreos no tripulados”, indicó Ribbink. “Por lo que hemos visto, tenemos una grave contaminación por plástico en nuestros océanos y mares”, reafirmó.
La red desarrolla un manual sobre basura marina para hacer frente y aliviar el problema de los desperdicios, el que se lanzará el año que viene para su distribución en Sudáfrica, primero, y luego en todo el continente.
África podría revertir la situación mediante estrategias efectivas de gestión, así como involucrando a las autoridades locales y al sector privado en programas de reciclaje.
La verdadera cuestión es cambiar el comportamiento de la gente en el trabajo, la escuela, el hogar y en los sitios de recreación, donde se descarta el plástico, indicó. Las ciudades son fuente clave de donde sale el plástico que termina en los ríos y luego en el mar.
“Es necesario construir capacidades y educar”, subrayó Ribbink.
“Encontramos maestros que no saben esto. Queremos esa información en los programas escolares de Sudáfrica y desarrollamos y elaboramos un libro para ello”, añadió.
En el marco de su interés por compartir información sobre la gestión de desperdicios plásticos, la red creará la Academia de Desperdicios de África para dictar cursos certificados y promover la transferencia de capacidades entre especialistas africanos e internacionales.
Una gran dificultad para la erradicación de la contaminación plástica en África es la falta de valoración del valor económico de los plásticos, observó Ribbink, quien reclamó empresas que incentiven su recolección y reciclado.
Unas 250 organizaciones, entre las que hay comerciantes y fabricantes de embalaje, suscribieron el Compromiso global para un nueva economía de los plásticos, con el fin de frenar los desperdicios plásticos en sus operaciones. Se trata de una iniciativa voluntaria impulsada por la Fundación Ellen MacArthur, con ONU Medio Ambiente.
En Occidente, la ciudadanía se ofusca cuando ve morir aves marinas y delfines ahogados por bolsas de plástico, pero esos no son los problemas de África. A los africanos les preocupa la pobreza, la creación de empleo, el turismo y llevar comida a la mesa, a pesar de que son cuestiones que también tienen que ver con los plásticos.
“Si la gente pudiera reconocer que el mismo plástico podría ser fuente de ingresos y, de hecho, perjudica el bienestar de sus familias, cambiaría”, opinó.
Si la basura plástica es un problema, los microplásticos son peores. El plástico recorre largas distancias, desplazado por las corrientes marinas.
“La proporción de microplásticos que queda en la superficie puede parecer pequeña, pero es la causa de un gran problema que tiene consecuencias de gran alcance”, alerta el Atlas de Océanos.
“Los peces lo confunden con plancton y lo comen, y así entran en la cadena alimentaria y terminan en nuestros platos y en nuestros estómagos”, alertó.
* Con aportes de Sam Olukoya, desde Nairobi.