Hoy en día, el Foro sobre Violencia Urbana que se celebra en Madrid ha cobrado vida, hasta el punto de que ha sido imposible seguir el trabajo de los diversos seminarios a los que han asistido cientos de mujeres y hombres, principalmente de España, pero también de América del Sur y de otros países del mundo.
La presentación de Luís Bodoque Gómez para «Un mundo sin guerras» pareció innovadora y, con el apoyo de ejemplos y experimentos, expuso claramente cómo la «competencia» es la base de los conflictos, junto con el desconocimiento del otro, los estereotipos («la gente dice…»), y las diferentes perspectivas de observación de los hechos. Finalmente, sostuvo que «no necesariamente una opinión diferente debería crear un conflicto«.
La discriminación anti islámica también es violencia
Interesante, por tanto, el reconocimiento del trabajo del «Observatorio de la islamofobia«. Un importante estudio realizado en 2017, en el que se analizaron más de 1.600 artículos publicados en seis revistas nacionales españolas, mostró que el 90% de las noticias publicadas sobre el islam o los musulmanes mostraban «aspectos negativos«, y que el 72% de los artículos de opinión tenían claramente aspectos islamófobos. El diario «La Razón» lideraba la islamofobia, mientras que «El Diario» era la publicación periódica más correcta.
Las noticias de «inauguraciones de museos, de construcción de catedrales» se ocultan en favor de noticias de violencia, dijeron los ponentes. La noticia de las manifestaciones de mujeres y hombres musulmanes contra el terrorismo no tiene cabida, agregaron.
Los títulos son a menudo sensacionalistas, escritos en presencia de prejuicios, sobre noticias no verificadas, descontextualizando los acontecimientos narrados, sin dar voz a los musulmanes, utilizando una terminología incorrecta que confunde términos como islam, árabe o musulmán que en realidad no son sinónimos en absoluto.
Los ponentes han explicado que a menudo se trata de una clara «ignorancia, de una falta de formación sobre el mundo árabe» pero también, denuncian, de una verdadera «industria de la islamofobia» creada por los partidos políticos de extrema derecha para envenenar la información y recoger votos.
A esto se añade la «industria de los líderes de opinión«, de los polemistas sin contenido, de los que dicen que «no todos los musulmanes son terroristas, pero todos los terroristas son musulmanes» (recientemente Vittorio Feltri sobre Libero).
El Observatorio Islamofobia, que es una emanación de la entidad pública catalana Instituto Europeo del Mediterráneo, al denunciar esta forma de «discriminación islamofóbica» recomienda el uso de una mayor «deontología» por parte de los periodistas, pero también su eficaz formación preventiva respecto a los temas sobre los que desean escribir.
El estudio puede descargarse del sitio web del Instituto IEMEd.
Indiferencia hacia el tráfico de mujeres para la industria del sexo
Muy participativo fue, entonces, el seminario de «Enfermeras para el mundo» que quiso abordar el delicado tema de la «prevención de la trata con fines de violencia sexual«. Un tema que resulta profundamente indiferente si el 39% de los españoles confiesa haber tenido relaciones sexuales con una prostituta. Pero un tema que esconde, ni siquiera tanto, primero el engaño y luego la violencia, psicológica cuando no física, con la que las niñas se encuentran en su territorio rural o en su país (a menudo sudamericanas, 3.000 casos de trata sólo desde Bolivia entre 2012 y 2017) para ser puestas en el camino de la prostitución.
Niñas, niños, adolescentes -explicó el ponente- son engañados con anuncios de falsa agencia de reclutamiento de moda o empleo, pero también con falsas relaciones románticas, si no con secuestros reales. La trampa se cierra aislando al sujeto, impidiendo cualquier contacto con sus familias y su lugar de origen.
El seminario aclaró el concepto de «trata» -según la definición del «Protocolo de Palermo» adoptado por las Naciones Unidas en el año 2000- y organizó un taller para verificar y comparar los conocimientos de los participantes en el seminario sobre los diversos aspectos del fenómeno, a menudo relacionados con la «industria del sexo» y que afectan a la vida, la dignidad, la integridad y la libertad de la persona.
La radicalización no se combate, se previene
Mi día terminó con una sesión plenaria sobre «La violencia a través de la radicalización, el extremismo y el terrorismo internacional«. Es difícil resumir unas dos horas de debate.
La belga Marta Lomana del Instituto Europeo de la Paz presentó una obra de junio de 2017 sobre el municipio de Molenbeek, un lugar en el centro de numerosos fenómenos de radicalización, resultado de numerosas entrevistas con sus habitantes. El documento completo [ING] puede descargarse de la página web del Organismo.
La italiana Patrizia Fiocchetti presentó su experiencia, entre otras cosas en Afganistán, y denunció cómo los resultados prometidos por la intervención norteamericana –seguridad, lucha contra la radicalización y por los derechos de las mujeres– después de 17 años de ocupación y guerra, han fracasado, como lo demuestran las mujeres en burga en el centro de Kabul, los obstáculos a las iniciativas de las mujeres de la asociación RAWA, o los ataques de hace unas semanas en la capital afgana.
Fiochetti, operador en el campo de la acogida de migrantes, explicó que para entender el fenómeno migratorio es necesario ir allí. En su discurso denunció la grave situación de Bihac como ciudadano en la frontera con Croacia y sufriendo la presión de los migrantes rechazados, incluso violentamente, por su vecino. Así como el muro y las acciones militares de Turquía que están aislando y destruyendo la ciudad kurda-siria de Kobane.
Entre otras, interesantes declaraciones de los representantes de las fuerzas policiales de Madrid y Barcelona que han argumentado, en contra de la radicalización, que «no es una cuestión prioritaria de la policía, necesitamos una prevención que esté a cargo del aparato municipal«.
El alcalde libanés Jdeideh-Bauchrieh-Sed Antoine Gebara, por último, ha querido estar presente con un mensaje en el que ha declarado que «el espacio mediterráneo es un espacio de tensión, pero también de esperanza» y ha recordado algunas de las iniciativas que se están llevando a cabo contra el fenómeno de la radicalización: desde la «Declaración de Niza» de 2017 hasta el Foro sobre la prevención en el Líbano y el próximo evento que se está organizando en Túnez para principios de 2019.