En una declaración publicada el domingo, WikiLeaks anunció que la embajada ecuatoriana en Londres ha informado a su editor Julian Assang que tiene la intención de restaurar parcialmente su capacidad de utilizar el Internet y los servicios telefónicos, y de recibir visitas personales. Ecuador, obecediendo los dictados de la administración de Trump y del aparato militar y de inteligencia estadounidense, privó a Assange de esos derechos básicos el 28 de marzo de este año.
Según WikiLeaks, la decisión se produce tras reuniones el viernes pasado en Ecuador entre el presidente del país, Lenín Moreno, y dos altos cargos de la ONU —el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados Filippo Grandi y el Relator Especial de la ONU sobre la promoción y la protección del derecho a la libertad de opinión y de expresión David Kaye. El restablecimiento parcial de la comunicación, sin embargo, está condicionado a que Assange no exprese opinión política alguna.
El gobierno de Moreno, como parte de sórdidos esfuerzos por reconstruir las relaciones de Ecuador con Washington, silenció a Assange bajo condiciones en las que él estaba llamando la atención sobre la censura dirigida por los EUA del internet y había condenado el maltrato de los independentistas catalanes en España. Desde hace más de seis meses se le tiene prohibido hablar con los medios, con sus colegas e incluso con sus hijos y sus padres.
En la medida en la que esto alivia el aislamiento y el estrés psicológico que se le está infligiendo a Assange, la restauración condicional de su derecho a comunicarse y a recibir visitas es un acontecimiento bienvenido. Sin embargo, no pone fin al peligro al que se enfrenta ni a su encarcelamiento efectivo dentro del pequeño recinto de la embajada, donde se lo confinó sin acceso directo a la luz del sol desde que solicitara asilo político en Ecuador el 19 de junio de 2012.
En esta etapa, no hay indicios de que las medidas de Ecuador estén vinculadas a algún cambio por parte del gobierno estadounidense y las agencias de policía respecto de su campaña de casi ocho años por arrestar y juzgar a Assange. Todavía se enfrenta a la amenaza de extradición a los EUA bajo cargos inventados de espionaje, que datan de la publicación en 2010 por parte de WikiLeaks de documentos que denunciaban numerosos crímenes de guerra estadounidenses e intrigas diplomáticas antidemocráticas.
En 2012, el gobierno ecuatoriano de entonces le concedió protección política al editor de WikiLeaks porque las autoridades británicas estaban preparándose para extraditarlo a Suecia para responder a “preguntas” sobre acusaciones inventadas de agresión sexual. En ese momento, Ecuador estaba de acuerdo en que Assange corría el peligro de que el verdadero motivo de Suecia era extraditarlo rápidamente a los EUA. Cualquier juicio espectáculo en los EUA muy probablemente habría tenido como resultado un largo encarcelamiento o posiblemente incluso la pena de muerte.
Assange, que es ciudadano australiano, se vio obligado a acudir a Ecuador porque el gobierno laborista australiano se alineó completamente con Washington y le negó su derecho a asistencia y protección contra la persecución.
El gobierno británico, actuando de manera coordinada con la administración de Obama y muy probablemente Australia, respondió a la concesión de asilo por parte de Ecuador con las medidas más vengativas. Las autoridades británicas amenazaron que Assange sería arrestado inmediatemente por acusaciones relativas a su fianza si sacaba un pie de la embajada. Como resultado, Assange no ha podido recibir tratamiento médico adecuado para una serie de problemas serios de salud.
Aún después de que la ONU condenara el trato de Gran Bretaña a Assange y de que los fiscales suecos abandonaran su investigación políticamente motivada en mayo de 2017, el gobierno de May mantuvo su amenaza de arrestarlo y se negó a darle cualquier garantía de que no lo extraditaría a los EUA.
