Terminó el último 30 de noviembre el Seminario Nacional del Forum Cambios Climáticos y Justicia Social con la aclamación de una carta pública de evaluación del momento en que vivimos. La carta apunta a las grandes preocupaciones por el futuro, con las amenazas del nuevo gobierno de Brasil de no respetar el Acuerdo del clima que busca impedir los cambios climáticos provocados por el calentamiento global, los ataques a los pueblos indígenas y comunidades tradicionales, el aumento del desmonte de la Amazonia y otros.
Pero la esperanza es el camino para los participantes del seminario, que dicen que la búsqueda del Buen vivir, el esfuerzo para la formación de comunicadores populares y el apoyo a las comunidades vulnerables, son las tareas para el futuro próximo. Finalmente, la carta reafirma y festeja la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que cumple 70 años el próximo día 10 de diciembre.
Sigue a continuación el texto completo de la Carta del Seminario Nacional del Forum Cambios Climáticos y Justicia Social.
Tiempo de incertidumbres y esperanza
Carta del seminario nacional del Foro Cambios Climáticos y Justicia Social
Reunidos en Brasilia entre el 27 y el 30 de noviembre de 2018, los participantes del Foro Cambios Climáticos y Justicia Social hacemos pública esta Carta en un momento histórico de incertidumbres e inseguridad. Tiempo que nos convoca a la esperanza.
En dirección opuesta a la historia reciente, el gobierno electo en octubre de este año anuncia políticas que profundizarán el abismo de las desigualdades de ingreso, riqueza, libertad y condiciones de vida en todo Brasil. La cultura del pensamiento único buscará sustituir el diálogo y la libertad de opinión y de expresión. ¿Qué efectos tendrán la desarticulación del poder regulador del Estado, la privatización de propiedades públicas estratégicas y la entrega de nuestras empresas y bienes naturales –protegidos por la Constitución– a corporaciones transnacionales? Aquellos que deberán gobernar Brasil hasta 2022 traen la desprotección social y ambiental a través de contrarreformas de las pensiones y del trabajo, y la mercantilización de la Naturaleza. Las persecuciones a los que luchan por sus derechos, en particular los movimientos de mujeres, las comunidades indígenas, quilombolas y ribereñas, también forman parte de este contexto. La población brasilera sufrirá más con el aumento de la explotación y de la opresión. La Nación empobrecerá con la pérdida de la soberanía sobre su territorio y sus riquezas.
¿La renuncia de Brasil a ser la sede de la COP25 –la Conferencia del Clima de 2019– tendría el propósito de encubrir la política anunciada de intensificar la entrega de la Amazonia, de las aguas –incluso las subterráneas– y de las riquezas vegetales y minerales a la codicia del capital transnacional, consolidando la renuncia a la soberanía nacional con la complicidad del Ejército brasileño? Esto amenaza la subsistencia de todas las formas de vida, incluso de los pueblos de las aguas, del bosque y de los campos y altera radicalmente el equilibrio climático de todo el planeta. Estas imposiciones del modelo de desarrollo económico depredador benefician al gran capital transnacional y comprometen la vida en todos los biomas.
Por otro lado, las acciones de resistencia basadas en el anhelo por el Buen Vivir y por las relaciones solidarias entre las personas y con los ecosistemas, se han fortalecido a través del compromiso de entidades y comunidades en redes de actuación organizadas por la defensa de los bienes comunes como patrimonio de la Tierra y de sus pueblos, y por tanto no privatizables. Estamos construyendo un modo de vida que parte de los territorios gestionados por las comunidades locales y por sus habitantes, que son los primeros interesados en un ambiente acogedor y protegido. La autogestión de esos territorios es el camino para la soberanía alimentaria y nutricional con base agroecológica. Como guardianes de la integridad de los ecosistemas, estas comunidades son sujetos activos en la planificación e implementación del desarrollo socioeconómico y técnico basado en sus propias demandas. Esto implica el rescate del papel del Estado como inductor del empoderamiento democrático de la población.
Diversas iniciativas demuestran que estas acciones de resistencia e innovación ya están en marcha, tales como la campaña Agua Nuestra de Cada Día, el Tribunal de los Pueblos del Cerrado 2019, el Pantanal Sin Límites, la Campaña de la Fraternidad sobre políticas públicas, la Campaña de las Cisternas en el Semiárido, la Campaña Territorios Pesqueros, el Frente por una Nueva Política Energética para Brasil, el Foro Social Panamazónico y la red nacional de cooperativas Concrab del MST, que cierra cada año con una Feria Nacional de la Reforma Agraria.
Defendemos una visión multilateral de la Gobernanza Global, donde la jerarquía cede lugar a la Democracia, y la Ciudadanía Planetaria une a los pueblos, hermanados en nuestra Casa Común.
Defendemos el esfuerzo intensivo para invertir hasta 2020 la tendencia de aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero y detener urgentemente el desastroso calentamiento global.
Defendemos la superación de la soberanía solitaria de los nacionalismos fascistas por la Soberanía Solidaria, que acoge con respeto mutuo la diversidad de los pueblos y de sus culturas.
Frente al compromiso de las entidades del Foro en invertir en la formación para la comunicación y la educación populares, vislumbramos diversas posibilidades para el fortalecimiento de prácticas transformadoras y para la formación de sujetos críticos y conscientes de la fuerza multiplicadora de los ideales de paz y justicia. El objetivo es ir más allá de la resistencia, que a veces es reactiva y limitada a la pauta determinada por los poseedores del poder político y económico. Más que esto, es importante rescatar el potencial revolucionario de la unidad que sólo puede nacer de la diversidad traída por cada ser y por cada situación.
Nos unimos a las redes de ciudadanas y ciudadanos planetarios para lanzar juntos el Llamamiento a las Conciencias y el Ágora de los Habitantes de la Tierra, celebrando los 70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos el 10.12.18, en defensa de la Vida del planeta y del Buen Vivir como ideal unificador de todos los pueblos en igual dignidad, libertad y hermandad.
Brasilia, noviembre 2018