Bernardo Oyarzún, Paula Baeza Pailamilla y Sebastián Calfuqueo son los tres artistas mapuche que participaron de la muestra Memorias Reveladas-Rebeladas, iniciativa que busca generar las condiciones para que ciertas memorias críticas y en disonancia con discursos hegemónicos salgan a la luz. La inauguración se realizará este jueves 22 de noviembre a las 19.00 horas en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos (Matucana 501, metro Quinta Normal).
El rostro Camilo Catrillanca Marín, comunero mapuche recientemente asesinado, se encuentra plasmado en una pared junto al de Edmundo Lemunao Saavedra, Jaime Mendoza Collio, Matías Catrileo Quezada y otros mapuche asesinados en democracia, todo en una técnica que mezcla pintura negra y algo que fácilmente podría ser silicona líquida. Son parte del trabajo desarrollado por Sebastián Calfuqueo, quien en una de sus obras propone un recorrido, entre textos e imágenes, que conforma un relato histórico del racismo permanente que ha sufrido el pueblo mapuche en torno a la usurpación y despojo, como también al proceso de reivindicación territorial presente hasta hoy.
Según comenta Calfuqueo, “el arte tiene la responsabilidad política de enturbiar la mirada hegemónica que se tiene sobre las cosas, ya que estamos dominados política, cultural y socialmente por una élite que no quiere que pensemos ni cuestionemos el poder. Y el arte, precisamente, tiene ese poder de cuestionar lo que nos rodea, y que es lo que no quieren que hagamos”.
De esta manera, Memorias Reveladas-Rebeladas se instala desde la certeza de que nuestro pasado y presente, lejos de articularse como un discurso único, se conforma de muchas memorias invisibilizadas y ocultadas por discursos dominantes. Este proyecto del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos busca incorporar y vincular a colectivos, activistas, artistas y comunidades en una instancia de construcción de propuestas que promuevan la reflexión y construcción de discursos críticos y actuales que permitan avanzar en el respeto y tolerancia.
Kurü mapu, el proyecto desarrollado por la artista Paula Baeza Pailamilla, consta de un tejido colectivo realizado en memoria activa de Macarena Valdés, activista ambiental mapuche asesinada en 2016 en la comuna de Panguipulli. Durante dos meses, mujeres mapuche se reunieron en el Museo de la Memoria para construir un tejido negro con la forma de Ngulumapu, territorio abarcado previo a la colonización española. Fue elaborado en lana y en base a técnicas mixtas.
“Fue un proceso que tejimos en colectivo junto a otras lamngen durante dos meses en el Museo de la Memoria. Este tejido negro es en homenaje a la memoria de la negra, Macarena Valdés, lamien que fue víctima de un asesinato empresarial hace poco más de dos años por defender su territorio junto a su compañero”.
Por su parte, el proyecto de Bernardo Oyarzún es una develación mínima del peso que tiene la palabra en la cultura mapuche, una lengua marginada casi extinta que guarda tesoros insospechados y que han sido aplastados por la cultura occidental. Sintiendo la zozobra y la tragedia epistemológica de las palabras sabias y su elevado sonido estético, este trabajo es un intento de abordar y rescatar algo mínimo, sonidos primigenios de la naturaleza y el uso iluminado del lenguaje.
Oyarzún comenta que “la parte material de la obra es el sonido, la conversación, el lenguaje, el conocimiento transmitido en la palabra. También tiene que ver con el sonido de la tierra, del mar, del propio hombre que ha aprendido el sonido de la naturaleza. Y por otro lado hay una cuestión más profunda que tiene que ver con lo que se habla, con lo que se transmite, con la pérdida de una lengua nativa y la recuperación de la misma”.
El Museo de la Memoria invitó a estos artistas a intervenir con los proyectos anteriormente descritos la muestra “Memorias Indígenas”, que actualmente está abierta al público en el tercer piso del museo y que se ha diseñada con el objetivo de visibilizar las violaciones a los Derechos Humanos cometidas por el Estado de Chile contra los pueblos indígenas durante la dictadura, así como hechos previos y posteriores a dicho periodo que han significado un gran impacto para estos.
Con este gesto, se busca abrir los contenidos transmitidos en la muestra “Memorias Indígenas” al diálogo, impulsando nuevas reflexiones, resignificaciones y cuestionamientos críticos que —a la luz de estos nuevos proyectos que nacen de memorias que se revelan y rebelan ante lo establecido—, tensionan la memoria construida en el relato expositivo, lo reinterpretan, activan y resignifican.
Con ello se subraya la idea de que el objetivo de toda exposición debe ser la de invitar al diálogo, la reflexión, el cuestionamiento crítico, a repensarse y deconstruir constantemente los discursos establecidos y naturalizados.
La muestra podrá ser visitada hasta el 03 de marzo en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, ubicado en Matucana 501, metro Quinta Normal.