Ixchel Yglesias González Báez es licenciada en Antropología Social, especialista investigadora en género, estudios sobre trata de personas, prostitución y feminicidio. Tuvimos la gran oportunidad de entrevistarla en el programa de Pressenza por Radio Pichincha Universal del 9 de noviembre de 2018.
Aquí el texto completo de la entrevista.
Tú afirmas que no es diferente la situación de una víctima de trata con fines de esclavitud sexual que la de una mujer en situación de prostitución. ¿Por qué afirmas esto?
Yo parto de que lo que permite que exista la trata de personas con fines de esclavitud sexual, o más conocida como con fines de explotación sexual, es que existe la prostitución. Es decir, la trata de personas es la forma de globalizar el abastecimiento de la demanda. Hay una demanda de prostitución, de consumo de prostitución y entonces lo que viene a ser la trata es como cubrir esa demanda. Sin embargo, lo que está debajo es que hay una demanda de prostitución, de modo que el problema central es la prostitución, pero no vista como una conducta para criminalizar a las mujeres, sino como una problemática que nos obliga a entender todas las condiciones de violencia sociales, culturales, estructurales que les llevan a estar en esa situación. Así, desde esta perspectiva, no hay una diferencia entre la situación que viven las mujeres que están en situación de prostitución sin un proxeneta, a aquellas que están ahí por parte de un proxeneta o las que son captadas en redes de trata. Todas comparten el mismo espacio, están expuestas en la misma demanda, viven los mismos estigmas y sanciones sociales y, finalmente, las causas de la demanda que los llevaron a estar ahí son las mismas.
En tus intervenciones y escritos hablas de esclavitud sexual, no de explotación sexual. Además, haces un desarrollo en el que planteas que el núcleo de la esclavitud no es el cautiverio, como uno tiende a pensar, sino los efectos de esa esclavitud en la subjetividad y en el cuerpo de las mujeres. Cuéntanos por qué es importante comprender esto.
Tendemos a pensar en la esclavitud sexual a partir de muchas imágenes que nos han presentado algunas campañas. Entonces tú te imaginas a una esclava sexual atrapada en una jaula o con cadena. Es una imagen escalofriante y pensamos que las mujeres que estamos en esta situación. No es así. Las mujeres son aparentemente libres, tienen las llaves de la casa en la que están viviendo, manejan dinero, se mueven solas y entones diremos “están ahí porque les gusta” y empiezan a generarse todos estos estereotipos y a ponerse en juego y entonces pensar que las cadenas no son físicas sino que están en la mente, están en los afectos.
Todo sistema de esclavitud ha tenido forma de marcar a quien es esclavo a través de tatuajes, a través de una marca de hielo caliente. ¿Cuáles son los estigmas que se viven en la esclavitud sexual? Que las mujeres se sientan sucias, que se sientan avergonzadas, que se sientan indignas porque además la prostitución es el espacio de mayor violencia social hacia las mujeres. Ellas sienten esto y eso es lo que no les permite construir autonomía, poder salir. Por eso, cuando las llegan a rescatar muchas veces regresan otra vez a la calle o con otro proxeneta o por su cuenta porque son estas mismas cadenas invisibles las que las regresan.
La esclavitud sexual tiene que ver con cómo logras hacer que esa persona se sienta inferior, que se sienta devaluada porque históricamente el valor de las mujeres se ha puesto en nuestra sexualidad específicamente en nuestra virginidad, como una sexualidad que tiene que ser nada más para la procreación y si no eres sucia, estás manchada, estás usada, ya no vales, todas estas formas de expresión que obviamente se concentran con más fuerza en la prostitución.
Esto nos lleva a otro de los elementos que es muy importante tener en cuenta en este análisis que es, claramente, el sistema patriarcal y la subordinación de la mujer. ¿Qué conexiones hay entre la trata de personas con fines de esclavitud sexual, la prostitución y el patriarcado?
Pues el patriarcado es lo que le da origen a la prostitución. Si pensamos en el origen de la prostitución, es anterior al surgimiento del capitalismo. Desde los primeros grupos sociales que tienen una historia escrita se ha podido rastrear que ya había prostitución. El ejemplo documentado más antiguo que se tiene es en el código de Hammurabi, donde ya se introdujo la regulación de la prostitución, al mismo tiempo que se establecían las normas para el matrimonio y también a qué mujeres se les podía violar y a qué mujeres no; también se establecía a qué mujeres y bajo qué condiciones se les podía matar. Es decir, a nivel estructural se empezó a hablar sobre prostitución, feminicidio, violación y matrimonio al mismo tiempo.
