En el marco de aprobación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los campesinos y otras personas que trabajan en zonas rurales por parte de la ONU, luego de 17 años de impulso por parte de la organización internacional La Via Campesina y múltiples organizaciones aliadas, Venezuela celebra este 23 de diciembre el tercer aniversario de la aprobación de la ley de semillas venezolana, reconocida internacionalmente por sus aportes en el reconocimiento de los derechos de los campesinos.
Este aniversario ocurre en un contexto marcado por una guerra alimentaria que ha impactado enormemente el acceso a la semilla certificada. Estas semillas son bachaqueadas en los campos y solo están disponibles a precios delirantes a los que se accede, de forma restringida, a semillas de muy mala calidad. Por otra parte, la Asamblea Nacional en desacato promulgó una ley de semillas a imagen y semejanza del agronegocio global: transgénicos y patentes son sus muy poco innovadoras propuestas.
A pesar de ello, la ley de semillas se viene implementando desde abajo y con fuerza. Así, una de las claves de la resistencia campesina ante la crisis, ha sido la recuperación de variedades de semillas criollas y la creación de múltiples estrategias para reproducir las semillas híbridas comerciales. Estas prácticas, que en otros países se consideran infractoras de leyes de semillas, en Venezuela son reconocidas como fundamentales para la conservación, mejoramiento y multiplicación de las semillas campesinas, indígenas y afrodescendientes.
A 3 años de la ley, el balance que podemos hacer es su implementación desde las organizaciones sociales, redes e iniciativas productivas. En octubre y en diciembre se celebraron la 13 edición del Día de la semilla campesina en Montecarmelo estado Lara y la 7ma edición del Ecofestival de la papa nativa en Gavidia estado Mérida, ambos espacios de reconocimiento, intercambio y celebración de las semillas conservadas por las familias agricultoras. Las papas nativas se reconocieron como “Bien de interés cultural de la Nación” en el año 2015.
En términos de producción, dos despliegues importantes están ocurriendo al occidente y al oriente del país. La articulación entre el plan Pueblo a Pueblo y la organización Proinpa (Productores integrales del Páramo) ha permitido el establecimiento de 5 núcleos de producción de semilla de papa con las Redes de productores libres y asociados del Plan Pueblo a Pueblo en Trujillo.
El Plan Pueblo a Pueblo ha logrado distribuir más de un millón y medio de hortalizas, tubérculos, musáceas, frutas, granos, azúcar y pescados a través de una red de organización popular que va del campo a la ciudad. Proinpa ha consolidado la mayor capacidad de producción de semilla de papa a nivel nacional a través de diversas alianzas con el Ministerio de Ciencia y Tecnología, a través de programas de innovación tecnológica. Hoy estos dos esfuerzos convergen en la producción y reproducción de la semilla de papa, lo que hace de la ley de semillas letra viva en manos de la gente con capacidad de cubrir la necesidad de papa del 20% del país. Además de la semilla de papa, los productores de Pueblo a Pueblo rescatan y recuperan semillas de maíz, leguminosas, tubérculos que habían sido dejadas de lado por las semillas comerciales hoy desaparecidas de las parcelas campesinas.
Asimismo, en Lara se conformó un centro de resguardo de semillas, El conuquito del barranco, que alberga más de 50 variedades de diferentes rubros de cereales, leguminosas, pastos y forrajes, tubérculos, hortalizas entre otros; y en los Andes la experiencia de las mujeres organizadas en el colectivo Piedra de Mubay ha logrado avances importantes de producción y adaptación de semillas a las condiciones de alta montaña bajo manejo agroecológico
En el oriente del país, de agosto a diciembre se establecieron 9 núcleos de ensemillamientos en Anzoátegui, Bolívar y Sucre donde 120 familias están multiplicando la variedad de maíz amarillo Guanape MFE bajo manejo campesino, con el acompañamiento del maestro campesino Pablo Characo y con apoyo del Banco de la Mujer. El objetivo es producir 200 kilos de semilla por cada núcleo, lo que permitirá cubrir 90 hectáreas de producción de maíz para el próximo ciclo de cultivo. Esta variedad es producto de un proceso de mejoramiento participativo entre tres comunidades que lograron obtener una que produce hasta 7.000 kilos por hectárea con apoyo del INSAI e INIA.
Por último, otra de las expresiones de implementación de la ley de semillas es la creación de un sistema de información comunal de semillas locales, campesinas y afrodescendientes que se denominará “Sistema Conuco”, a través del cual cualquier agricultor@, núcleo semillerista o centro de resguardo puede compartir información sobre sus variedades de semillas, contactar a otros productor@s, intercambiar y socializar conocimientos sobre sus prácticas agrodiversas, y acceder a una ruta para la creación de marcas colectivas de semillas para uso libre.
De igual manera, será un portal de consulta para cualquier usuari@ que desee acceder a materiales de formación y a noticias sobre procesos vinculados a la soberanía alimentaria tanto en Venezuela como otros países del mundo. A partir del 23 de diciembre estará en línea a través de la dirección www.elconuco.com.ve
Venezuela libre de transgénicos/Semillas del pueblo