Por Renaud Vivien / CADTM
Los fondos buitre presentan una larga historia de prácticas depredadoras hacia los llamados países en desarrollo, y especialmente los países clasificados como pobres y altamente endeudados. Zambia es un caso de manual.
Donegal es un fondo de inversión registrado en las Islas Vírgenes británicas en 1997 y una filial de la empresa Debt Advisory International LLC (DAI) con sede en Washington D.C. Su fundador, Michael Sheehan, es un abogado que trabajó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) como consultor sobre temas de deuda. El único activo de Donegal es la deuda zambiana que el fondo re-compró a Rumanía en 1999 al 11% de su valor nominal. Tal y como lo explicó el propio Sheehan durante el juicio contra Zambia, DAI había sido contactada por Rumanía para la recompra de la deuda de Zambia. Por ello, Sheehan creó el fondo buitre Donegal.
La historia de la deuda de Zambia comienza en 1979 cuando contrae con Rumania una deuda de 30 millones de dólares por la compra de material agrícola. Al no poder asumir el reembolso según los plazos previstos, se inician negocaciones en los años 90 entre los dos países para reducir la deuda. En 1998, se alcanza un acuerdo según el cual Zambia debe pagar la deuda a razón de 12 centavos por dólar de deuda, lo que supone un total de 3,5 millones de dólares.
En enero de 1999, justo antes de la finalización del acuerdo, Donegal re-compra la deuda de Rumania por solamente 3,2 millones de dólares. Esta operación coincide con la finalización de un acuerdo entre Zambia y el FMI sobre la reducción de la deuda del país, en el marco del programa PPTE.
En 2003, en unas circunstancias controvertidas de supuesta corrupción de funcionarios, Zambia firma un acuerdo con Donegal según el cual acepta renunciar a su inmunidad soberana en materia de enjuiciamiento y pagar al fondo 15 millones de dólares. Según este acuerdo, Zambia se comprometía a pagar intereses, en caso de impago, a un tipo excesivo y aceptaba que cualquier litigio fuese resuelto según el derecho británico. Tras haber pagado un total de 3,4 millones de dólares, el gobierno de Zambia dejó de pagar, alegando que el acuerdo del 2003 y la re-compra de la deuda en 2009 estaban viciados por prácticas ilegales y corrupción de funcionarios.
En 2005, unos meses antes de la reducción de la deuda de Zambia, Donegal inicia un procedimiento judicial contra Zambia ante les tribunales británicos y reclama 55 millones de dólares.
Donegal obtiene, por sentencia del 24 de abril 2007 de la Corte Suprema de Londres, el pago de 15,4 millones de dólares en vez de los 55 reclamados ya que el juez concluyó que Donegal había “buscado y obtenido de manera impropia información confidencial”.
Este fallo no es una victoria para Zambia ya que Donegal obtiene, finalmente y a pesar de sus prácticas ilegales, 17,5 millones de dólares, o sea un beneficio del 570%. Este importe incluye los 15,4 millones de dólares más el pago, por parte de Zambia, de las costas procesales. La ONG Jubilee Zambia criticó este fallo y denunció el hecho de que este importe a pagar a Donegal representaba las tres cuartas partes del presupuesto previsto en 2007 para la contratación de personal docente.
Los fondos buitre se reparten el pastel
Una investigación conjunta de la BBC y The Guardian concluyó que la deuda de la República Democrática del Congo, en manos de Bosnia, fue vendida ilegalmente al fondo buitre FG Hemisphere. La policía de Bosnia enseñó a los periodistas un documento según el cual, de los 3,3 millones de dólares pagados por FG Hemisphere, más de medio millón de dólares fue pagado a Michael Sheehan, el dueño del fondo buitre Donegal, por el ex-primer ministro de Bosnia, M. Brankovic, que no tenía competencia para ceder dicha deuda, como recompensa por sus servicios. Sheehan es quien había amañado el acuerdo entre Hemisphere y el ex-primer ministro de Bosnia.
Otro ejemplo: el fondo buitre Aurelius Capital Management está dirigido por Mark Brodsky, un abogado oficialmente empleado por Elliott Associates, de Paul Singer.
El continente africano corre el peligro de nuevos ataques de fondos buitres
A partir de mediados de los años 2000, varios países africanos se beneficiaron de reducciones de su deuda y del alza de los precios de las materias primas que exportan para poder pedir préstamos en los mercados financieros. Una primicia para la mayoría, ya que desde los años 70, África del Sur era el único país del África subsahariana con acceso a este tipo de financiación.
Tras las Seychelles en 2006, otros doce países del África subsahariana pidieron préstamos, entre 2006 y 2016, por valor de 25.000 de dólares en el mercado de las euro-obligaciones – más de 4.000 millones en el caso de Costa de Marfil, 3.500 millones por parte de Ghana y 3.000 millones en Gabón y Zambia.
El problema es que la rentabilidad de estas euro-obligaciones está estrechamente ligada a la volatilidad del mercado de capitales y a la evolución de los precios de materias primas, factores que escapan al control de los gobiernos africanos. Tras la crisis mundial, como consecuencia de la degradación de la coyuntura internacional, de la desaceleración económica en China y la disminución de los precios de materias primas, se ha encarecido la carga relativa de las devoluciones de préstamos lo que conlleva dificultades en los pagos.
Las Seychelles, Ghana y Mozambique han sido los primeros países con problemas de liquidez tras el vuelco de la coyuntura internacional, una verdadera ganga para los fondos buitre que van a poder re-comprar las deudas de estos países por unas migajas.