Juanfe Jiménez, coordinador médico de la ONG Proactiva Open Arms, ha participado en el plenario “Violencia a personas desplazadas y refugiadas: ciudades refugio”, que ha tenido lugar en el II Foro Mundial de Violencias Urbanas y Educación por la Convivencia y la Paz.
En esta entrevista, nos habla de su acción, de las causas que mueven a quienes se juegan la vida para cruzar el Mediterráneo, de posibles soluciones y del poder de las poblaciones, entre otros temas.
Al final del texto, pueden encontrar un vídeo acerca de Proactiva Open Arms.
Vídeo: Álvaro Orús / Redacción: Tony Robinson y Juana Pérez Montero
Pressenza.- Os referís a las personas que rescatáis como ‘náufragos’, ¿Qué significado tiene para vosotros este término?
Juanfe Jiménez.- Todas las personas que rescatamos son personas que están en riesgo de morir ahogadas en el mar, son personas que han salido de una playa, casi siempre una playa de Libia en una embarcación hinchable, que se está deshinchando, donde caben en torno a 140 personas y, después de 48 horas máximo de recorrido, han llegado a un punto donde se quedan sin combustible y ya no pueden avanzar, no pueden llegar a ningún puerto seguro, es imposible, y ésas son las personas que nosotros encontramos, personas que no tienen chalecos salvavidas, no tienen ropa, no tienen zapatos, no tienen comida no tienen agua, están abandonadas flotando en medio del mar, sin ver tierra por ningún lado, sin saber dónde están ni tampoco qué va a pasar con ellos y si tenemos la suerte de encontrarles, de encontrar ese puntito flotando en el mar, entonces ellos tienen la suerte de poder ser rescatados y llevados a bordo de nuestro barco y de poder intentar darles asistencia, llevarles a un lugar, a un puerto seguro.
P.- Parte de la sociedad ve as los refugiados como un peligro, ¿Qué puedes decirles?
J.J.- Bueno, yo creo que eso es una campaña mediática de desinformación y de intoxicación masiva de la población. Simplemente, si vemos las cifras -no voy a detallarlas ahora porque tampoco las conozco en detalle, pero cualquiera las puede mirar- es ridículo el número de personas que ha llegado realmente como refugiada en este caso a Europa, en comparación con la población total; o sea, son poquísimos sin embargo parece que nos están invadiendo, parece que nos venden que están acabando con nuestros recursos, que van a acabar con nuestro estado de bienestar y demás. Yo creo que eso es lo que está ocurriendo, yo creo que hay una campaña de intoxicación informativa por motivos políticos y es la que está llevando a la población a pensar que son personas peligrosas. Por supuesto, son personas de todo tipo, hay personas buenas, personas malas, personas altas, personas bajas, son personas como el resto de la gente.
Tenemos cerrado el paso a Italia y Malta, esto viola el derecho internacional y los derechos humanos
P.- ¿Quiénes apoyan y quiénes rechazan vuestra acción?
J.J:- Yo creo que hay un apoyo bastante potente de la población, en general, a la acción. Toda persona que sea un poco humana, que tenga humanidad, tiene que apoyar esta acción; quienes la rechazan, bueno, rechazan los grupos extremistas, estos que provocan estas informaciones, que decía antes que intoxican y aparte también hay instituciones públicas y autoridades políticas que están obstaculizando nuestra acción. Puedo hablar ahora mismo o comentar que, simplemente en Italia y en Malta, tenemos cerrado paso a la entrada de nuestro buque, lo cual viola toda la normativa internacional en materia marítima y también los derechos humanos, sin embargo, no podemos entrar y no podemos entrar porque nos han cerrado la entrada; entonces, no podemos entrar ni siquiera para repostar, ni siquiera para avituallar o solo para hacer cambios de tripulación.
P.- Hablando de acción, ¿Cómo fue vuestra experiencia en Lesbos?
J.J.- Lesbos fue el primer lugar al que llegamos. Entonces, en aquella época, se produjo la primera información potente en relación con la crisis migratoria y todos veíamos la información que llegaba en relación con las personas que cruzaban de esa manera tan peligrosa desde Turquía hasta Grecia, es lo que movió a las personas que dirigen la organización en aquel momento a ir allí y a intentar ayudar, a socorrer porque eran socorristas de base. Entonces, llegar aquí y ver aquello que estaba ocurriendo y que nadie estuviera haciendo nada removió, en este caso a Oscar Camps, que es el presidente y fundador de Open Arms y le llevó a crear una ONG, a buscar medios, buscar formas de poder conseguir que eso se pudiera, de alguna manera, seguir haciendo; que hubiera organizaciones allí como el caso de la nuestra, que pudieran ayudar, evitar que las personas que cruzaban se ahogaran; que, por lo menos, pudieran llegar seguras a puerto.
