La determinación la adoptó luego de que la Comisión de Ética formulara una sanción en su contra y ella fuera aprobada con los votos de los parlamentarios del Frente Amplio, Vlado Mirosevic y Renato Garín.

La diputada presentó su renuncia a través de una carta que leyó, expresando que el «Frente Amplio llegó al Congreso con un mandato claro: impugnar al poder, la desidia y la corrupción. Hacer justicia en la medida de lo imposible. Es exactamente lo que hice la mañana del 19 de abril, cuando atravesé el Hemiciclo para encarar a quien insultaba a todos los miles de chilenos que fueron torturados, asesinados y desaparecidos por el Estado terrorista”.

Además, agregó que “para mí no había alternativa, era un deber moral enfrentar al cobarde negacionista que se burlaba de nuestros hermanos, con crueldad inhumana”.

Jiles, mencionó que un factor clave para dar un paso al costado fue la actitud de Vlado Mirosevic (Partido Liberal) y Renato Garín (Revolución Democrática), ambos frenteamplistas, que votaron a favor de la sanción en su contra.

“Sí, es ofensivo e inexplicable que hayan votado por sancionar mi solitaria y clara defensa de los derechos humanos. Esta vergonzosa actitud no me denigra a mí, sino a todos los que luchan y que han confiado en que los parlamentarios del Frente Amplio los defendamos y no permanezcamos cómodamente sentados en las poltronas del orden institucional cuando ellos son agraviados”, expresó.

“La actitud afrentosa de esos dos diputados y el silencio cómplice, me obligan a actuar de la única forma que conozco, que me enseñaran mis padres y mis abuelos: con la moral y la razón“, señaló la parlamentaria en una declaración que leyó visiblemente conmovida ante los miembros de la Comisión.

“La dignidad de nuestros muertos no se sanciona. En este acto, presento mi renuncia“, agregó antes de retirarse de la instancia.

La semana pasada, la diputada humanista fue sancionada por decisión unánime de la Comisión de Ética de la Cámara de Diputados, por haber encarado al congresista de extrema derecha Ignacio Urrutia, quien calificó de “terroristas con aguinaldo” a las víctimas de la dictadura militar, en abril pasado.

El episodio se volvió aún más polémico porque Mirosevic y Garín no habrían respetado un acuerdo con el Partido Humanista para rechazar dicha sanción contra la parlamentaria.