Conversamos con Philippe Moal, humanista francés residente en España, e impulsor del proyecto Observatorio de la Noviolencia, en el que se investiga, se experimenta y se difunde la noviolencia.
Lo hacemos en el II Foro de Violencias Urbanas en Madrid.
Vídeo: Álvaro Orús / Fotos: Pepi Muñoz / Redacción: Juana Pérez Montero y Tony Robinson
Pressenza.- ¿Cuál es el objetivo del Observatorio de la Noviolencia?
Philippe Moal.- El objeto principal es hacer conocer la noviolencia. Porque hablar de la violencia es muy importante, denunciar y alertar sobre las distintas formas de violencia: violencia económica, racial, etc. Hoy se sabe, pero es curioso, no se habla de noviolencia, no se habla de la metodología, no se habla de la cultura noviolenta que sí podría generar cambios para la gente. Eso es lo esencial.
P.- ¿Qué actividades desarrolla?
P.M.- Bueno, por el momento recién, hemos hecho un sitio web, donde cotidianamente informamos sobre iniciativas en Bogotá, Nueva York, Sídney, de todo el planeta. También puntos de vista de gente intelectual o común que tienen algo que decir sobre eso. También reseña de libros que de día en día crece y que son referencia por la gente. El sitio web es una parte de de lo que se hace hoy en el mundo y no es desdeñable. Hay muchas iniciativas, muchas más de las que se ven.
El otro objetivo es el laboratorio que hemos creado. El laboratorio es, como en todo laboratorio, un lugar donde experimentamos para sobrepasar la violencia personal y social, para estudiar la raíz, los fundamentos de la sociedad actual a nivel cultural, a nivel social, pues son los fundamentos que nos conducen en ese mundo violento.
El tercer objetivo es ‘violentos anónimos’. Estamos lanzando el proyecto de crear un lugar, donde la gente pueda venir anónimo o no, para admitir que tienen ira incontrolable, cosas simples, a veces pero que nos molestan mucho, que a veces se traducen en una espiral muy violenta en lo cotidiano. Entonces, al encontrar a otras personas que tienen la misma dificultad… Como ven, tiene el mismo espíritu de alcohólicos anónimos, la posibilidad de encontrarse para sobrepasar eso.
P.- Surge a partir del libro –Violencia, conciencia, noviolencia- que presentaste el año pasado en este mismo Foro ¿Qué antecedentes o en qué te inspiras para este proyecto?
P.M.- Los antecedentes… Cuando empecé en la corriente Humanista Universalista, en los años 80, se hablaba poco teníamos que argumentar mucho para explicar lo que era la noviolencia, incluso se hablaba mucho más de fuerza armada y los intelectuales justificaban la violencia, era un mundo muy violento que justificaba la violencia. Entonces, me puse a trabajar con los humanistas, me puse a hacer actividad en mi barrio y poco a poco en otros países, en Rumania, diez años en África para ayudar a la gente a entender ese concepto. Y cuando estaba la Marcha Mundial por la Paz la Noviolencia, yo fue allí al final a Chile y me quedé en el país algunos años. Y como no era mi país, yo estaba un poco como en una gruta, entonces, me puse a escribir por necesidad, quizás por ordenar mis ideas sobre ese tema y salió el libro, que –para mí después descubría que es la necesidad que tengo de persuadir a la gente de tomar esa vía de la noviolencia porque todos ganamos con ello, incluso los ricos.
P.- Afirmas que la violencia se aprende y la noviolencia también. ¿Cómo sería el proceso de aprendizaje, des-aprendizaje tal vez, y nuevo aprendizaje?
P.M.- Ya hay una intención. Hablábamos mucho nosotros de intencionalidad. Hay que darse cuenta; el primer paso de todo es darse cuenta que no es evidente porque para mucha gente está omnipresente en la sociedad, se considera normal, natural -incluso dicen- a pesar de que la Unesco, la OMS… dicen hoy que no hay gen de la violencia. Entonces, el primero paso es conducir a una persona a reconocer su violencia. Es mucho más fácil decir que el otro es violento. Tu violencia es inadmisible, la mía es comprensible, digamos. Todavía estamos en eso. Hay freno para pasar a un nivel de conciencia más elevado, y se traduce en la vida cotidiana, en traducción de violencia que no sabemos manejar. Entonces hay que aprender a […] a tomar distancia, a entender su r, su resentimiento, su ira, la creencia o los valores que pueden conducirnos a la violencia porque a veces es eso. Si quiero, por ejemplo, ganar mucha plata, creo una empresa con diez empleados. No importa los empleados. La prioridad es ganar mucha plata. Eso genera inevitablemente [violencia]. Es un ejemplo simple pero… Para decir que las creencias, los valores nos conducen a veces ahí.
P.- ¿Quién puede unirse al Observatorio y cómo tendría que hacer?
P.M.- Hay que ir al sitio web y estudiar lo que tenemos y preguntarnos, contactarnos. Y vamos a generar, está en camino para generar la posibilidad de la gente tome los elementos y que ellos mismos hagan los talleres. Pero si, por ejemplo, nos contactan y nos dicen “en mi colegio me gustaría que explicasen… bueno, vamos, vamos a cualquier parte”.