Esto era en condiciones en las que WikiLeaks estaba publicando las filtraciones “Vault 7”, que consisten en miles de documentos que revelan cómo la CIA hackeó computadoras, teléfonos móviles, servidores e incluso sistemas informáticos en vehículos. El director de la CIA de entonces y actual Secretario de Estado de los EUA Mike Pompeo había denunciado a WikiLeaks como una “agencia de inteligencia hostil noestatal” y el Fiscal General de los EUA Jeff Sessions afirmó que arrestar a Assange era una “prioridad”.
Bajo Lenín Moreno, quien asumiera la presidencia en mayo de 2017, Ecuador cambió y ahora colabora con el imperialismo estadounidense contra WikiLeaks y Assange. Desde que cortara sus comunicaciones en marzo, ha amenazado repetidamente con renegar de su concesión de asilo político en 2012 en un esfuerzo evidente por presionarlo para que abandone “voluntariamente” la embajada.
Debido a su incapacidad de comunicarse o de comentar, Assange renunció el mes pasado como editor de WikiLeaks, nombrando al periodista islandés Kristinn Hrafnsson como su reemplazante. Esta decisión puede haber sido un factor en que Ecuador accediera a levantarle parcialmente las restricciones.
En su declaración de ayer, WikiLeaks observó que la oferta de restaurar parte de las comunicaciones de Assange viene acompañada de condiciones profundamente antidemocráticas. “Ecuador”, decía, “le ha informado al Sr. Assange de que el gobierno tiene la intención de continuar la política de Moreno de restringir su expresión de opiniones bajo la amenaza de expulsarlo” de la embajada.
En otras palabras, parece que Assange tiene que autocensurarse. Si intenta volver al cargo de editor de WikiLeaks y comentar acerca de los acontecimientos del mundo, se arriesga a ser entregado a la policía británica, y luego a los EUA.
El nuevo editor de WikiLeaks Hrafnsson respondió ayer a las condiciones impuestas a Assange.
“Es positivo”, dijo Hrafnsson, “que mediante la intervención de la ONU Ecuador haya puesto fin parcialmente al aislamiento del Sr. Assange aunque es una seria preocupación que su libertad de expresar sus opiniones todavía sea limitada. La ONU ya ha declarado que el Sr. Assange es una víctima de detención arbitraria. Esta situación inaceptable tiene que terminar. El gobierno del Reino Unido tiene que acatar la resolución de la ONU y garantizar que pueda irse de la embajada ecuatoriana sin la amenaza de extradición a los Estados Unidos”.
Todos los defensores de los derechos democráticos tienen de la misma manera que seguir luchando por la libertad incondicional de Julian Assange, como parte de la lucha más amplia en defensa de la libertad de expresión y de la posibilidad de que existan y funcionen medios independientes y críticos.
Assange no es culpable de ningún crimen. Más bien, ha sido sometido a una constante persecución porque WikiLeaks, al publicar documentos entregados por valientes denunciantes, ha expuesto, y sigue exponiendo, la criminalidad del gobierno y de las corporaciones.
Hay que usar cada foro y cada medio disponible para ganar apoyo en toda la clase trabajadora internacional para las siguientes demandas:
- El gobierno estadounidense, las agencias de inteligencia y de policía y los tribunales tienen que terminar su persecución a Assange y WikiLeaks por publicar información filtrada.
- El gobierno británico tiene que abandonar las acusaciones prescritas relativas a la fianza, garantizarle a Assange que no será extraditado a los EUA y permitirle irse del Reino Unido sin trabas si él lo desea.
- El gobierno australiano tiene que terminar su colaboración con el maltrato de uno de sus ciudadanos y quejarse inmediatamente ante Gran Bretaña, usando todos sus poderes diplomáticos y su discreción legal, para conseguir el derecho de Assange de irse de la embajada. Tiene que garantizar su derecho incondicional a volver a Australia si él así lo decide.
- Hasta que se obtenga la libertad de Assange, el gobierno ecuatoriano tiene que cumplir con el asilo político que le dio y respetar completamente su derecho a comunicarse, recibir visitas y seguir adelante con su trabajo con WikiLeaks.
Publicado originalmente en WSWS.org