La Asociación Humanista EntreVecinos celebra en la Plaza de la Remonta el día Internacional de la No Violencia, con un mural y una serie de reflexiones y testimonios
Niñas y niños jugando. Jóvenes y mayores comunicándose, pintando juntos el mural de la no violencia, ubicado en el corazón de la Plaza de la Remonta, en el barrio de Tetuán. Algo más de dos horas de actividad, encuentro y testimonio de lo que significa repudiar la violencia y construir juntos el camino de la no violencia.
De esta manera ha celebrado este 2 de octubre la Asociación Humanista EntreVecinos, arraigada en el barrio, el día Internacional de la No Violencia. La Organización de las Naciones Unidas ha decidido que esta celebración sea este día en homenaje a Mahatma Gandhi, que nació en esta fecha hace ya 149 años.
El acto se desarrolló entre las 7 y las 9 de la tarde, en un ambiente alegre, calmo y lúdico. Una escena que refleja las posibilidades que se abren cuando las personas del barrio trabajan en la misma dirección. Niñas y niños coloreaban en el suelo una pancarta, mientras los mayores ponían color, simultáneamente, a un mural dedicado a la No violencia, que será donado a un instituto del barrio, el Jaime Vera. En el acto también participaron integrantes del CMS (Centro Madrid Salud), que están haciendo un mapeo del barrio, relacionado con la convivencia.
Los vecinos aportaban su testimonio acerca de cómo experimentan la violencia en su vida. “Como ya hemos dicho en otras ocasiones, no solamente hablamos de violencia física; también existe una violencia económica, racial, sexual, religiosa, psicológica y moral. La violencia es avasallar la intención y la libertad humana. Y es el fracaso de un sistema deshumanizado”, dijo Gloria López, integrante de la asociación Entrevecinos, al comienzo de su intervención.
Pedro Fernaud, uno de los anfitriones, habló de la No Violencia Activa como «una cultura en construcción, que supone un reto compartido, en el que todos tenemos algo que aportar desde nuestra mejor disposición».
Tal vez uno de los peores síntomas de una sociedad es la “normalización” de la violencia: desde guerras que se hacen por dinero hasta “esa estupidez de alejarnos unos de otros, como si fuéramos competidores”, pasando por el cierre de fronteras o la discriminación a jóvenes y mujeres.
Pero tener información de todo esto no es suficiente para transformar la situación. Pareciera que urge comprender que violencia social e interpersonal son expresión de una interioridad fragmentada y del sin sentido.
“Cada uno de nosotros, frágiles e inestables, albergamos un sustrato de experiencia conjunta que nutre las mejores aspiraciones de los seres humanos. Y de esas aspiraciones surgen los mejores intentos, esos que nos llevan a buscar posibilidades, a hacer aquello que sentimos como válido y que nos hace libres y felices, a abrirnos a la hermosa diversidad humana”, compartió Gloria. “Esos intentos, esos brotes de algo nuevo, también forman parte del mundo en el que vivimos. Esa es fuerza, la fuerza de la gente”.
Y es que “cada pequeño gesto que hemos llevado a cabo para llegar a esta plaza y decir que “pintamos mucho” en la no violencia tiene el significado de rebelión y de futuro.”
Una “buena experiencia que anotar en la libreta”, como dijo Virginia López al final del acto, que cerró con la recomendación, por parte de Chus García, de “dar continuidad a la señal de la no violencia” y “dejar este espacio mejor que lo hemos encontrado”.