“La solidaridad es la ternura de los pueblos”
Gioconda Belli
Como siempre ocurre en estos últimos años en Venezuela, no terminamos de asimilar un acontecimiento, como fue el perverso intento de magnicidio del 4 de Agosto, cuando ya estamos ante otro suceso, nada menor, porque significa un conjunto de medidas, un plan estratégico del gobierno llamado “Programa de Recuperación, Crecimiento y Prosperidad Económica” con el objetivo de voltear totalmente la situación de brutal asedio y asfixia económica que desde el gobierno de Estados Unidos se viene aplicando contra Venezuela. Estas medidas económicas comenzaron el 20 de Agosto, otras vendrán en septiembre, y más adelante. Es un plan que se prevé dará sus primeros frutos en un plazo de 90 días y una total recuperación en dos años. Un reformateo de toda la economía, un nuevo modelo económico que va siendo implementado paso a paso. Avanzando y corrigiendo sobre la marcha.
El Presidente ha agregado una nueva cualidad al tipo de democracia que estamos creando, además de Participativa y Protagónica es una “Democracia Protectora” y es desde allí desde donde percibo e interpreto las nuevas medidas económicas, largamente esperadas y que comparto como ejemplo humanista.
En una reciente alocución el Presidente reveló: “En estos años hemos sufrido graves heridas, muy graves retrocesos, graves muy graves y es la imposición de una dolarización absolutamente criminal de todos los bienes y servicios del país; lo que no está dolarizado es el salario. Ahí está el meollo de la cuestión”. Y estoy segura que todos quienes lo escuchamos, sabemos que está hablando con verdad, esas heridas las sentimos todos los días cuando la escalada de precios en los últimos meses ha sido tan feroz, que un salario mínimo ya no alcanzaba para comprar el desayuno de un día.
Y se preguntarán ustedes. ¿Cómo ha hecho la gente para sobrevivir, cómo hacen para resistir? El gobierno ha implementado una serie de programas sociales que frente a la crisis, cumplen la función de escudos protectores priorizando a los más vulnerables, solo un ejemplo: los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), a través de los que se otorga una caja de productos básicos a un precio inimaginablemente bajo. Esto protege a más de 16 millones de personas de una población de 30 millones. En los 5 estados, de los 23 que tiene el país, donde los gobernadores se oponen al gobierno como es el estado donde vivo, se han nombrado altos funcionarios con el cargo de “Protectores” cuya función es puntualmente esa, la de proteger a la gente llevando comida, medicinas, organizando a las comunidades para la defensa, educando para tomar conciencia y cada día seamos más los que sepamos lo que está en juego.
Por eso, una de las medidas y quizás la de mayor impacto para la gente de a pie, ha sido la revalorización del salario mínimo con un sustancial aumento de BsS 51,96 a BsS 1.800, expresado en el nuevo cono monetario (Bolívares Soberanos). A fin de que este aumento del salario y las pensiones no dispare aún más la inflación, a partir del 1 de septiembre el gobierno cubrirá por al menos tres meses, el diferencial en el pago de este aumento, para lo cual tendrán que registrarse enviando la nómina de los trabajadores, o sus datos personales los independientes, a través de distintos mecanismos vía internet o presencial. En el momento de anunciar estas medidas, el Presidente afirmó: “Toda la riqueza del país para recuperar el valor del trabajo, del salario de los trabajadores”.
Otra de las medidas es la entrega al Banco Central de Venezuela el Bloque Ayacucho Nº 2 de la Faja Petrolífera del Orinoco que posee 29.298 millones de barriles de petróleo certificados, como parte de su respaldo para la emisión de activos financieros. Por tanto, para afrontar las enormes exigencias de recursos que el Programa de Recuperación va a exigir no se está privatizando los servicios públicos ni acudiendo al FMI con las nefastas consecuencias que sus préstamos significan. En una reciente declaración el Presidente comentó: “Este plan de Recuperación Económica no está hecho por el Fondo Monetario Internacional, la derecha de aquí salió a decir que esta acción es un ‘paquetazo’ ¡No señor, paquetazo es el que aplicaron en Colombia o en Argentina!».
Muchos escépticos opinan: esos son pañitos calientes que van a los síntomas y no a la raíz del problema; que el modelo económico es el que no funciona y el estado debe dejar de intervenir y sea el libre mercado quien se encargue de la economía del país. Pero cuando tienes un pueblo sometido a una hiperinflación inducida por esos mismos opinadores que con el jueguito del dólar paralelo han llevado al aumento de los precios a más del 100 por ciento mensual convirtiendo el sueldo de un mes en irrisorio, lo primero que tienes que hacer es proporcionar los medios para que la gente pueda comer, y eso es lo que se está haciendo. ¿O vas abandonar a las personas al hambre y la desnutrición como se hace en los países donde rige el modelo neoliberal? No, ese no es el modelo de la Revolución Bolivariana en la cual el ser humano está en el centro.
