Como ya hacía su padre, el rey emérito -Juan Carlos I-, siguiendo la estela de los discursos del dictador Franco, el día 24 el Rey de España -Felipe VI- volvió a «dirigirse al pueblo español», especialmente a los jóvenes, la mayoría de los cuales -según una encuesta de Electomanía para ctxt– apoyarían la implantación de una república.

En base a esta consulta, el 60% de los encuestados ya en el pasado mes de julio se mostraban a favor de un referéndum sobre el modelo de estado. Las cifras van aumentando.

El discurso, por falto de verdadero compromiso con los sectores más desfavorecidos; por asociar el rencor con la justa reivindicación de las víctimas del franquismo; por atreverse a dar clases de democracia alguien que ha llegado al cargo privilegiado que ostenta por ser «hijo de»; o permitirse lanzar un mensaje que relaciona la convivencia en paz con no tocar el régimen del ’78 (la vigente Constitución española data de 1978 y hoy un sector cada vez mayor de la población la cuestiona), por temor a que se ponga en tela de juicio la monarquía y a los sectores económicos-sociales que salieron beneficiados de aquél, demonizando a quienes reivindican su derecho a decidir… Por todo esto y más, el discurso de Felipe VI ha sido abiertamente criticado desde distintos sectores y ha sido menos escuchado que nunca.

Coincide con las consultas populares que, desde hace semanas, se están llevando adelante en diferentes ámbitos de distintas ciudades del territorio español sobre el modelo de estado. Estas acciones están ayudando, sin duda, a que el tema de decidir entre «Monarquía o República» -hasta hace poco tabú- esté en la calle cada día con más fuerza.

De tal modo que, por ejemplo, al mismo tiempo que se emitía el discurso del Rey en los grandes canales televisivos, se llevaba a cabo una campaña en redes sociales, invitando a apagar la televisión con el hastag #ApagaAlBorbonEnciendeLaRepublica. Y ayer, miércoles 26 de diciembre, dentro de la campaña por la III República, se movió en redes el hastag #LosBorbonesAElecciones.

Las reacciones al discurso del Rey no se hicieron esperar y el día 25 se sucedieron los comunicados de prensa. Hemos rescatado y publicamos integramente la nota de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) porque no hay país que pueda hablar de democracia si se asienta sobre las víctimas de una dictadura, si no reconoce el daño causado y el sufrimiento de éstas y si opta por condenarlas al olvido.

Y por otro lado, es destacable de este comunicado, la respuesta que recibe la ARMH del Defensor del Pueblo, ubicando al Rey fuera del estado, más allá de la Ley, según interpretamos nosotros. Del mismo modo que es de interés recordar que esta llamada democracia se gestó a costa de dejar fuera a los partidos que reclamaban en 1977 la vuelta de una república. Pero mejor leer el comunicado entero.

 

COMUNICADO

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica lamenta las declaraciones de Felipe de Borbón en las que relaciona el rencor con la recuperación de la memoria histórica.

Es la segunda vez que, en su discurso navideño, critica el proceso de recuperación de la memoria sin respetar los derechos humanos.

las víctimas de la represión franquista quieren justicia, como las del terrorismo o cualquier otro delito

A un Jefe de estado no electo tienen que dolerle todos los crímenes y tiene el deber de defender y respetar el derecho de las familias de 114.226 desaparecidos del franquismo.

Por segunda ver en su discurso navideño Felipe de Bórbón ha hecho declaraciones críticas hacia el proceso de recuperación de la memoria histórica y las reivindicaciones de los familiares de las víctimas de la dictadura franquista. En esta ocasión afirmó que:

”…una convivencia que se basa en la consideración y en el respeto a las personas, a las ideas y a los derechos de los demás; que requiere que cuidemos y reforcemos los profundos vínculos que nos unen y que siempre nos deben unir a todos los españoles; que es incompatible con el rencor y el resentimiento, porque estas actitudes forman parte de nuestra peor historia y no debemos permitir que renazcan…”;

En el mensaje de 2016 Felipe de Borbón llevó a cabo declaraciones similares al afirmar que:

”…son tiempos para profundizar en una España de brazos abiertos y manos tendidas, donde nadie agite viejos rencores o abra heridas cerradas…».  En esa ocasión, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) presentó una queja ante la oficina del Defensor del Pueblo que aseguró en su respuesta que no podía llevar a cabo ninguna actuación porque Felipe de Borbón no formaba parte del Estado; es decir, es jefe del Estado, su presupuesto depende del Estado, trabajan a su servicio decenas de personas pagadas por el Estado, pero él no tiene nada que ver con el Estado.

Tanto las afirmaciones de 2016, como las que hizo ayer mismo, contravienen la Declaración Universal de Derechos Humanos (artículos 8 y 10), así como los informes del Alto Comisionado de Naciones Unidas, ya que el Grupo de Trabajo Contra la Desaparición Forzada e Involuntaria y el Relator Especial para la Verdad, la Justicia, la Reparación y las Garantías de No Repetición han elaborado contundentes informes exigiendo a la instituciones españolas la garantía de los derechos de las víctimas de la dictadura franquista.

El presidente de la ARMH, Emilio Silva, asegura que “un jefe del Estado que no ha pasado por las urnas tiene que mantener una delicada distancia política y debe sentirse y mostrarse solidario con las víctimas de cualquier crimen y no dependiendo de quiénes sean y qué discurso mantengan los verdugos”.

En su mensaje además ha hecho numerosas alusiones a quiénes construyeron los consensos de la transición, desde las élites de la dictadura y las de los partidos de oposición al régimen fueron legalizados para las elecciones constituyentes de 1977. Un consenso que dejó sin posibilidad de presentarse a esas elecciones democráticas a las formaciones que reclamaban el retorno de una república y que no aceptaban una amnistía para las enormes y terribles violaciones de Derechos Humanos de la Dictadura; es decir, un consenso de los que ya tenían previamente un acuerdo y no un consenso nacido de un verdadero proceso de negociación entre posturas diferentes. Además, ha vuelto a ignorar la lucha y el esfuerzo de miles de personas que se jugaron muchas cosas para que terminase la dictadura y regresara la democracia, un reconocimiento que es un deber democrático.