La prostitución es una forma de control, es expresión del patriarcado. Construye la prostituta y entonces es necesario tener a la mujer decente que, claro, es la esposa. Entonces se instauraron las leyes del velo. La ley del velo lo que establecía es que la esposa y la virgen tenían que tener un velo porque estaban veladas a los otros hombres, cubiertas. Mientras tanto, la prostituta y la esclava tenían que andar en la calle sin velo. ¿Qué significaba esto? Que estaban accesibles a cualquier varón, podían ser compradas o podían ser violadas y no era un delito violarlas. Por el contrario, si un hombre violaba a una mujer con velo entonces era una afrenta a otro hombre, cosa que sigue pasando y que nos muestra lo que es el patriarcado: en realidad, no importa que violen como tal a la mujer. Por eso se utiliza el mismo término. Se viola a las mujeres, a la propiedad privada, a la ley y es porque lo que se viola no es un cuerpo, se viola un pacto social que indica que no puedes tocar la propiedad de otro hombre.
Miramos a la mujer como la depositaria del honor. El establecimiento de la prostitución permitió construir la dicotomía entre las buenas y las malas y a su vez decir “Si a las malas las violan o las matan no importa, para eso están”. Hoy se dice que, si no hubiera prostitución habrían más violaciones, que es un mal necesario, que hay necesidades sexuales, en fin, todo tipo de argumento.
Así es como el patriarcado se articula con la prostitución y ya con el surgimiento del capitalismo viene la trata como algo derivado de este sistema patriarcal. Si solamente nos centramos en la sanción del delito de la trata como tal sin entender que lo que produce al consumidor como aquel que es traficante o proxeneta es el patriarcado, no se resuelve. La cárcel no erradica el patriarcado.
Tú dices que lo que tenemos hoy en día no es solamente la prostitución, es la trata. La trata es un intercambio, es un mercado internacional, transnacional con los cuerpos de las mujeres. Yo quisiera que tú le aportes a este análisis una mirada desde el capitalismo y desde una posición más geopolítica. ¿Dónde está el poder de estas redes, qué es lo que está sucediendo?
Hacer un análisis geopolítico es muy fuerte. En el sistema capitalista, Marx hablaba de los procesos de acumulación originaria, decía que el capitalismo viene al mundo chorreando sangre, para poder generar valor, plusvalía y capital siempre requiere estar expropiando. Parece que está hablando de algo que pasó, pero no, la acumulación originaria continúa, siempre se está haciendo. La trata surge con la conquista, es decir, con el momento del surgimiento del capitalismo. La trata es parte del capitalismo y entenderla de esta forma nos lleva a ver que el capitalismo no hubiera existido si no es por la trata: fue la trata la que permitió el trabajo esclavo que fue, a su vez, el que construyó prácticamente todo el continente americano y europeo a través del robo, el saqueo y la esclavitud. La trata es inherente a este sistema.
El delito de trata se ha configurado en el Protocolo de Palermo. La limitación es que este instrumento mira el problema de la trata de personas con fines de explotación sexual análoga a trabajos forzados, servidumbre, extracción de órganos, que también son temas bastante importantes, pero al poner todo en la misma canasta, impide ver realmente las particularidades de cada fenómeno. El otro problema es que el delito está configurado a nivel internacional y no se ve, ni este ni los demás, al nivel interno de los países.
Las medidas que se están tomando en los países no atacan el tema de fondo. Lo que los Estados están haciendo es gestionar el problema, no resolverlo y, desde mi interpretación, es porque no tienen real interés en erradicar la trata. ¿Por qué? Porque es el segundo negocio más rentable a nivel mundial. La trata trae ingresos, permite la acumulación permanente y reglamentar la prostitución, que es la salida que se da en los Estados, trae beneficios a nivel macro porque todo el dinero fruto de la esclavitud sexual se vuelve legal y se incorpora al PIB. Entonces, los dueños de los bares, los dueños de las cantinas, aquellos que se benefician de la esclavitud sexual simplemente son empleadores, son empresarios, personas que les dan trabajo a estas ¡“pobres mujeres”!
