Con un largo discurso interrumpido por aplausos, coros de estadio y ovaciones de pie, Jeremy Corbyn cerró el congreso de su partido en Liverpool lanzando una vez más un desafío a los conservadores y a su «divide y vencerás», en contraposición a la intención de los laboristas de unirse y gobernar. El tono de un futuro Primer Ministro, seguro de una victoria electoral si las negociaciones sobre Brexit concluyen sin acuerdo y se vuelve a las urnas, tal y como ha solicitado el Partido Laborista. Si esto no es posible, entonces todas las opciones están abiertas, incluida la de un segundo referéndum.
Apasionado, agudo, a veces irónico, Corbyn ha prometido una revolución capaz de transformar el país, erradicando el capitalismo salvaje y la cultura de la codicia que han dominado los últimos años, con consecuencias desastrosas para la gente común. El resultado no sólo fue un empobrecimiento creciente, sino también el aumento del racismo y la xenofobia en Gran Bretaña, Europa y los Estados Unidos. Como en otras ocasiones, Corbyn ha insistido en la necesidad de soluciones radicales si no queremos dejar el campo abierto a quienes basan su política en el odio, los chivos expiatorios, las privatizaciones y los despiadados recortes de los servicios sociales.
Se abordaron muchos temas, desde el apasionado rechazo al antisemitismo (pero también a la islamofobia) hasta la defensa de los derechos de los palestinos, con la promesa de reconocer su estado tan pronto como lleguen al poder, desde la dura crítica a la política de Trump and Theresa May, cuyo gobierno sigue vendiendo armas a los saudíes culpables de crímenes de guerra en Yemen, hasta el anuncio de una política exterior laborista basada en los derechos humanos y la solidaridad internacional. Corbyn también se centró en la necesidad de centrarse en la lucha contra el cambio climático, con el objetivo de obtener el 60% de las necesidades energéticas nacionales a partir de fuentes renovables, creando 400.000 nuevos puestos de trabajo con una economía ecológica y eliminando las emisiones nocivas para 2050.
Ha reanudado sus tradicionales caballos de batalla: salud, educación, vivienda, servicios, todos los campos devastados por los recortes de los conservadores, que un gobierno laborista quiere fortalecer al máximo. Renacionalización de los ferrocarriles, oficinas de correos y organismos que gestionan el agua, la energía y los residuos, aumento de los impuestos de sociedades y mayor poder para los trabajadores.
El final del discurso ha empujado el entusiasmo a las estrellas, con la invitación a traer a cada colegio y a cada comunidad la imagen de un partido unido, seguro de sus ideas, con proyectos claros y decidido a reconstruir el país.