El crecimiento de los movimientos nacionalistas de extrema derecha en Occidente amenaza el Acuerdo de París, alcanzado en diciembre de 2015, coincidieron expertos africanos, reunidos en la siete Conferencia sobre Cambio Climático y Desarrollo de África (CCDA-VII), realizada en esta capital de Kenia.
El acuerdo busca acelerar e intensificar las acciones y las inversiones para tener un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono, mediante la mitigación de gases contaminantes, la adaptación y la transferencia de tecnología y de fondos, entre otras medidas.
Mientras las partes se esfuerzan por terminar de definir las medidas necesarias para que comience a funcionar el Acuerdo de París, los expertos africanos encontraron la necesidad de presentar una voz única en lo que respecta a los cambios geopolíticos que ponen en riesgo las negociaciones climáticas.
“El crecimiento del movimiento nacionalista de extrema derecha encerrado en sí mismo y los negadores del cambio climático de Occidente es una señal del endurecimiento de las posiciones, lo que puede derivar en la falta de acciones de los mayores responsables de los problemas climáticos del mundo”, observó Mithika Mwenda, secretario general de la Alianza Panafricana de Justicia Climática (PACJA, en inglés).
Mwenda dijo que las organizaciones de la sociedad civil buscan la colaboración de gobiernos del continente y están listas a ofrecer su apoyo mientras África busca soluciones locales para mitigar el impacto del recalentamiento global.
“Nuestros gobernantes, que tienen la clave para implementar de forma eficiente el Acuerdo de París, deben permanecer sinceramente concentrados y resistir los intentos de dispersar la voz africana unificada para que África pierda su fuerte posición en el diseño del reglamento del acuerdo”, indicó Mwenda en diálogo con IPS.
La 24 Conferencia de las Partes (COP24) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se realizará en Katowice, Polonia, en diciembre de este año, deberá concluir la reglamentación operativa del acuerdo.
Pero al grupo africano le preocupa que haya un intento deliberado de los estados más industrializados de descarrilar el proceso, pues la operacionalización del acuerdo implica una obligación económica de su parte para apoyar la adaptación y la mitigación en los países en desarrollo.
Desde 2015, el mundo ha sido testigo de un cambio geopolítico, como el que llevó a la Presidencia de Estados Unidos a un escéptico en cuestiones climáticas como Donald Trump, así como a muchos movimientos nacionalistas de extrema derecha al gobierno en Europa.
“Dos grupos fuerte se unieron, la industria extractiva y los nacionalistas de extrema derecha”, puntualizó Martin Hultman, profesor adjunto de Ciencia, Tecnología y Estudios Ambientales de la Universidad Chalmers de Tecnología.
“La combinación llevó el debate actual a un nivel mucho más dramático que antes, al mismo tiempo que desaparece nuestra ventana de oportunidades”, acotó Hultman, investigador responsable de proyecto “¿Por qué no nos tomamos en serio el cambio climático? Un estudio de la negación del cambio climático”.
Por otro lado, Trump cumplió una promesa de campaña cuando escribió a la Secretaría de la CMNUCC para notificar del retiro de su país del tratado, socavando así la universalidad del Acuerdo de París y perjudicando la confianza de los estados en la cooperación climática.
En ese contexto, el debate en Nairobi giró en torno a cómo puede hacer el continente para aprovechar las soluciones locales y mantenerse unidos en medio de la cambiante dinámica política.
En su discurso de apertura, en nombre del presidente, Uhuru Kenyatta, el ministro de Ambiente y Silvicultura, Keriako Tobiko, dijo que el cambio climático era una cuestión de vida o muerte para África.
“Todos experimentamos las devastadoras consecuencias sin precedentes del cambio climático sobre la vida y el sustento de nuestros pueblos, así como sobre nuestras economías”, subrayó.
“África es el continente más vulnerable a pesar de solo contribuir a cuatro por ciento de las emisiones de gases invernadero, pero cuando vamos a defender nuestro caso hablamos en lenguas y nos volvemos sin acuerdo”, añadió Kenyatta.
Los ecosistemas compartidos que caracterizan a África hacen que sea fundamental tener una voz única para salvaguardar la base del desarrollo del continente y buscar soluciones transformadoras, apuntó.
La conferencia de Nairobi se realizó pocos días después de la divulgación del informe especial del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) dedicado al Recalentamiento Global de 1,5 grados centígrados, que alerta sobre una catástrofe si no se toman medidas inmediatas para frenar las emisiones de gases invernadero.
Sobre el informe del IPCC, Tobiko reiteró las resoluciones adoptadas por la primera Plataforma de Asociación Ambiental de África, mantenida el 20 de septiembre bajo los auspicios de la Nueva Alianza para el Desarrollo de África, el órgano técnico de la Unión Africana, que subraya la necesidad de convertir los desafíos ambientales en soluciones económicas a través de la innovación y las inversiones verdes.
También informó que Kenia organizará la primera Conferencia de Economía Sostenible Azul, del 26 al 28 de noviembre, para promover inversiones sostenible en océanos, mares, lagos y ríos.
Al igual que la Plataforma de Asociación Ambiental de África, que reconoce “al conocimiento indígena y alos sistemas de gobernanza tradicionales como parte del rico patrimonio africano para hacer frente a las cuestiones ambientales”, la indigenización también es un tema popular en la CCDA VII.
Bajo el lema “Políticas y acciones para la efectiva implementación del Acuerdo de París para economías resistentes en África”, la conferencia atrajo a más de 700 participantes de los estados miembro, investigadores climáticos, academia, organizaciones de la sociedad civil y gobernantes locales, entre otros.
Por su parte, James Murombedzi, responsable del Centro de Política Climática de África de la Comisión de las Naciones Unidas para África, dijo que hace tiempo que las comunidades africanas que practican estrategias de adaptación y respuestas viables para la variabilidad del clima.
“Pero hay límites a cuánto pueden seguir haciendo las comunidades para seguir generando ingresos adaptados al contexto del cambio climático”, observó. Es hora de que reciban apoyo de un contexto propicio creado por los gobiernos.
“Por eso en la CCDA-VII creemos que los países deben comenzar a planificar para un clima más cálido que lo que se preveía, lo que implica que debemos revisar las diferentes acciones y propuestas climáticas para asegurarnos de que podemos no solo sobrevivir en un ambiente con tres grados centígrados más, sino también lograr nuestros objetivos de desarrollo sostenible y nuestra Agenda para 2063”, añadió Murombedzi.
Yacob Mulugetta, profesor de política de desarrollo y energía, de la Universidad London College, señaló que “esas son las implicancias del recalentamiento global para África, que ya sufre las consecuencias del clima, como en la producción agrícola, el turismo y la generación de energía hidroeléctrica”.
“La cooperación internacional es una parte fundamental para limitar el recalentamiento en 1,5 grados”, apuntó Mulugetta, pero alertó a los expertos africanos de ser conscientes de los cambios geopolíticos que impactan en las negociaciones climáticas.
James Kinyangi, del Banco de Desarrollo Africano, dijo que el Plan de Acción Climática para 2016-2020 era ambicioso.
“Explora modalidades para lograr la adaptación, la conveniencia y la efectividad de los fondos para el clima, la construcción de capacidades y la transferencia de tecnología, todo lo que apunta a construir capacidades para que las economías africanas logren todo su potencial para adaptarse en sectores de alta tecnología”.
En el marco de ese plan, el banco prácticamente triplicará sus fondos para proyectos climáticos hasta llegar a 5.000 millones de dólares al año en 2020.
Traducción: Verónica Firme