El reto del análisis y diagnóstico es difícil porque nos encontramos con un escenario nunca antes vivido, inédito, no existe un manual de economía para vencer una guerra no convencional. Nos enfrentamos a la situación de lo viejo que no termina de morir y lo nuevo que no termina de nacer. Vigente hoy más que nunca el pensamiento de Simón Rodríguez, maestro del Libertador: «¿Dónde iremos a buscar modelos? La América Española es original —originales han de ser sus Instituciones y su Gobierno— y originales los medios de fundar uno y otro. O inventamos o erramos.» Los “expertos” que miran desde el cristal del viejo modelo que ha regido la humanidad desde que la conocemos, en el que impera la ley de la selva y en momentos de crisis económicas salvan el sistema y no a las personas, a priori y sin siquiera haberlo estudiado, dicen que el Programa de Recuperación Económica no sirve, que Maduro está improvisando. Y a lo que se refiere el sabio maestro de Bolívar es que hay que dejar de imitar modelos e ideologías foráneas y atreverse a inventar, crear lo nuevo, la posibilidad de un camino alternativo al desarrollo neoliberal. No hay partitura escrita salvo la dirección clara de solidaridad dejada por el comandante Chávez. Y les pregunto a ustedes, dar ayuda, proteger a la gente ¿es bueno o es malo? ¿Vale o no la pena intentarlo?
En el discurso de juramentación, luego de ser reelecto para un segundo período (2019-2025) el Presidente hizo una autocrítica: “No estamos haciendo las cosas bien ¡Y tenemos que cambiar a este país! No estamos haciendo lo suficiente. Hace falta una gran rectificación profunda, hace falta hacer las cosas de nuevo, mejor. Pero tenemos que empezar por nosotros. No hay excusas, tenemos todo el poder político de este país. No podemos tener excusa para atender los problemas del pueblo compañeros, compañeras”. Y quienes lo escuchamos, sentimos que estaba hablando con gran verdad. La Revolución Bolivariana ha ganado todas las elecciones y tiene todo el poder político en sus manos. Sin embargo, el no contar con una oposición responsable, puede ser una desventaja, producir ceguera, no ver los errores para rectificar. Por eso a falta de oposición, demos gracias y bienvenida sea la crisis porque bien entendida, tal como la veía Einstein, es la mejor bendición para las personas y los países, un tiempo de gran oportunidad de cambio. De la crisis nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Un momento de desafíos y donde aflora lo mejor de cada uno.
Otra de las medidas es el anuncio de la internacionalización del precio de la gasolina en breve tiempo. Esta es una medida temida y largamente evadida desde hace treinta años. Y llegó la hora precisa de hacerlo porque en esta coyuntura de crisis están a favor tanto tirios como troyanos. Quizás muchos no saben que Venezuela tiene la gasolina más barata del mundo, mucho menos de un centavo de dólar por litro y no cubre su costo de producción, el Estado la subsidia desde mucho antes de la llegada del comandante Chávez. El primer objetivo de esta medida es impedir el contrabando de extracción de gasolina hacia Colombia donde el precio supera los 0,80 USD el litro, lo que hace que el contrabando sea sumamente rentable. Según informó el Presidente, Venezuela podría estar perdiendo alrededor de 18.000 millones de dólares anuales por concepto del combustible que se va de contrabando a Colombia y eso se tiene que acabar. La gasolina seguirá siendo subsidiada en Venezuela para quienes se registren en el Censo Nacional del Transporte que está en curso y a través del Carnet de la Patria un instrumento creado por el gobierno nacional para mejorar la eficiencia de sus políticas y programas sociales.
Otra de las medidas de este programa es que el nuevo cono monetario (Bolívares Soberanos), el sistema salarial y de precios acordados, estarán anclados a la criptomoneda venezolana: el Petro, respaldada por cinco mil millones de barriles de petróleo. Una medida inédita, orientada a revalorizar la moneda, evadir el bloqueo, y desligarse del dólar; la misma dirección que paulatinamente van tomando otros países como China, Rusia, Irán, India, Pakistán, Turquía entre otros.
Para quienes analizan todo desde lo externo, seguramente perciben que estamos detenidos, que no hemos o no podemos avanzar. Sin embargo, quienes hemos abrazado la dirección esencial de humanizarnos cada día, sentimos que estamos avanzando en la construcción del hombre nuevo, coherente, solidario, generoso. En el encabezado de esta nota transcribí la frase: “La solidaridad es la ternura de los pueblos” porque sintetiza el hilo conductor de este escrito y lo que estas medidas virtuosas, que no son las únicas ni serán las últimas, transmiten y ojalá contagien a muchos.