El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, explicó este domingo que el país busca la manera de cancelar un contrato por casi 10 mil millones de dólares en venta de armas al gobierno genocida de Arabia Saudí.
La presión de los defensores de derechos humanos y miembros de la oposición llevó a que Trudeau reviera dicho contrato y su gabinete continúa evaluando de qué manera romper el compromiso militar con Riad.
“Heredamos un contrato por 15.000 millones de dólares firmado por Stephen Harper para la exportación de vehículos blindados ligeros a Arabia Saudita”, recordó el líder liberal en una entrevista con el canal CTV, citado por AFP. Para luego asegurar que buscan la manera de evitar pagar indemnizaciones escandalosas y frenar la exportación.
Unos 700 millones de dólares podría tener que pagar el gobierno canadiense si cancela unilateralmente el contrato, por lo que este contrato que data de 2014, sigue siendo analizado, ya que contraviene los mandatos de Naciones Unidas de no vender armas a países que realizan crímenes de lesa humanidad, como los que se están cometiendo en Yemen.
La empresa General Dynamics Land Systems es la que se ocupa de la fabricación de los vehículos blindados y este contrato significaba la mayor venta de armas de la historia canadiense.
En octubre Alemania decidió dejar de venderle armas a la monarquía saudí, en medio de la incertidumbre que se había creado por la muerte del periodista Jamal Khashoggi. Este mismo episodio es el que pone en alerta al gobierno canadiense.
No minimizaremos la trágica muerte del periodista del Washington Post, pero es incomporable en términos criminales con la limpieza étnica que está llevando adelante el gobierno de Arabia Saudí en Yemen, con el beneplácito de la mayoría de las potencias occidentales. Ojalá Canadá recapacite.