Parecía que ya daba golpes de ciego, pero ahora el gobierno transandino de Macri prepara – por lo que parece – ir cerrando el boliche, en medio de la más grande crisis económica que se recuerda desde el no tan lejano gobierno de Fernando de la Rúa (1999-2001).
Efectivamente Mauricio Macri estuvo ayer más de siete horas en reunión con sus más estrechos colaboradores en la quinta de Olivos, en medio de la fuerte crisis cambiaria que ha despertado intensos temores en el país, repercutiendo incluso en el tipo de cambio de otros países de la región.
La coyuntura actual, que golpeó la confianza del mercado y de la opinión pública argentina, dejaba entrever la producción de fuertes cambios tanto en las políticas económicas como en la estructura del gabinete ministerial, que sería afectado por una re-estructuración inmediata que terminaría con entre 10 y 13 ministerios.
En la residencia presidencial de Olivos, Macri se reunió con sus colaboradores más cercanos, entre los que se encontraban María Eugenia Vidal, gobernadora de la Provincia de Buenos Aires; Horacio Rodríguez, jefe de gobierno porteño, y Marcos Peña, jefe de Gabinete. A la mencionada reunión se fueron sumando los ministros de Interior, Rogelio Frigerio; de Producción, Dante Sica; de Trabajo, Jorge Triaca; de Modernización, Andrés Ibarra; de Transporte, Guillero Dietrich, y la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley.
Según los trascendidos, en el encuentro se tomó la radical decisión de terminar con 10 a 13 distintos ministerios. Las carteras afectadas serían nada menos que las de Salud, Ciencia y Tecnología, Cultura, Energía, Turismo, Ambiente, Agroindustria, Trabajo y Modernización, que supuestamente pasarán a ser secretarías bajo el alero de otros ministerios.
La seguidilla de reuniones para cancelar carteras y rediseñar la economía se extendió hoy domingo, con la participación de la líder de Cambiemos, Carrió, así como varios dirigentes radicales.
Además Macri tuvo reuniones paralelas con el equipo económico, tratando de crear un plan para contrarrestar los efectos de la crisis cambiaria, de modo de llevarlo a la reunión que se efectuará el martes en Washington con el Fondo Monetario Internacional (FMI), donde el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, tiene cita para reabrir la renegociación de los términos del programa de financiamiento pactado apenas tres meses atrás.
El programa que fue autorizado en junio asciende a US$ 50 mil millones a lo largo de 36 meses y el FMI ya adelantó unos US$ 15 mil millones, aunque solo la mitad están disponibles para ser utilizados y el Banco Central consumió una suma considerable en la fallida estrategia para contener la corrida cambiaria.
La pretensión del gobierno es adelantar al año próximo la totalidad de los desembolsos previstos en el préstamo condicionado para el período 2019-2021, mientras aprieta el cinturón al máximo y termina con carteras tan fundamentales como son las de Salud y Trabajo.