Es urgente invertir en educación para evitar una «generación perdida» de niños rohingya.
Según el nuevo informe de UNICEF/Child Alert, a más de 500.000 niños rohingya refugiados en el sur de Bangladesh se les niega actualmente la oportunidad de recibir una educación adecuada, y se necesita urgentemente un esfuerzo internacional para evitar que se conviertan en víctimas de la desesperación y la frustración. Unos 919.000 refugiados rohingya viven en el sur de Bangladesh, la mayoría de los cuales -unos 700.000- han llegado desde agosto de 2017, cuando comenzó el más reciente (y hasta ahora el mayor) éxodo de personas que huían de la violencia en Myanmar.
En el informe de UNICEF Futuros en la balanza: Construyendo esperanza para una generación de niños Rohingya, publicado un año después del inicio de la gran afluencia de los rohingya que huyen de la violencia extrema en Myanmar hacia Bangladesh, UNICEF advirtió que los niños y niñas que viven en campamentos de refugiados reducidos y con servicios básicos en el distrito de Cox’s Bazar se enfrentan a un futuro sin perspectivas, con escasas oportunidades de aprendizaje y sin saber cuándo podrán regresar a sus hogares. En Cox’s Bazar, que ya contaba con los peores indicadores para la salud y la educación de los niños de Bangladesh y donde un tercio de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, la población se cuadruplicó en pocos meses.
«Si no invertimos ahora en educación, nos enfrentamos al peligro muy real de ver a una «generación perdida» de niños y niñas rohingya, niños y niñas que carecen de las habilidades que necesitan para hacer frente a su situación actual y que no podrán contribuir a su sociedad cuando regresen a Myanmar», dijo Edouard Beigbeder, representante de UNICEF en Bangladesh.
Desde el comienzo de la crisis de los refugiados, la desnutrición aguda grave se ha identificado como una gran amenaza para la salud de los niños. En noviembre de 2017, un estudio registró una tasa de desnutrición aguda grave del 3% entre todos los niños y niñas menores de cinco años que viven en campamentos. Según UNICEF, más de 50.000 niños menores de 5 años necesitarán atención para esta enfermedad en 2018.
Según el informe, los firmes esfuerzos de ayuda internacional, encabezados por el Gobierno de Bangladesh, han tenido éxito en el establecimiento de servicios básicos para los refugiados. Se han evitado los temores de epidemias graves, al menos por el momento.
Proporcionar educación para la repentina afluencia de niños y niñas recién llegados ha sido un gran desafío para UNICEF y sus aliados en materia de educación. En julio de 2018, había unos 1.200 centros de aprendizaje en funcionamiento y se había matriculado a unos 140.000 niños. Sin embargo, no había un plan de estudios convenido, las aulas a menudo estaban superpobladas y no había servicios básicos como agua y otras instalaciones. Actualmente se está elaborando un nuevo plan de aprendizaje destinado a proporcionar a los niños una educación de mayor calidad, que incluye la lectura, el lenguaje y las matemáticas, así como otras competencias esenciales para la vida.
Según el informe, la comunidad internacional debería invertir en apoyar la educación de calidad y la preparación para la vida activa de todos los niños rohingya, especialmente las niñas y los adolescentes, que corren el riesgo de quedar excluidos. También es necesario que el Gobierno de Myanmar garantice que en el estado de Rakhine, donde hay más de 500.000 niños rohingya, los niños de todas las comunidades tengan igual acceso a una educación preescolar, primaria y posprimaria de calidad.
Según las Naciones Unidas, más de 690.000 personas en el estado de Rakhine necesitan ayuda humanitaria, la mayoría de las cuales -unos 595.000- son musulmanes apátridas (por ejemplo, los rohingya). Se calcula que más de 360.000 niños y niñas de todas las comunidades de Rakhine necesitan asistencia humanitaria. Entre enero y junio de 2018, se denunciaron más de 900 casos individuales de violaciones sobre la protección de menores en Rakhine, incluidos los casos de niños no acompañados y separados de sus familias; niños que sufrieron violencia sexual y física; niños que se enfrentaron con el sistema de justicia después de intentar huir de Myanmar sin autorización.
El informe señala que una solución duradera a la crisis de los rohingya requiere abordar la situación en el norte de Rakhine. Pide que se apliquen las recomendaciones de la Comisión Consultiva sobre el Estado de Rakhine, incluido el reconocimiento de los derechos básicos de la población musulmana que vive allí – el derecho de circulación, el acceso a servicios básicos como la salud y la educación y los medios de subsistencia.
También hace un llamamiento al Gobierno de Myanmar para que proteja a los niños rohingya y a los niños de todos los demás grupos étnicos y cree las condiciones adecuadas sobre el terreno que permitan el regreso voluntario, seguro y digno de los refugiados rohingya a sus comunidades de origen.
UNICEF ha estado trabajando sobre el terreno en el sur de Bangladesh desde el comienzo de la crisis, como parte de una coalición de organismos nacionales e internacionales. En 2018, UNICEF hizo una petición por valor de 28,2 millones de dólares estadounidenses para sus actividades de educación de los refugiados rohingya. Hasta ahora, sólo ha recibido el 50% de la cantidad solicitada.
Traducido del italiano por María Cristina Sánchez