por Rute Pina / Brasil de Fato
Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT) y Manuela D’Ávila del Partido Comunista de Brasil (PCdoB) fueron los escogidos como binomio presidencial del PT, este martes (11), en cumplimiento de la decisión del Tribunal Superior Electoral (TSE) que impidió al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva (PT) ser candidato.
Ahora, los expertos evalúan que el Partido de los Trabajadores tiene desafíos por delante: en especial, la transferencia de votos del ex presidente, que lideraba las encuestas de opinión con más de 10 puntos porcentuales de ventaja sobre el segundo lugar, y la conquista de nuevos votos en un electorado fragmentado.
La cientista política Maria Socorro Braga, de la Universidad Federal de São Carlos, pondera que la sustitución de Lula ocurre por una imposición del Poder Judicial.
«Ese cambio de candidato ya era esperado porque sabíamos que la Justicia ya había resuelto que no iba a aceptar la candidatura de Lula», dice. «Se sabe que si hubiera permanecido en esa situación podría haber algún otro giro del Poder Judicial, inclusive impugnando el binomio».
Pero, según ella, las articulaciones para inhibir la candidatura de Lula pueden beneficiar la transferencia de votos del ex presidente a Haddad.
Ella también señala que los retrocesos sociales y económicos durante el gobierno de Michel Temer (MDB) van a acentuar los llamados «votos retrospectivos», o sea, conquistados por causa de una memoria positiva de los gobiernos petistas.
«Cualquier gobierno que asuma el país va a encontrar una situación crítica. Entonces, si el [Haddad] consigue unir su imagen al ex presidente Lula y a las principales políticas sociales, de aumento del salario mínimo y de otras condiciones necesarias para que las personas tengan una vida mejor, mayor el chance de que ese electorado vote por la propuesta petista», evalúa.
Fuerza partidaria
El historiador Lincoln Secco, de la Universidad de São Paulo (USP), afirma que el PT tuvo ganancias políticas y electorales con la estrategia de llevar el nombre del ex presidente como candidato hasta el último momento posible conforme el calendario electoral.
El evalúa que es «innegable» que Lula permanezca como actor político determinante para transferir votos a Haddad, pero que hay otros factores que influencian la disputa.
«Es muy difícil que un partido que tiene esa preferencia del electorado no tenga un candidato en la segunda vuelta, cualquiera que sea el. Pero no es sólo una cuestión de transferencia de votos de Lula. Es la fuerza que Lula representa, y también la capilaridad nacional que el PT posee».
De acuerdo con el IBOPE, el PT es el partido preferido del 29% de la población brasileña. El índice supera a los otros 34 registrados en el TSE sumados, y es el mayor desde 2014. El profesor de la USP afirma que el partido recuperó su prestigio porque «el proyecto de derecha naufragó».
«La derecha se embarcó en el camino del golpe parlamentario; después, en la aplicación de reformas altamente impopulares sin legitimidad del gobierno para hacer eso. Entonces, es obvio que una parte importante de la población se volcaría hacia aquel instrumento político que ya reconoce como representante de políticas sociales, de una posición progresista de izquierda, que es el PT», dice Secco.
Para el profesor, el gran desafío de Haddad, de perfil más moderado, es conquistar votos en reductos no tradicionales del partido –lo que, en la visión del profesor–, fue lo que determinó su elección para sustituir a Lula.
«Creo que tiende a hacer una campaña conciliadora. Pero eso estaría en contradicción con el programa actual del PT, que es el más radical de los últimos tiempos. Entonces, vamos a ver como el va a equilibrar la imagen de moderado con la radicalidad del programa».
Electores difusos
Maria Socorro Braga afirma que, para llegar a la segunda vuelta, el PT y los partidos aliados tienen que definir una estrategia para dar respuesta a un electorado fragmentado.
«Es un electorado que no se dice de derecha, de izquierda, ni de centro. El se coloca como ‘quien haga mejor o quien proponga condiciones políticas para que mi vida mejore o mantenga el nivel que yo alcancé’ es la tendencia del elector de volverse hacia esa fuerza», afirma. «Ellos tienen que conseguir transmitir esa certeza a un electorado que es volátil.»
Por eso, la profesora señala la importancia del papel de Manuela D’Ávila en la coalición «El Pueblo Feliz de Nuevo».
«Hoy es el electorado femenino que, por otro lado bloquea que la candidatura de Bolsonaro ascienda, que pueda pasar del nivel al que ya llegó, que parece un techo. Entonces, es ese electorado que es fundamental para este binomio, tiene que hacer un fuerte trabajo para alcanzar a ese electorado femenino», finaliza.
La encuesta de intención de voto del Instituto Datafolha, publicada este lunes (10), reveló que Jair Bolsonaro (PSL) tiene dificultades para conquistar votos entre los electores más pobres, con menor nivel de instrucción y entre las mujeres.
Edición: Diego Sartorato | Traducción: Pilar Troya