La decisión de la ministra española de Defensa, Margarita Robles, de bloquear la venta a Arabia Saudí de 400 bombas láser, una venta firmada por el ejército español en 2015 y en parte ya pagada, ha causado sensación. El gobierno de Sánchez quiso subrayar su preocupación por la guerra en Yemen, donde las bombas podrían estar perfectamente destinadas.
El gobierno saudí ha hecho saber que esta decisión podría poner en duda el jugoso contrato de 1.813 millones de euros con el que el astillero Navantia debería construir cinco corbetas para Arabia Saudí, por lo que hoy el gobierno especifica en una nota que está reconsiderando este anuncio. Esto significaría una clara negación por parte del ministro, pero sobre todo significaría entregar las bombas de precisión a Arabia Saudí, sabiendo que casi con toda seguridad serán utilizadas contra la conflictiva población de Yemen. El dilema para el Ejecutivo es complejo, pero el Gobierno insiste en que el contrato de Navantia, que garantiza unos 6.000 puestos de trabajo en Cádiz, es una «prioridad». El Gobierno busca una solución provisional, pero en ningún caso se plantea poner en peligro este contrato de los astilleros españoles, por lo que es probable que el Ministro tenga que cambiar su decisión, que ahora se ha denominado una simple «declaración de intenciones».
La portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, destacó que el Gobierno hará todo lo necesario para mantener «excelentes relaciones con Arabia Saudí» y el contrato de Navantia. Celaá repitió que los trabajadores «pueden estar tranquilos» porque se encontrará una solución. «Pueden estar seguros de que el gobierno está con ustedes», dijo.
Hay mucho en juego. Arabia Saudí es el primer comprador de equipos militares españoles fuera de la OTAN con una inversión de 270 millones de euros el año pasado, según datos facilitados este viernes por el secretario de Estado de Comercio. La monarquía saudí recibió el 6,2% de todas las exportaciones militares de España.