P.- Sobre vuestra actividad actual ¿Estáis trabajando con Salvamento Marítimo? ¿Se ampliará vuestra acción?
J.J.- Sí, se llegó a un acuerdo con Salvamento Marítimo español para colaborar en las acciones de rescate en el mar en la zona sur, en el mar de Alborán y en el Estrecho. Hemos estado allí durante dos meses trabajando con ellos; realmente no hemos tenido mucha actividad, hemos estado bastante tiempo parados y finalmente hemos decidido salir de allí y volver hacia Barcelona con nuestro objetivo directamente inmediato, que es volver al Mediterráneo porque no queremos estar parados, somos organización que salva gente, por lo tanto, no podemos estar parados sin hacer.
P.- ¿Cuál te parece que es la raíz del problema?
J.J.- Lo mismo siempre digo, que cada vez que se discute sobre inmigración acá, hay una frase final que acaba con la conversación y es la frase de “hay que actuar en el origen”; las personas huyen de sitios de conflictos, donde hay miseria, donde hay terrorismo, donde hay peligro. Eso normalmente suele estar provocado por zonas más ricas del mundo que, debido a que quieren explotar recursos naturales o quieren controlar zonas locales, evitan que allí se pueda desarrollar un país de una forma neta, adecuada, y eso da lugar a que todos los intereses que hayan internacionalmente sobre una zona lleven a olvidarse de las personas de esa zona. Pues esos son los grandes olvidados.
Si sacamos las guerras, acabamos con el problema
P.- ¿Qué habría que hacer y quién o quiénes tendrían que hacerlo para resolver de raíz este grave problema?
J.J.- Yo no conozco ni soy experto en geoestrategia ni tampoco pretendo hablar sobre ello, yo sí creo que hay una realidad, y es que hay países del mundo ricos, muy ricos en recursos y, sin embargo, son los países con mayor cantidad de pobreza, de miseria, de violencia y demás. Yo creo que eso está, de alguna manera, promovido, auspiciado o, desde luego, no evitado por parte de los países que tienen capacidad para hacerlo. Acabo de decir antes que hay una serie de situaciones que, de alguna manera, favorecen que esto siga ocurriendo; hay guerras en el mundo y, mientras haya guerras, habrá gente que quiera huir de esas guerras. Por lo tanto, si te digo que si acabamos con las guerras, sacamos el problema; es una solución tan simple y tan inocente y tan naif que no nos esperamos.
Desde luego, es evidente que nadie se quiere ir de su sitio, nadie se quiere ir de su país, nadie quiere dejar su casa, a su familia, quizá no vuelva a verles nunca más… Eso ocurre por algo y hace falta voluntad política en el mundo entero para que esto no ocurra. También digo que nosotros tenemos cierto poder, los ciudadanos tenemos el poder de cambiar las cosas con nuestro voto, nosotros elegimos a las personas que toman decisiones, con lo cual a lo mejor había que pensar en eso. También podemos movilizarnos cuando vemos que se están despreciando los derechos humanos en el mundo, cuando vemos que se están pasando por todos los lados, que están pasando por encima de todas las leyes internacionales, la normativa marítima, en este caso por encima de los derechos humanos, nos tenemos que movilizar. Ha costado mucho tiempo llegar a conseguir todos estos derechos después de la Segunda Guerra Mundial y no es posible que los estemos perdiendo de forma lenta y paulatina en los últimos años.
Yo animo a todo el mundo a que lea, a que se informe bien de todos los conflictos, de todas las realidades y que actúe en consecuencia.
P.- ¿Cómo te sientes al salvar vidas? Tal vez, nos puedes contar algún momento concreto.
J.J.- Salvar vidas es una palabra muy grande. Yo no me considero una persona que salve vidas; me considero alguien que tiene la suerte de poder salvar a alguien. Es una suerte para mí poder llegar a un punto donde me encuentro personas que con un leve gesto de un brazo, que te saca del agua ha salvado la vida; no puede haber nada absolutamente nada más bonito que eso, no puede haber absolutamente nada que te haga sentir mejor que ver la cara de la persona que de repente se siente segura, que sabe que -por lo menos- ese día no va a morir ahogado en el mar.
P.- ¿Vuestra experiencia se puede irradiar a otros?
J.J.- Yo creo que por eso hablamos, por eso contamos damos charlas, explicamos lo que hacemos; por eso vamos a donde nos llamen para contar lo que queremos hacer y yo creo que eso claro que se irradia, es contagioso. Yo siempre, desde la primera vez que fui a la primera misión, al primer lugar de cooperación, volví diciendo una cosa… vuelves, si eres una persona como Dios manda, vuelves infectado de humanidad y vuelves infectado de cooperativismo, entonces yo animo a todo el mundo a que lea, a que se informe bien de todos los conflictos, de todas las realidades y que actúe en consecuencia.
Proactiva Open Arms en acción…