¿Qué piensas tú acerca de la reglamentación del consumo de la prostitución?
Lo que pienso es que la idea de la reglamentación es un discurso muy seductor porque entonces, cuando hablamos de los derechos humanos y ante una postura que yo tengo al decir la prostitución es una forma de violencia, vienen respuestas diciendo que se está censurando a las mujeres, limitándolas, que nos espanta el sexo. Yo creo que esta misma capacidad de agencia del discurso, esta palabra es construida por el propio sistema capitalista que lo que hace es decirnos “tú puedes vender tu fuerza de trabajo”, “tú puedes ser libre”, es decir la libertad construida desde el capitalismo, es una libertad muy reduccionista y no miramos que hay una transición bastante clara de la esclavitud al trabajo asalariado y esta transición fue perfectamente estructurada y funcional al desarrollo del sistema. Convenía más tener “trabajadores libres” que esclavos, porque del esclavo tú te tienes que hacer cargo de la reproducción mientras que el asalariado, con el sueldo mínimo, se tiene que hacer cargo de sí mismo.
Creo que detrás de la reglamentación de la prostitución está todo esto en juego, porque además justo la reglamentación de la prostitución surgió en el contexto de la Revolución Industrial al final del siglo XIX y tuvo que ver con políticas clasistas, racistas, para enviar a los marginados a la periferia y a partir de allí empiezan a generar zonas rojas, reglamentos de prostitución y lo que les hacen a las mujeres eran considerarlas contaminantes. Los primeros reglamentos tuvieron que ver con que tú, mujer, no vayas a contaminar al hombre que viene y paga por sexo porque es padre de familia.
Todo esto se ha olvidado en la actualidad cuando se habla de trabajo sexual y bueno se dice es que es para que se disminuya las condiciones de violencia, es decir, para que se legalice y le dé a quienes son proxenetas más probabilidad de operar.
No se trata de criminalizar a las mujeres ni de sancionarlas. Se trata de trabajar a nivel de Estado por la erradicación, es decir que vas a generar para que las mujeres puedan salir de esa condición. Reconocer el trabajo sexual no es reconocer un derecho humano al trabajo, es reglamentar y legitimar que se le violen los derechos humanos entre esos el derecho al trabajo a las mujeres y que la prostitución sea una puerta de entrada y muy abierta porque es increíble que las mujeres podamos ganar mucho más vendiendo el cuerpo que trabajando con tus conocimientos.
Eso es el patriarcado puro y el tema de la trata ha sido cooptado por estos movimientos a favor del trabajo sexual que lo que hacen es mezclarlo e invisibilizar lo que está de fondo, la trata la vuelven como un tema de «es prioritario, es un delito, hay que atenderlo», pero ¿quiénes son las victimas de trata? Únicamente miran a las mujeres blancas, menores de edad, van construyendo la víctima perfecta mientras que todas aquellas mujeres que pueden estar sujetas a la esclavitud no son consideradas victimas porque no se les ve lo suficientemente inocentes.
¿Cuál es la salida? ¿Dónde poner el foco?
Es un trabajo integral y, pensando en el trabajo directo con las mujeres que están en esta situación, son procesos largos de desproxenetización y despatriarcalizacion. Es decir, entender que, si estas cadenas se construyen de formas no visibles, están en la mente, están en el cuerpo, están en los afectos. El patriarcado lo llevamos en el cuerpo, lo mismo que el sistema proxeneta, estos estigmas de que yo me sienta puta, me sienta indígena, que me sienta incapaz de conseguir un trabajo, que acepte que cualquier pareja que me conozca fuera de la prostitución me va a tratar mal, que mis hijos me reclaman que no fui una buena madre, es decir, todas las historias que están cargando las mujeres solo se deconstruyen a través de un proceso de trabajo profundo, tanto individual como grupal en el que es fundamental, encontrar el punto de quiebre en la historia de cada mujer.
Otra cuestión muy importante es trabajar con servidores/as públicas. Capacitarles para que entiendan cómo operan, cómo tienen que realizar una atención eficiente y a partir de esto ir transformando de a poco, trabajando en las escuelas, trabajando en los barrios, estas concepciones que tenemos de la sexualidad.
Finalmente, si en casa se le sigue enseñando a la mujer que si tiene relaciones antes del matrimonio se va a manchar, tenemos que cambiar.