No habrá desfile, ni despedidas llorosas, ni siquiera un beso de Jean-Claude Juncker. En cambio, el tiempo de Grecia como colonia de facto de la Unión Europea terminará el lunes, como comenzó en 2010, con el trazo de la pluma de un eurócrata anónimo. Grecia sale de su régimen de «rescate» de ocho años, de unos 300.000 millones de euros, con una carga de deuda que muchos economistas, incluidos los del Fondo Monetario Internacional, consideran insostenible. También es un país mucho más pobre de lo que era cuando la UE intervino, con una economía en declive de casi el 25 por ciento en el curso de los rescates (una actuación que pone a Grecia en liga con países como Venezuela, Libia y Yemen).
Las palabras anteriores provienen de Matthew Carnitsching en su artículo en Politico, para el día de salida de hoy de Grecia con respecto a los Memorandos.
El exministro griego de Economía, Gianis Varoufakis, explica lo que está sucediendo y por qué no deberíamos alegrarnos como se explica a continuación:
- Incluso nuestro propio dinero que el BCE nos debe y que acordó devolvernos a plazos antes de 2020 -para devolverlos, por supuesto, fingiendo que nosotros los devolvemos- se devolverá cada tres meses previa evaluación por parte del BCE, la UE y… FMI.
- El llamado alivio de la deuda significa, en esencia, facilidades de pago hasta 2032, ya que retrasaron los reembolsos de alrededor de 100.000 millones para después de 2032.
- Este aplazamiento siempre será condicional si no cumplimos con metas primarias que impliquen una austeridad estricta y garanticen la nivelación del sector privado, de las familias y de la inversión pública.
- En esencia, se trata de una brutal carga de la deuda, ya que entre 2032 y 2060 nuestro Estado tendrá que pagar entre el 15% y el 20% del PIB, o en otras palabras, el 55% de los ingresos fiscales actuales del Estado (que, por cierto, disminuyen con el paso del tiempo, debido a la recesión y el cambio de la deuda).
A partir de esta fase de la crisis económica, la UE no se vería afectada en su conjunto. Fue mucho más fácil golpear a un país (o a unos pocos países pequeños) para pasarles la crisis del sistema financiero, en lugar de hacer profundas reestructuraciones en el diseño de la Unión para converger más en el concepto de solidaridad y reciprocidad. Además, el concepto de solidaridad, como afirma Carnitsching y su reciente artículo, se percibe de diferentes maneras hoy en día en la UE. Nada se puede construir sobre una base seria y humanista si como Unión no entendemos e interpretamos las nociones de autonomía, solidaridad, soberanía, al menos de la misma manera: que toda política aplicada tiene que conducir al bienestar de todos los pueblos, especialmente de los más débiles.